Sáhara Occidental
Ebbaba Hameida Hafed (27/11/2013)

Ebbaba Hameida, Periodista

Envuelta entre las mantas, suena el despertador, es hora de levantarse. Enciendo la radio y del otro de la onda oigo: “…El Frente Polisario hace un llamamiento urgente a todos los saharauis que residen en Europa, para que vuelvan a los campamentos de refugiados en Tinduf…”, me quedo incrédula, enciendo la televisión, una vez más oigo y veo la misma noticia en los informativos de la mañana. Me quedo en blanco, llamo desde el móvil y me confirman la noticia, mi amiga me dice “¡Corre, que nos están esperando en el aeropuerto de Barajas!”.

Aquella mañana cambió mi vida. Adiós España, adiós Universidad, sin saber por qué, tenía la certeza que ir a los campamentos era la decisión correcta, mi corazón sentía que mi pueblo me necesitaba. Así, sin despedirme fui directa al aeropuerto, la Terminal 4 de Barajas estaba llena de colores de Banderas, Melfas (1) y Daraas (2); miles de saharauis provenientes de toda España estaban esperando a los aviones argelinos que nos trasladarían a los Campamentos. La gente vagaba de un lado a otro, entre nervios e incertidumbre, por no saber lo que iba a ocurrir.

Decenas de aviones argelinos provenientes de todo el mundo tomaron tierra en el aeropuerto de Tinduf; bajé del avión con una sensación nueva, a diferencia de otros viajes, en esta ocasión no tenía las ansias de ver a mi familia, pues percibía a todos aquellos compatriotas como miembros de una misma gran familia.

Al salir de aquel aeropuerto nos esperaban unos camiones y nos comunicaron que nos trasladarían al campamento de Dajla con el resto de la población, tras horas de viaje llegamos a la Wilaya, donde nos esperaba una muchedumbre inquieta y desconcertada, a la vez que saludaban empezaron a cuestionar en busca de información sobre lo que ocurría, sin embargo ninguno pudimos calmar sus incisivas preguntas dado que nadie estaba al tanto de lo que estaba pasando.

Por la tarde, el presidente de la República Saharaui convocó a toda la población para trasladar la necesidad de que todos apliquen la constancia, la responsabilidad y sobre todo mucha, mucha paciencia. A continuación indicó el plan de actuación que consistía en lo siguiente: los ancianos, las mujeres y los niños debían quedarse en Dajla con algunos médicos, los estudiantes y licenciados serían trasladados a Rabuni y por último que todos los varones mayores de 20 años junto con el resto del personal sanitario se debían dirigir a la segunda región militar (Tifariti).

Entre la multitud, desde atrás, alguien me tira de la Melfa y me pregunta: “¿Me trajiste un juguete?”, era Hammad mi hermanito pequeño, me giro hacia él y me fundo en un sentido abrazo; él, sin embargo, ajeno a todo aquello que estaba ocurriendo, me dice “Yo quiero jugar”, a lo que yo respondí “si me llevas a ver a Mamá jugaré contigo” y así fue que me condujo hasta mi madre; La vi destrozada junto a las demás mujeres, aunque eran ellas quienes vitoreaban a los hijos y les empujaban a emprender el camino a la lucha por nuestra tierra, en sus corazones notaban el pesar de la separación y la incertidumbre de no saber cuándo volverían o incluso si volverían. Me vuelven a llamar, es la hora de marcharse a Rabuni, le doy un abrazo a mi madre, mientras ella reza oraciones, la tranquilizo y le prometo que todo irá bien y que en breve volveríamos a vernos.

Subí en el camión con el resto de jóvenes, estuvimos toda una noche sin dormir, ya que teníamos que repartimos según las especialidades: arquitectos, médicos, periodistas, historiadores, juristas, ingenieros, filólogos, traductores, etc. El gobierno nos informó de que teníamos la responsabilidad de construir la base del futuro Estado independiente saharaui. A mi grupo se le asignó la tarea de organizar la agenda de la Radio Nacional, añadiendo nuevos programas y en la RASD-TV teníamos la misión de cambiar todo el diseño a un nuevo formato, etc.; los juristas recibieron el encargo de redactar una nueva Constitución y un modelo de Administración para la organización del nuevo Estado; los arquitectos e ingenieros, el diseño de las infraestructuras para las nuevas ciudades: el transporte, los recursos, etc., y así en todos los campos.

En la segunda región militar, los hombres atravesaron el desierto, pasaron el muro hasta encontrarse en la zona conocida como los Territorios Ocupados por Marruecos. Se desplegaron por todas las ciudades: Aaiún, Dajla, Bujdur, Smara… Ayudaban a los marroquíes a recoger sus enseres y veían como subían en los autobuses para marcharse a un campamento improvisado al sur de Marruecos hasta que su Gobierno les diera otras viviendas.

