Economía
Manuel Funes Robert (21/11/2011)bce
Con esta frase se ha dirigido ZP al nuevo presidente del BCE,  voz que se ha unido sorpresivamente con otras muchas en la misma dirección, lo que contrasta con el silencio con que se ha tratado el tema en los últimos dos años. Por fin se ve la solución, que no es otra que imponer al BCE el cumplimiento con retraso de su obligación fundamental. Esta no es estabilizar los precios, sino proveer de financiación al sistema.

Ha hecho fortuna esta frase mía «el BCE es el prestamista en última instancia», esto es, quien puede prestar cuando nadie puede hacerlo. Pero al error de imponer al BCE solamente la estabilidad de los precios, nos olvidamos que hay dos procedimientos para hacerlo. Uno es reducir la demanda, lo cual significa sufrimientos adicionales; el otro, incruento, barato y eficaz, es aumentar la oferta de productos. Y esa oferta es posible cuando hay recursos ociosos, materiales y  humanos. Solo falta financiación, de la cual el BCE dispone sin limitación alguna.

Ocurre que esta segunda formula no es del agrado de los mercados, de los intereses privados, pues montan su negocio en la base del dinero escaso y caro, pero finalmente se verán empujados por la cruda realidad a la solución correcta.

El gran obstáculo está en la Merkel que actúa obsesionada por la inflación alemana de 1926. Y a estos efectos de recuerdo yo le dirijo el siguiente y más importante recuerdo. El de Hjalmar Schacht, ministro de Hacienda con Hitler que se anticipó a Keynes y habiendo conseguido que se le diera libertad para el manejo del Reichsbank inundó Alemania de marcos canalizándolos a través de grandes obras publicas -autopistas-. Acabó con el paro de esta forma en Alemania antes que en cualquier otro país. La sombra de Hitler se proyecta negativamente sobre este acontecimiento, pero conviene recordar que Schacht fue absuelto en el proceso de Núremberg.

Galbraith hablando sobre este fenómeno escribió: «Schacht había descubierto la manera de acabar con el paro antes de que Keynes acabase de explicar por qué se producía». En 1936 el paro había desaparecido en Alemania. Es la experiencia que convenció posteriormente a Roosevelt cuyo new deal es la repetición de la experiencia alemana, que el propio Schacht relata en su libro «Mehr Geld, Mehr Arbeit und  Mehr Kapital» («Mas dinero, mas trabajo, mas capital»). Relata en ese libro la sorpresa que le produjo encontrar en el banco central alemán la prohibición de aumentar moneda sin antes aumentar la cantidad de bienes. Y el se dio cuenta de que la realidad era la contraria: tiene que aumentar previamente la cantidad de dinero para que aumente la cantidad de bienes. Y es lógico porque el dinero es un medio de producción. Y el medio tiene que crecer para que crezca el fin.

Si la señora Merkel se hubiera molestado en leer este libro de su compatriota, hoy el camino estaría definitivamente abierto para la superación de la crisis.

Al terminar estas líneas se confirma el triunfo por mayoría absoluta del PP de Rajoy. Si mañana insiste en su voluntad de ser ajustador y riguroso, no solucionará los problemas, antes bien, empeorará la situación y la crisis adicional que provocará, se le llevará por delante, como lo ha hecho con Zapatero.