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Weja Chicampo Puye (24/1/2013)
El pasado día 16 de enero miembros de la Organización de las Fuerzas Castrenses de Guinea Ecuatorial (OFC), celebraron una reunión para posicionarse frente al régimen de Teodoro Obiang Nguema.  Según el comunicado del 17 de este mes, firmado por Pedro Elá Asumu, Teniente de las Fuerzas Armadas y secretario adjunto de dicha organización, los militares adoptaron medidas y exigencias en relación a la permanente mala actuación del  actual Jefe de las Fuerzas Armadas de Guinea Ecuatorial.

Una de estas medidas es desobedecer la orden ministerial de Defensa en relación a los cambios de destino de los «no oriundos de Mongomo». Orden que deciden desobedecer sin más trámites. Y exigen a Teodoro Obiang Nguema y familia el abandono del poder en Guinea Ecuatorial.

El pronunciamiento de la OFC, que se hizo público el pasado día 17, concluye que «El cuerpo castrense en la Republica de Guinea Ecuatorial es una manada de ovejas, las cuales, se las llevan a cualquier dirección y a cualquier momento para ir a comer hierbas donde quieren los que dan las órdenes ministeriales, sin respeto a nuestras familias ni mucho menos a nuestra integridad personal como seres humanos.»

A través de Internet hemos sabido que el general-presidente, Teodoro Obiang Nguema, ha anulado la orden del ministerio de Defensa para el cambio de destino de «ciertos militares». ¿Es cierto que así ha sido? ¿El general-presidente ha rectificado su discriminada orden?

El principio de «orden contra orden» en una sociedad no es más que el resultado del desorden de los gobernantes, ya sean civiles o militares.

Con la reciente creación en Guinea Ecuatorial de la OFC, queda claro que el Ejército se divide ya, no en dos sino en tres partes; a) las supuestas Fuerzas Armadas y de Seguridad Nacional de la República de Guinea Ecuatorial que solo existe en el papel y en las diferentes constituciones del país; b) las fuerzas armadas y de seguridad del régimen de Obiang y familia cuyo objetivo y existencia es imponer su dictadura sobre los derechos de la población civil; c) la OFC,  cuyo objetivo se recoge en su comunicado.

Al no existir una verdadera institución de las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado en la República de Guinea Ecuatorial que defienda los valores supremos que establece la Constitución y mucho menos defender los derechos civiles, políticos y económicos de la desamparada sociedad guineana; Obiang Nguema y su familia por una parte, y la Organización de las Fuerzas Castrenses por otra, definan con claridad  quién dirige las Fuerzas Armadas y de Seguridad Nacional. Es necesario que las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado cumplan con su cometido como establece la Constitución.

Weja Chicampo
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Y atendiendo a su comunicado, la OFC  sabe que «en el mundo entero, y no solamente la vida de los Castrenses, se habla de los Derechos Humanos, el Derecho de los Niños, el Derecho de la Mujeres, etc. Pero, en Guinea Ecuatorial, ningún ciudadano es digno de este trato». Asimismo, afirma que «No respetaremos más los órdenes de la dictadura y estamos determinados a luchar para defender nuestro honor, dignidad y manifestamos públicamente que no volveremos a maltratar ni a matar a nuestros hermanos civiles tal como ha ocurrido desde la llegada al poder del Dictador Obiang

Los ciudadanos de Guinea Ecuatorial tienen el derecho de saber quién de los miembros del cuerpo uniformado defienden verdaderamente los valores supremos del Estado y quién viola las leyes para su provecho personal. Hasta la fecha los civiles somos las únicas víctimas de su acción represiva y brutal.

La OFC tiene la palabra para determinar el límite a tanta impunidad que el cuerpo uniformado bajo las órdenes de Teodoro Obiang Nguema goza hasta la fecha en Guinea Ecuatorial.