España
José Manuel G. Torga (1/1/2012)periodico-nivel1
El 31 de diciembre de 1969, final de la década correspondiente, queda como una fecha insólita en la hemerografía española, por la salida a la calle del que pretendía ser el primer número de Nivel (El diario nacional de la mañana) y se convirtió, a la vez, en el último. El Ministerio de Información  y Turismo, que por entonces tenía como titular a Alfredo Sánchez Bella, prohibió la continuidad del periódico, cuya colección, por tanto, consta de ese único número, que figuraba lógicamente como 1, del año I.

Sánchez Bella al tiempo de ser designado ministro por Franco desempeñaba el cargo de embajador de España en Roma, desde donde algunos observadores consideraban que coordinaba servicios de información para Carrero Blanco de varios países europeos. Cuando se instaló a vivir en la residencia del titular de la cartera ministerial, en el actual edificio del Ministerio de Defensa, comentó que Fraga lo había dejado «con olor a pote gallego» y encargó una nueva decoración a un italiano.

Algunas iniciativas pintorescas del recién llegado ministro despertaban sonrisas y chascarrillos. Proclamaba que había que «japonizar España» y que la red de Paradores Nacionales de Turismo debía ser complementada con otra red de Mesones Nacionales. Bastantes años después, durante la transición política, tuve ocasión de cambiar unas frases con él, durante un encuentro ocasional, y me pareció un personaje tan sinsorga como siempre.

En su editorial, «Nivel años 70», figuraban unos propósitos que no chirriaban ni siquiera con  las limitaciones de la época. El texto terminaba con este párrafo:  «En esta línea queremos estar todos los días en la calle, con espíritu de futuro. Desearíamos que Nivel fuera, dentro de sus posibilidades, el periódico de los años 70 y de la nueva sociedad española». Sorprendentemente, no se le permitió pasar a la nueva década, que se abría justamente al día siguiente.  En la página 4, una información iba titulada con una frase del ministro Sánchez Bella («Queremos un periodismo distinto»). Como cabe deducir, su idea no coincidía con el juicio de intenciones que aplicaba al nuevo periódico y lo cerró a la brava. Desde luego, aquello no tuvo el menor sentido.

El editor de Nivel era Julio García Peri, un empresario que había amasado una cierta fortuna con publicaciones especializadas, financiadas con la abundante publicidad de laboratorios farmacéuticos; finalmente terminaría arruinado. El director previsto, y actuante entre bastidores, era Manuel Martín Ferrand, si bien figuraba, como director interino, Mauro Muñiz.

Hay que ver lo que son las coincidencias. Mauro Muñiz, acaba de fallecer el 29 de diciembre de 2011, fecha en que cumplía los 80 años. Solamente seis años atrás leyó su tesis doctoral, con el título «El diario Nivel, umbral de la prensa democrática española».

Mauro Muñiz había pasado por la Prensa del Movimiento, como redactor-jefe del diario Ofensiva, de Cuenca. En su ciudad natal, que era Gijón, trabajó en el periódico El Comercio. Ya asentado en Madrid desempeñó cometidos profesionales en revistas como El  Español, fundada por Juan Aparicio, y La Actualidad Española. Coincidimos en PESA, cada uno como redactor-jefe en distinto diario, de los dos que editaba durante algún tiempo aquella empresa. Más tarde volvimos a encontrarnos en TVE; ahí Mauro  luchó contra la política felipista en aquella casa, y para ello se puso al frente de APLI (Asociación Profesional Libre e Independiente). Publicó varios libros y escribió la letra de algunas canciones.

El 23 de octubre pasado visité en la Clínica Jiménez Díaz, de referencia para la Asociación de la Prensa de Madrid, a Alberto Miguel Arruti, antiguo director de los Servicios Informativos de RNE y de TVE. Allí coincidí con el ex director del Instituto de Radio y Televisión, Tomás Bethencourt, y con  ex decano de Ciencias del Información, Javier Fernández del Moral; Arruti,  cuyo fallecimiento no se preveía, nos dijo que también estaba hospitalizado, muy grave, Mauro Muñiz. Pues Arruti, trasladado a una residencia para la tercera edad, murió sólo unos días después. Mauro Muñiz ha sobrevivido un par de meses.

La proximidad de las fechas ha contribuido a asociar el caso atípico de Nivel y el nombre del colega Mauro Muñiz. Su tesis doctoral sobre el diario de un solo día debió de exigirle allegar muchos materiales concomitantes.