El Ejército junto a la población saharaui de los Territorios Ocupados retiraron todas las banderas marroquíes, quitaron las fotos del Rey Mohamed VI, derrumbaron todos los cuarteles y las cárceles. ¡Los presos políticos saharauis estaban en libertad!

Empezaron a pescar y con los ingresos del pescado reconstruyeron las ciudades. Se decidió construir una vivienda por cada familia. Emprendieron la limpieza de todas las calles y a comenzaron a construir nuevos colegios, hospitales y demás edificios públicos. Los inmuebles en buen estado se conservaron y fueron pintados para que desapareciera el color rojo del reino alauita. Las ciudades saharauis en tres meses se convirtieron en un paraíso lleno de colores para su pueblo: la bandera de la RASD ondeaba soberana sobre sus ciudades; en definitiva se respiraba armonía, paz y el fin a la ocupación con el fondo de ezgarit (3) de las mujeres saharauis.

Los que nos quedamos en los campamentos no sabíamos nada de lo que ocurría en la otra parte, los ancianos, mujeres y niños seguían en el Campamento de Dajla, todos estaban muy preocupados por no saber nada de sus hijos, padres y maridos. Tenían la certeza de que estarían enfrentados a Marruecos en una dura guerra, dudaban si volverían a verles.

Los estudiantes seguíamos en Rabuni, aunque de vez en cuando venía la orden de que algún grupo de trabajo tenía que irse a donde estaba el Ejército. El grupo que iba no volvía. No había tiempo para detenerse en preocupaciones, era inútil y estábamos inmersos en la ilusión del futuro Estado, teníamos mucho trabajo… De repente, se dejó de hablar de Zonas Ocupadas, Liberada e incluso de Campamentos de Refugiados. El Ejército Saharaui estaba arrasando el Muro de la Vergüenza, ¡apenas había Minas antipersona!, en pocos días consiguieron que dejara de existir esa cruel brecha que dividía el territorio saharaui.

El Sahara Occidental era un Estado independiente, Marruecos dejó de ocupar el territorio saharaui por orden de la Comunidad Internacional. El Frente Polisario consiguió su victoria, la victoria del pueblo saharaui, a cambio de no resaltar nada en los medios de comunicación internacional, esa era la razón del misterioso silencio que rodeaba lo que estaba ocurriendo.

Después de la construcción de casas, comenzó a funcionar la economía con el exterior, teníamos muchos recursos naturales, podíamos vivir por fin sin depender de la ayuda humanitaria.

Tras tres meses de intenso trabajo, nos trasladaron a los estudiantes a la ciudades saharauis, ¿dónde está el ocupante?. Ante nuestras atónitas miradas, nos indicaron que teníamos que llevar a la práctica los proyectos estudiados Rabuni. Nos parecía un sueño, era algo difícil de asimilar. Sin guerra conseguimos la independencia.

Al cabo de seis meses cuando todo estaba en orden y marchaba a la perfección, pudieron entrar en la añorada tierra la población que se había quedado en el campamento, allí les acogieron sus familiares de los que llevaban 38 años separados y sus hijos ninguno estaba herido porque no habían ido a la guerra. Aquel día se proclamó la independencia del Sahara Occidental, solo se oían gritos de alegría y muchos ezgarit. Los saharauis por fin pudieron celebrar un sueño en su tierra tan anhelada. Acudió gente de todo el mundo, pero especialmente los amigos españoles.

… Los escalofríos me asaltan el cuerpo, me levanto exaltada y pronto descubrí que no estaba en mi tierra. Parecía imposible. ¿Tenía que estar en el Sahara y estoy en España? Me enfado conmigo misma ¿Por qué sueño? ¿Solo fue un sueño? ¿No era verdad? Ninguna respuesta podía calmar la rabia que sentía. Lloré, desilusionada no podía conciliar el sueño, tomé mi libro de cabecera “Un día más con vida” de KAMPUSCINSKI, sobre la guerra de independencia de Angola; al fin me serené y tuve claro que mi pueblo también será libre e independiente. La Historia ha demostrado que ninguna ocupación ha durado eternamente. ¡Han caído torres más altas!

Reflexioné más tarde, ¿fue un sueño?, ¿una premonición tal vez?, ¿qué fue…? No lo sé, pero una conclusión me quedó clara, Marruecos tiene que salir del territorio que ocupa de forma ilegal y los saharauis debemos volver libres a nuestra tierra. La solución la vi en el inolvidable sueño que plasmo en estas hojas y la sensación los ezgarit de independencia aún suenan en mis oídos.

GLOSARIO
Melfa/as: vestimenta femenina saharaui.
Daraa/as : vestimenta masculina saharaui.
Ezgarit: sonido que emiten las mujeres saharaui, con un movimiento de la lengua a gran velocidad para manifestar su alegría.

N. de la R.
Este cuento se publicó por primera vez el 14 de abril de 2013, nosotros –con permiso de su autora, Ebbaba Hameida Hafed- hemos querido publicarlo pues ese sueño es vigente y puede convertirse en real.