Sin Acritud…
Manuel Funes Robert (9/4/2012)papa
«El Capital, semidesmantelado por mil afortunados ataques, aún levanta entre nosotros su imponente silueta»
(Schumpeter: «Capitalismo, socialismo y democracia»)

El principio de la infalibilidad del Papa solo se aplica a las cuestiones de fe. En efecto, cuando el Papa afirma en Méjico que el marxismo ha dejado de ser explicación para los males de hoy, comete un error frontal porque ahora el marxismo histórico explica mejor que nunca los males de hoy.

En efecto, lo que ha cambiado en el ámbito de validez de aquella doctrina es la escala de su aplicación que debido a la globalización ha derribado  ronteras y se ha acercado al modelo de unidad política mundial.

La esencia del marxismo consiste en estas ideas básicas: la evolución de la sociedad está condicionada por la evolución de los medios de producción.

A los siglos de artesanado, de los dueños de los medios de producción y el que los ponía en marcha ha sucedido una revolución en dichos medios cuando el hombre descubre la tremenda fuerza expansiva del vapor de agua y de la electricidad. Los medios de producción elementales y baratos se convierten en maquinarias tan eficaces como caras de las cuales solo podían ser dueños una minoría. Y este hecho divide a la sociedad en dos clases, los dueños de dichos medios y los que solo tienen su trabajo para asalariarse con ellos. Desequilibrio de fuerzas que conducía fatalmente a la explotación de los primeros sobre los segundos.

Esta situación acabaría en que los ricos eran cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Cambiando de escala, este principio comienza a ser preocupantemente actual, pues nadie negará que los países ricos aún en la crisis actual se distancian cada vez más de pobres.

Pero hay una evolución importantísima y sin precedentes en la historia: el cambio de naturaleza del dinero en el siglo XX, cuando pasa de dato para los gobernantes a variable política. Y la fe de Marx en el patrón oro, hoy desparecido, se descubre en esta frase: «todas las mercancías en medio de su abigarrada composición equivalen a una ciel-capital de Karl Marxerta cantidad de oro». Nunca imaginó que equivaldría a una cierta cantidad de papel. Y al producirse una revolución de tal categoría en el medio de producción mas universal y más importante se cumpliría el aserto marxista de la aparición de la tiranía cuando después de una época brillante, los mercados privados anulan dicha revolución monetaria consiguiendo que el dinero vuelva a ser escaso y caro mediante su conquista de la gestión de los bancos centrales. Y con ello en la actualidad se reproduce otro principio marxista: «en el capitalismo, el gobierno se convierte en un comité de gestión de los intereses de la burguesía». De este modo, el BCE que debería enjugar las deudas soberanas de sus países miembros a precio cero (excepto los gastos de tinta y desgaste de la imprenta de billetes) lo presta a los bancos (en viejos tiempos, burguesía; hoy mercados) para que a su vez se lo presten a tasas altas a los Estados.

Así vemos a esa situación en la que los tecnócratas de Bruselas luchando contra los pueblos que se resisten al ajuste que es la forma moderna de explotación. A esta lucha y redescubrimiento del marxismo teórico he dedicado mi último «LA LUCHA DE CLASES EN EL SIGLO XXI» (ESIC, 1997).

NOTA:
Hace unas semanas anticipé que al segundo rescate a Grecia le sucederá un tercero, pues las draconianas condiciones que impone Bruselas  dejan sin oxigeno a su economía imposibilitando su crecimiento. Si observan las noticias económicas verán que Grecia ya está pidiendo el   ercer rescate. Portugal, en situación parecida con un decrecimiento del 3% de su PIB este año se aprestará en breve a pedir el segundo.