Economía/España
Manuel Funes Robert (10/6/2013)Pensionistas protesttam
La noticia de la semana ha sido el informe del comité de sabios (´expertos´) contratado por el gobierno en la que aconseja fijar como próximo objetivo de los recortes al único colectivo al que hasta ahora había sido respetado. Los funcionarios se quedaron sin pagas extraordinarias, los trabajadores que no están parados, obligados a aceptar minijobs… quedaban los pensionistas. Y Rajoy en su empeño de perder las próximas elecciones, ataca también a este colectivo.

En los errores humanos hay dos clases fundamentales: los que no resuelven el problema y los que lo agravan. En la situación actual se nos quiere hacer creer que la población envejece cuando lo que ocurre en realidad es que la vejez se retrasa.

Cuando a mediados del siglo XIX en Alemania se implantan las pensiones con cargo al Estado la vida media de los alemanes era de cincuenta años. Hoy pasa de los ochenta, treinta más. en consecuencia una ley positiva de las sociedades modernas se rige por el principio de que la vida aumenta en cantidad y en calidad llegando con estos baremos a los ochenta citados. Esta realidad crea el falso problema del envejecimiento de la población. Cada vez, insisto, hay que poner más lejos la edad del envejecimiento biológico.

Pero hay algo que empeora más la situación y que hará que crezca espectacularmente si como se proyecta, se acude a reducir las pensiones. Y es que si la crisis no estalla socialmente con seis o siete millones de parados es porque el grupo de parados tiene contrapartidas positivas en que permanece prácticamente intacta la renta de la generación anterior, que actúa de sostén de la primera.

No es que no hay más viejos, la realidad es exactamente la contraria, porque hay muchos viejos cobrando sus pensiones pueden ayudar a las generaciones siguientes victimas del paro como consecuencia de los recortes de la demanda y la desregulación absoluta de las relaciones laborales.