España
Diego Camacho (11/2/2013)Mariano Rajoy
Hace unos días el Presidente del gobierno pedía confianza a los españoles sobre su inocencia y la del partido respecto a los sobres de Bárcenas. Me recordaba a su jefe de filas cuando también pedía al pueblo español que le creyeran ”por favor créanme, en Irak hay armas de destrucción masiva”. Cuando un político apela a la fe en lugar de a la transparencia es sano pensar en la hipótesis más probable: que está mintiendo.

Cuando Rajoy fue ministro por primera vez, su partido alcanzó el poder gracias a las promesas de regenerar la política, desclasificar los papeles del CESID y limpiar el Servicio de Inteligencia. Como miembro del Consejo de Ministros participó en: poner al frente de la Inteligencia del Estado a los golpistas de 1981; no regenerar; no desclasificar y permitir que la limpieza se materializara en expulsar a  agentes que nada habían tenido que ver en los diversos escándalos: GAL, escuchas, ´Menguele´, ´Crillón´… mientras se ascendía a todos los responsables de esos asuntos.

Como candidato en las últimas elecciones generales, Rajoy prometió: no subir los impuestos, sacar a ETA de las instituciones, cazar al ´faisán´, dar independencia al poder judicial, reactivar la economía… Sin embargo, ha subido los impuestos, tanto los directos como los indirectos; ha indultado a Bolinaga; los cargos de ETA siguen ocupando sus poltronas; el ´faisán´ sigue volando; la reforma de Gallardón incrementa el poder político sobre los jueces y en su primer año ni la economía se reactiva, ni la reforma laboral ha dado el resultado esperado por el gobierno, ni el paro disminuye, sino que aumenta en más de 700.000 personas.

Una persona que engaña por sistema en su pasado, tanto en el lejano como en el próximo, no puede hacerse acreedor de ser creído en el presente. Cuando lo pide además con el desparpajo que lo hace, como si fuera la primera vez, es síntoma que también  piensa que somos idiotas.

Lo peor de todo es que Rajoy es el Presidente del gobierno y su falta de credibilidad nos afecta a todos.

Ahora nos empiezan a sacar las declaraciones de Hacienda cuando todo el mundo sabe, incluido Floriano, que los pagos en negro no van en las declaraciones del IRPF. Bárcenas y Sepúlveda han sido y están siendo protegidos por el PP y hay miembros del partido que han reconocido la existencia de los sobres. También nos hemos enterado del cobro por el Presidente de dietas sustanciosas. Las dietas se cobran para hacer frente al  pago en tres conceptos cuando el funcionario efectúa un desplazamiento fuera de su lugar de residencia: viaje, alimentación y alojamiento. Si el Presidente cuando viaja, no paga el medio de transporte, ni la cuenta del restaurante ni el alojamiento, entonces no  tiene derecho a cobrar dietas, hacerlo es defraudar al Estado y mucho más si recibe esa dieta viaje o no.

Todo ello convierte al Presidente en una persona poco fiable; pero además existen tal cantidad de datos sobre sus repetidos incumplimientos, que Rajoy actualmente sólo puede apelar a la legalidad para seguir ocupando su puesto; su legitimidad es muy discutible pues los votos que tiene se le dieron en base a sus promesas no a sus hechos, de ahí su caída en las encuestas y la indignación generalizada por una corrupción en la que se le ve incapaz de poner fin.