Economía/Europa
Manuel Funes Robert (6/5/2013)

Angela Merkel
Angela Merkel

´EL PAIS´, en su edición dominical publica un extenso artículo titulado «LA AUSTERIDAD ROMPE EL EJE PARIS-BERLIN» en el que se hace un certero análisis sobre la situación actual de Europa y ejecuta un diagnostico espeluznante del futuro al que se enfrenta la zona Euro, en gran parte a causa de la intransigencia de Alemania en relación con la política económica y monetaria y que mantiene indefinidamente a aquella en permanente recesión. Las políticas de salvaje austeridad traen consigo en sus vertientes políticas, económicas y sociales «el ascenso de partidos antieuropeos, y la vuelta a los jornales de hambre en el sur de Europa (…) La canciller Merkel asiste a la tormenta perfecta del continente sin mover una ceja. ¿Estímulos? Neón. ¿Crecimiento? Llegará solo, con la austeridad. ¿57% de paro juvenil en España? Hagan los deberes: mas reformas estructurales, mas ajuste fiscal».

Finalmente, afirma dicho artículo, en el momento en el que la tensión se hace insoportable, Bruselas abre tímidamente la mano. Relaja el objetivo del déficit, pero de modo ficticio, todo hay que decirlo pues sigue exigiendo el imposible 3%, pero nos da unos meses más para conseguirlo. A su vez, el BCE rebaja los tipos al 50%, que beneficiará a no pocos de los millones de hipotecados, aunque está lejos de los tipos de EE UU. De todas formas de poco servirán estas medidas del instituto emisor si no van acompañadas de inyección de liquidez que de momento brilla por su ausencia. Y cuando excepcionalmente inyecta liquidez, lo hace como préstamo, que las entidades financieras han de devolver.

No se ve clara la diferencia entre financiar y prestar, porque el préstamo supone la obligación de devolver -y con intereses- y la financiación como necesidad nacional tiene que tener asegurado el crecimiento en mayor o menor medida. Nuestro principio de financiación creciente es un elemento básico en la actualidad imposible durante siglos y posible ahora desde que el dinero es papel, producible por decisión de los gobernantes.

Y es precisamente esa facilidad extraordinaria y sin precedentes lo que siembra dudas y alimenta egoísmos, que siempre estarán de parte de que el dinero sea escaso y caro.

De este hecho grandioso hay dos grandes precedentes: el de Roosevelt en los años 30 y el del ministro de Hitler, Schacht  en la misma década. Ahora asistimos a tímidas concesiones a aquel doble principio salvador, invocándose como siempre el miedo a la inflación, mas una excusa que otra cosa. Porque ciertamente cuando la capacidad de financiación desborda las posibilidades de respuesta del equipo productivo, es cuando surge la tensión en los precios. Con la capacidad de recursos ociosos (paro del 27%, hundimiento de la demanda y el consumo) esa respuesta que se teme está lejos de producirse.

He dicho más de una vez que en la actual situación del mundo, a más dinero, mas producción y más empleo y solo cuando el índice de paro sea del uno o del 2% podemos revivir el miedo a ese mal monetario que es la inflación.