Economía/Europa
Manuel Funes Robert (16/1/2012)manuel-funes-robert-1
No se concibe unidad política en el campo internacional que no haya tenido siempre una moneda propia. La moneda propia europea ha dotado a nuestra área de un elemento esencial para el nacimiento y existencia de las unidades políticas que forman la humanidad.

El euro aceptado sin reservas con la importante excepción de Inglaterra ha hecho más por la unidad política de Europa que cualquier texto legal incluida la propia constitución europea. De modo y manera que por haber nacido el euro hemos creado la base de la nación Europa.

Si este nacimiento hubiese ido seguido de una correcta administración de la nueva moneda estaríamos políticamente más unidos y económicamente más ricos, pero como se ha administrado muy mal nos hemos acercado políticamente al tiempo que nos hemos empobrecido y en riesgo estamos de que el fondo político de esa unión acabe en una crisis económica sin precedentes.

La razón es la paradoja de que cuanto más poder político podía tener esta nueva nación se ha dejado secuestrar por los intereses financieros privados a una escala en que estos últimos nunca hubieran podido soñar. Antes de la unión monetaria, los mercados tenían que defenderse de sus enemigos naturales: los bancos centrales de cada uno de los países de la UE. No olvidemos que son los institutos emisores,  los que pueden hacer que la moneda sea tan abundante y barata como convenga a la economía general. Ahora, con conquistar uno, el BCE, los mercados obtienen el poder absoluto. Lo han conseguido plenamente y por tanto la unión monetaria no tiene banco central sino un instrumento delegado de los mercados, delegación que para justificarse necesitaba crear una doctrina ad hoc. Y la base de esa doctrina ha sido la magnificación de la inflación y el control del gasto como males fundamentales a combatir.

Tengamos en cuenta de que a los países no les ha llegado un euro sino dos: uno para cobrar y comprar.  Al comenzar la circulación del euro, a los salarios se les aplicó la equivalencia en euros. Sin embargo, los precios subieron por el redondeo, siendo así que mientras los salarios han subido un 7%, muchos precios han subido hasta el 40%. De este modo, la implantación del euro provoca los males contra los que dice luchar.

Pero hay más errores. Siendo la inflación la subida general de precios, se puede distinguir restringiendo la demanda o aumentando la oferta. El primer procedimiento se logra haciendo el dinero escaso y caro. El segundo haciéndolo aumentando la oferta monetaria según lo que yo llamo el Principio de Financiación Creciente: » la financiación previa, abundante y barata es condición necesaria y en general suficiente para la baratura de las cosas».

Los mercados, dueños del BCE, se obstinan en aplicar el primer procedimiento, es decir, hacer le dinero escaso y caro. Con lo cual no luchan contra la inflación, sino a favor de esta. Este erróneo procedimiento no hace otra cosa que hundir la demanda, y esta es la causa de la crisis.

Se dirá a todo lo anterior que el BCE ha bajado los intereses hasta el 1% solo para los dineros que anticipa o presta, pero si no lo hace en la escala necesaria, ese 1% opera poco o nada y los Estados tienen que acudir a los mercados financieros a proveerse a un tipo de interés que en casos como el de Italia, supera el 6%. Por tanto, la rebaja de tipos es ficticia y aparecen como beneficiarios únicos los famosos mercados.