Internacional/Economía
Manuel Funes Robert (12/12/2011)manuel-funes-robert-1
Mientras el Reino Unido mantiene la línea de la dama de hierro cuando dijo aquello de que «ni este gobierno ni ningún otro de los siguientes aceptarán nunca la desaparición de la libra esterlina», en Europa se sigue avanzando en incluir una componente jurídica inútil y contraria a las bases del Derecho. Ya lo ha hecho en menor grado al poner un tope cuantitativo a los déficits presupuestarios en una misma cifra para 23 desiguales, cuando además, por ser relativa, no dice nada en si misma sino la relacionamos con las cifras de partida, que son las que le dan sentido.

Y así, un 3% de déficit puede ser peligroso para si se está cerca del pleno empleo y uno del 20% puede ser insuficiente si tenemos un paro del 30%. Con lo cual llegamos al descubrimiento de que la norma impuesta significa poco o nada y para unos poco, y para otros mucho.

Pero la segunda agresión, magnificar el fenómeno contable aludido hasta convertirlo en delito, que es eso y no otra cosa es el imponer sanciones económicas automáticas a los países que no cumplan esa absurda norma.

Porque, en efecto, ¿qué es el Derecho Positivo? Según el maestro Federico de Castro «la reglamentación organizadora de la vida de una comunidad legitimada por su armonía con el Derecho Natural. Esta armonía es la que permite distinguir el verdadero Derecho de los meros mandatos de la fuerza o de las ordenanzas de bandidos».

La relación entre el mundo de la economía y en particular de relación entre los ingresos y los gastos públicos con el Derecho Natural es inexistente y absurdo en el planteamiento. Porque además la diferencia entre ingresos y gastos que puede tener en algún caso relación con la contabilidad privada no es aplicable al Estado, aparte de que el mundo privado se rige precisamente por el proceso opuesto.

Gastar lo que no se tiene, cuando acude a las líneas de crédito de los bancos para devolver no lo que se recibe sino lo que se gana con el uso de lo que se recibió y que no se tenía. Para eso nació como practica universal el mundo del crédito. Si al absurdo de aplicarle al Estado lo que no se aplica a la más pequeña de las empresas, añadimos la penalización, estamos agraviando al mismo tiempo a la vida económica y a la vida jurídica, al Derecho, que estará siempre en la base de esa legitimación.