Internacional
María Dunáeva (22/8/2013)Islam
El balance de fuerzas en Oriente Próximo está cambiando rápidamente y las alianzas tradicionales siguen evolucionando, concluyeron los expertos rusos al presentar hoy en Moscú el informe ´El Islam en la política ¿es ideología o pragmatismo?´ preparado por el Club Internacional de Discusión Valdái.

El informe resume los resultados de una reunión del Club Valdái en Marrakech, Marruecos, el pasado mes de mayo organizado con la participación de RIA Novosti. El encuentro permitió reunir a grupos islámicos y laicos de la más variada índole de los países árabes, en particular, a los salafitas que raras veces visitan este tipo de eventos.

Una de las conclusiones del informe destaca que el movimiento musulmán no es homogéneo: las distinciones van desde la completa adopción de los procedimientos democráticos y hasta el total rechazo del estado moderno en nombre de la unidad islámica. De hecho, el laicismo y la religión se compenetran en diferentes proporciones creando formas sorprendentes que no existen en Occidente.

“No hay contradicciones fundamentales entre la ideología islamista y los procedimientos democráticas. En mi opinión, no se trata de cuestiones ideológicas, sino de estrategias políticas”, subrayó hoy el director del Centro para Problemas de Transformación de Sistemas Políticos, Vasili Kuznetsov, al exponer el informe en la sede de RIA Novosti.

La reacción de los países musulmanes a los acontecimientos que vivió Oriente Próximo desde mayo pasado, sobre todo, a la destitución en Egipto del presidente islamista Mohamed Mursi y los enfrentamientos que generó, confirmó las conclusiones de Valdái, señaló el director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, Vitali Naúmkin.

“Hoy en día todo cambia. Los hermanos musulmanes en breve podrían ser proclamados en Egipto una organización terrorista; los salafitas que parecían más radicales que ellos hoy en día apoyan las nuevas autoridades, están dispuestos a participar en la construcción del nuevo estado, en la elaboración de la constitución y el proceso electoral”, afirmó Naúmkin.

Las distinciones suelen hacer los expertos entre los suníes y chiíes o entre los tradicionalistas y modernos van desapareciendo dejando lugar a posturas más pragmáticas. La ultraconservadora Arabia Saudí apoyó a los militares egipcios contra los Hermanos Musulmanes mientras que Turquía, mucho más laica, condenó el derrocamiento y se encontró, curiosamente, en el mismo bando que Irán.

Al mismo tiempo, las autoridades turcas e iraníes tienen posturas antagónicas en Siria donde, en rasgos generales, el conflicto también se podría calificar como un choque entre el régimen secular de Asad contra los islamistas, indicó el director del Centro de Cooperación entre Civilizaciones, Veniamín Popov.

“El péndulo del Oriente Próximo seguirá en movimiento durante mucho tiempo. Es muy difícil encontrar una armonía entre las fuerzas laicas y religiosas. Las dos partes no están buscando compromisos, quieren imponer sus puntos de vista”, recalcó Popov al añadir que, sin embargo, los problemas confesionales al igual que los étnicos nunca pueden resolverse por la fuerza.

En este sentido, probó su eficacia la política exterior de Rusia que desde principios de la “primavera árabe” ocupó una postura ponderada instando a todas las partes a sentarse en la mesa de negociaciones. A la larga, resultó ser el curso más eficaz, subrayó Naúmkin.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de RIA Novosti.