España
espacioeuropeos.com (25/9/2012)gofio-canario
El gofio canario en Madrid es un producto escaso, que parece inexistente en el comercio, sin atender a un mercado real y a otro potencial, de superior volumen. Nos informan algunos buscadores recalcitrantes, que viven la aventura de demandarlo, siguiendo pistas, con resultados apenas diferenciados de los conseguidos por perseguidores del mito de Eldorado.

Para quienes no conozcan este alimento, aclaramos que el gofio es una harina de maíz (millo, entre los isleños) o de trigo, tostados, con tradición muy arraigada, respectivamente, en las provincias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife. Antiguamente, la pella (gofio amasado con agua), sustituía al pan en muchos hogares; pero también se echaba en la sopa, en el tazón de leche, etc. Actualmente se condimenta como plato independiente y, además, en repostería y en heladería. Ahora, en las Islas Canarias se vende también una variedad de bolsas de gofio con mezcla de harinas de diversos cereales, tostados en los molinos que funcionan al efecto.

En Madrid, a diferencia de lo que ocurría hace años, cada vez resulta más difícil encontrar gofio envasado.

Ha habido un centro cultural y gastronómico del Gobierno de Canarias, situado en la madrileña calle de Alcalá, y que acaba de cerrar. No puede extrañarnos ya que, teóricamente vendía gofio; pero la respuesta más habitual al ir a comprarlo era que no había llegado. Al escucharlo una y otra vez recordaba el «Esperando a Godot», del teatro del absurdo.

El otro centro de referencia, descartadas las grandes superficies, es la «Casa de Canarias» en Madrid. Allí dicen, de modo similar, que están a la espera de su recepción o pendientes de hacer el pedido, pero si quedan en avisar por teléfono de la llegada de gofio, no lo hacen, porque, cuando semanas o meses después se insiste, todo sigue igual.

Está visto que las autoridades canarias dedicarán su tiempo a otras cosas, de sus específicos intereses; pero a la promoción del gofio en la capital de España, queda claro que no. Así va, desafortunadamente, la economía de las Islas Canarias, porque, como enseña el refrán, «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero».