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[SEPA] (28/4/2012)
Las reacciones del gobierno español ante la decisión del Gobierno Argentino de expropiar la participación de la compañía española REPSOL en la petrolera YPF, no se hicieron esperar y a las pocas horas del anuncio de Cristina Fernández de Kirchner, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español declaró que denunciará a la Argentina ante los foros internacionales. 

La reunión del G-20 que tendrá lugar en junio próximo en México, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) serán algunos de los escenarios en los que podrán escucharse los lamentos ibéricos por la decisión de Argentina. Sin embargo los analistas internacionales coinciden en que tales gestiones serán relativamente infructuosas y lo más que pueden lograr son represalias retóricas.

En el Foro Económico Mundial celebrado en Puerto Vallarta (México) Mariano Rajóy ya ensayó su discurso, que según la propia prensa española repetirá hasta el hartazgo los próximos meses atento a la doble utilidad que le presta. Por un lado tiene una causa real para adjudicar los magros resultados de las medidas que ha implementado en su país para superar la crisis en la que se encuentra y por el otro la sobreactuación es una formidable medida de distracción cuyos efectos, estiman sus asesores, detendrá la estrepitosa caída en los niveles de popularidad que ha sufrido en las últimas semanas.

En este sentido Mariano Rajoy declaró que: «… que la nacionalización de YPF puede dañar a toda la región, al ahuyentar a potenciales inversores extranjeros cuando la afluencia de capitales es imprescindible para mantener el ritmo de crecimiento. Aunque aseguró que… él intentará evitarlo».

Agrega le gobernante español, que: «alguien puede pensar que [lo que le ha ocurrido a Repsol] puede ocurrirle mañana a cualquier otra inversión. Eso sienta un grave precedente para el conjunto de las relaciones comerciales en una economía globalizada».

En el ajedrez internacional hubo posiciones encontradas y algunas previsibles. El Presidente de México Felipe Calderón (que además es el presidente pro-témpore del G-20) calificó a la decisión argentina como «muy poco responsable y poco racional» y pidió que se la rectifique. La petrolera estatal mexicana Pemex posee el 9,49% de Repsol, sin embargo y a pesar de ello Calderón aclaró esta circunstancia no tiene nada que ver con su postura. También el candidato favorito a suceder a Calderón, del PRI Enrique Peña Nieto, se alineó con España.

Sebastián Piñera, Presidente de Chile instó a Argentina a respetar los convenios internacionales. La petrolera chilena Enap tiene invertidos unos 100 millones en explotaciones conjuntas con YPF. Por su parte, el venezolano Hugo Chávez defendió la decisión de Buenos Aires y denunció las «amenazas o intentos de intimidación» de España. El boliviano Evo Morales dijo que se trata de un asunto bilateral y destacó sus buenas relaciones con Repsol.

A pesar de los apoyos que se estima que va a obtener el gobierno de España sobre todo en Europa, la administración del conservador PP ha quedado esperando con cierta decepción una reacción más importante desde los Estados Unidos. Si bien las primeras declaraciones de Hillary Clinton en Brasil hacían presumir una postura clara sobre la cuestión cuando declaró, que: «Las decisiones tomadas por los diferentes países son decisiones que ellos deben justificar y deberán vivir con ellas», las repercusiones posteriores se diluyeron en frases de compromiso.

El portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, dijo a la prensa española «estamos siguiendo el desarrollo del asunto», manifestando desconocer los detalles, algo impensable a esos niveles.

En este contexto ¿Alguien puede suponer que este tema no fue tratado en la inusual entrevista que tuvo el Presidente Barack Obama con la Presidenta argentina Cristina F. de Kirchner, el pasado fin de semana en Cartagena de Indias (Colombia)?

La prudente reacción del gobierno estadounidense coincide con la prudente decisión del gobierno argentino de dejar intacto al 17% del paquete accionario que tienen los fondos de inversión estadounidenses.

Es posible que la administración no quiera quemar las naves con el segundo país de Sudamérica, al menos en un momento en que su influencia en la región se ha visto resentida como lo demostró la última Cumbre de las Américas.

Tal vez el gobierno estadounidense espere una participación más directa de las «inversiones» prometidas en el discurso presidencial de Cristina Kirchner que se afanó por aclarar que las medidas no implican una «estatización» de la Petrolera, sino un simple instrumento para recuperar el «control» de un recurso estratégico.

Los propios actores europeos reconocen que tienen un acotado margen de maniobra y una escasa capacidad de daño, tal como dar prioridad al biodiesel europeo por sobre el argentino o eliminar las ventajas arancelarias que tiene Argentina hasta 2014 como país en desarrollo. Todo ello frente al déficit que implicó la importación de petróleo para Argentina por 9.000 millones de dólares anuales a causa de REPSOL, queda minimizado.

Tal vez la pelea se reduzca al monto de la indemnización ya que a pesar de la retórica, España está con otros problemas, con un cazador cazado a lo Borbón y con una crisis en puerta que no podrá ser explicada con el episodio de REPSOL por mucho tiempo más.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización del diario El Peso.com.