Bolivia
Eduardo Paz Rada (17/5/2013)Planta licuadora de Rio Grande en Bolivia
La inauguración de la Planta Separadora de Líquidos realizada el pasado 10 de mayo en Río Grande, municipio de Cabezas, a menos de 60 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, como paso inicial en el proceso de industrialización de hidrocarburos en Bolivia, marca un momento importante en el largo proceso histórico de luchas heroicas por conseguir avances en la superación de un modelo primario-exportador de materias primas que ha caracterizado la economía impuesta por el colonialismo primero y el imperialismo capitalista después.

Este hecho no hubiera sido posible:
a) sin la tenaz y permanente denuncia y formulación de propuestas de patriotas como Marcelo Quiroga Santa Cruz, Andrés Soliz Rada y Enrique Mariaca Bilbao en contra del entreguismo oligárquico que implementó contratos iniciados por la dictadura banzerista, seguidos por el sabotaje y la destrucción de YPFB y por el envilecimiento encubierto con el nombre de capitalización que sirvió para abrir las puertas a las transnacionales petroleras en condiciones muy negativas para la patria,

b) sin la lucha y movilización sacrificada del pueblo boliviano que resistió la embestida neoliberal y que expulsó a las fuerzas políticas conservadoras y neoliberales vanguardizadas por la ciudad de El Alto, en la rebelión octubre de 2003, e impuso la Agenda de Nacionalización, Industrialización y Autoabastecimiento del gas en todo el país y

c) sin la recuperación de la autoestima boliviana, el fortalecimiento del Estado Nacional y la recuperación de soberanía en un proceso contradictorio que avanza todavía condicionado por las empresas petroleras como Petrobrás, Repsol y Total y otras de la minería, la banca y las finanzas.

PROYECTOS INDUSTRIALES
Según los informes oficiales, la planta costó mas de 180 millones de dólares y los resultados del tratamiento del gas para separar hidrocarburos líquidos generarán un ingreso de 50 millones de dólares al año por exportación de Gas Licuado de Petróleo (GLP), permitirán ahorrar mas 80 millones de dólares al año por suspensión de importación de GLP, aunque aún se exportará gas rico en líquidos a Brasil y Argentina porque la planta tiene capacidad de tratamiento de alrededor del 25% de la producción nacional, seguramente parte del otro 75% será tratado en la segunda planta que se construye en el Gran Chaco. Hasta ahora Brasil y Argentina están comprando a Bolivia gas rico y no han cancelado la parte correspondiente a los líquidos.

La puesta en marcha de la Planta Separadora de Hidrocarburos Líquidos del Gas de Río Grande ha pasado por un largo calvario debido a los actos de corrupción en YPFB, tal el caso de la empresa Catler, el asesinato del empresario tarijeño Jorge O´Connor y los actos ilícitos del Presidente de YPFB en 2009, Santos Ramirez, quien se encuentra preso en la cárcel de San Pedro, el sabotaje de las transnacionales y los condicionamiento de pueblos indígenas del Chaco que demandaron recursos económicos y proyectos para autorizar su construcción.

Por otra parte, la planta metalúrgica de Vinto, Oruro, ha sido recuperada por el Estado en 2007 de manos de la suiza Glencore, la planta polimetalúrgica de Karachipampa, Potosí, recuperada de la canadiense Atlas Precius Metal está en proceso de adecuación bajo administración estatal. Sin embargo ha fracasado el proyecto siderúrgico de Mutún que el gobierno concesionó a la empresa hindú Jindal. A futuro se tiene el emprendimiento estatal para la explotación e industrialización de las millonarias reservas de litio del Salar de Uyuni.

FRENTE AL IMPERIALISMO
La dialéctica histórica que enfrenta a las fuerzas y el destino de la nación, encarnada en trabajadores del campo y la ciudad, obreros, campesinos, clases medias, indígenas y sectores populares, contra los representantes de la oligarquía y la casta señorial antiboliviana aliada a las fuerzas de intervención imperialista, establece que en la medida en que se debilita y contrae el Estado Nacional son mayores las posibilidades de la ingerencia extranjera y la explotación y opresión nacionales, en tanto que cuando se fortalece el Estado Nacional y se integra al país se abren las posibilidades de la recuperación de los recursos naturales, su industrialización y manejo racional, de mejores condiciones de redistribución de la riqueza, de impulso al desarrollo integral de distintas actividades económicas.

No deja de ser un dato menor, sin embargo, que el proceso de la crisis capitalista que azota Europa y afecta a Estados Unidos y la emergencia de nuevos bloques de poder político y económico en el contexto internacional han posibilitado que los países de América Latina y el Caribe avancen hacia la unidad con proyectos como UNASUR, ALBA, CELAC y MERCOSUR. Esta situación ratifica la tesis de que, en la medida en que se produzcan y avancen los procesos de emancipación e independencia de los pueblos oprimidos y semicoloniales se abrirán las grietas y las contradicciones del capitalismo de las metrópolis.

Durante siglos, Bolivia ha sufrido el sabotaje de las metrópolis, sus centros de investigación y las corporaciones mineras y petroleras para evitar la industrialización de sus recursos naturales, incorporar valor agregado a sus productos y avanzar en la independencia económica, con el argumento de que en la altitud altiplánica del país no era posible implementar procesos de fundición de minerales. Sergio Almaráz, el más lúcido defensor de los recursos naturales y de su industrialización, denunció en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado esta política imperialista en sus memorables “Petróleo en Bolivia”, “El poder y la caída” y “Réquiem para una República”.

N. de la R.
Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano, Director de la Carrera de Sociología de la UMSA y Co-Director de la Revista Virtual Patria Grande.