Rajoy y Obama (Foto La Moncloa)
Rajoy y Obama (Foto La Moncloa)

España/Internacional
A. D. (6/9/2013)
El presidente Mariano Rajoy no es una excepción, ni está hecho de otros materiales distintos a Felipe González o José Luís Rodríguez Zapatero. Todos ellos cuando han mantenido un encuentro fugaz –como suele ser habitual- lo ensalzan como si hubiera sido una larga entrevista. El más sumiso, el más genuflexo de los tres, fue sin duda Zapatero, que le regalo medio Rota para ampliar la base militar ¿conjunta?; le compró material de guerra sin escatimar, por ejemplo 24 misiles “Tomahawk” por valor de 72 millones de dólares; le permitió –sin consultar al Congreso de los Diputados- instalar una “barrera antimisiles” en el sur de España, etc., etc.

Después de un encuentro con el nuevo Zar, el Premio Nobel de la Paz, Obama, la Moncloa siempre ha emitido un comunicados o ha publicado en su página de Internet la “excelente” acogida del presidente estadounidense de turno a las medidas tomadas por España.

Rajoy y Obama han mantenido un breve encuentro durante la cumbre del G20 que se celebra en San Petersburgo (Rusia), y allí hablaron acerca de la “mejora de la situación económica en España”, eso dice al menos Moncloa. El encuentra tendrá su continuación en la Casa Blanca en los próximos meses.

La misma fuente monclovita añade que “De acuerdo con la referencia de Moncloa, “Barack Obama ha saludado a Mariano Rajoy y le ha manifestado que constata que la economía española está recuperándose y que las reformas puestas en marcha por el Ejecutivo español empiezan a dar resultado”.

Otro tanto, al parecer, dijo Putin, aunque en este caso lo hizo en publico en el transcurso de su discurso inaugural.

Todos contentos, que bien. Claro, es que todos tienen la misma filosofía y objetivos.

Lo que me extraña es que Obama no le dijera nada al pontevedrés Rajoy sobre el ataque a Siria, ya prácticamente decidido, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro territorio nacional se va a ver implicado debido a las numerosas bases estadounidenses que hay. Pero, por otro lado, pensándolo bien, ¿para qué se va a molestar el Emperador? Si todo es suyo, y lo que no lo es lo espía.