Grecia/Europa
Manuel Funes Robert (27/8/2012)

Antonis Samaras, primer ministro griego, con Angela Merkel, canciller de Alemania
Antonis Samaras, primer ministro griego, con Angela Merkel, canciller de Alemania

La política de ajuste permanente de la UE ha logrado llevar a la recesión a siete de los doce países, y aún parece poco, por cuanto Merkel presiona para incrementar dicha presión contraproducente hasta lograr el castigo penal automático previsto.

En Grecia hay algo peor, la población ha perdido un 20% de capacidad adquisitiva y aún parece poco a los de Bruselas que insisten en pedir aún más renuncias al país heleno para recibir algo que desde luego, es mucho menos de lo que se pierde por ese algo. Y no dejamos de oír la que la salida del euro de Grecia será una calamidad para el país y una manera de salvar al euro. Falso de toda falsedad. Quien tiene que perder con esa hipotética salida no es Grecia sino el grupo de Bruselas que obligado por la presión creciente a insinuar modificaciones en su  política de ajuste, se refugia en el tiempo para no aplicar lo que se pide. Alude Bruselas a la defensa del euro, cuando lo que amenaza al euro es su escasez cuando su cuantía depende únicamente del poder legítimamente conseguido para el BCE, cuya liquidez no tiene limite objetivo.

El ultimo artificio inventado por los ajustadores para seguir castigando a la población europea es el de la troika, mediante la cual se refuerza el poder del culpable, que ya no tiene que convencer a todos los poderes de la UM, sino solo a dos, de lo cual se deduce que no hay  propósito de enmienda. El temor a la salida de Grecia por imposición o por voluntad propia causa más temor en Bruselas que en Atenas, pues tan pronto como se salga un país, le seguirán otros al ver lo que consigue el que se sale: soberanía monetaria, vuelta a su moneda de siglos y administrada desde el propio país.

Todas las imposiciones dictadas desde Bruselas no tendrán ningún efecto en el país que abandone. Y si la moneda renacida sale infravalorada respecto al euro, fomentará las exportaciones del país que se salga hacia el resto de los que permanecen. Y los que aguantan el ajuste continuado caerán en la tentación de la salida voluntaria y cuando muchos estén fuera y dueños de sus respectivas monedas el euro desaparecerá por si solo. Con ello la amenazada Grecia habrá conseguido soberanía, libertad y sobre Bruselas habrá caído el castigo que merecen quienes hoy la gobiernan.