Irak
Alejandra Durrell (2/2/2014)

Los cuatro de las Azores Durao Barroso, Tony Blair, George Bush y Jose maria Aznar
Los cuatro de las Azores Durao Barroso, Tony Blair, George Bush y Jose maria Aznar

En el pasado mes de enero de este año han muerto en Irak más de 900 personas en actos violentos, cifra que triplica a la de enero de 2013. La noticia la ha facilitado la Agence France Press, pues las instituciones internacionales ya casi no informan de Irak o Libia. En esos dos países se ha conseguido lo que se pretendía, que es destruirlos, enfrentar a sus ciudadanos y acabar con sus economías. A estas alturas todavía se desconoce oficialmente el número de muertos que causó la invasión y destrucción de Irak; tampoco se conocen las cifras de Libia.

El pasado jueves, un grupo de personas –suicidas con bombas en su cuerpo y otras armadas- asaltaron un edificio gubernamental en Bagdad. En el ataque murieron varias personas y otras fueron tomadas como rehenes. Poco más tarde fuerzas del gobierno repelieron el ataque y tomaron el control de la zona. No obstante, hubo al menos 24 muertos.

Irak fue invadido el 20 de marzo de 2003, hace ahora más de 11 años, por el Ejército de Estados Unidos con el respaldo de Gran Bretaña. El pretexto de la invasión fue la “evidencia” de que en el país había “armas de destrucción masiva”, algo que después se supo que había sido una burda mentira.

Pocas veces se ha dicho, pero uno de los verdaderos motivos de ese ataque y posterior destrucción del país, fue el que el dictador Sadam Hussein había propuesto a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) que el comercio del petróleo se hiciese en base al euro y no al dólar.

La destrucción de Irak fue metódicamente preparada. Se dice que Estados Unidos no ha sabido administrar el país que ha destruido. Más bien no ha querido hacerlo. En los primeros días de la invasión se destruyeron las centrales eléctricas, los centros de distribución y producción de energía, fábricas de todo tipo, infraestructuras, etc.

La carencia de medicinas sigue siendo “normal” en Irak. La mayor parte de su red hospitalaria quedó destruida o muy deteriorada, a lo que se une la falta de personal sanitario; otro tanto sucede con los centros de formación. Hoy persiste el que la mayor parte de los niños tiene problemas de desnutrición o mala alimentación.

La cuarta parte de la población se encuentra en la franja de “pobreza”; las vacunación sigue estando ausente y la tasa real de desempleo es de más del 35%, aunque la oficial no llega al 20%.

Como ya henos dicho en más de una ocasión, la agresión contra el pueblo iraquí no han traído un Irak mejor al de la dictadura de Sadam Hussein. La pregunta surge inevitablemente, ¿entonces para qué fue la invasión y destrucción del país? Quizás, para eso, para dejarlo como está.

Nunca deberíamos olvidar a los que ayudaron, de una u otra forma, a esa destrucción. La famosa fotografía de Las Azores recoge la sonrisa de Durao Barroso, Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar. Este último, a pesar de lo que se diga por interés político, se vio obligado al tener que responder a la agresión de Marruecos que acababa de tomar el Islote de Perejil. Todos ellos fueron recompensados por el Imperio, especialmente el actual Presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso, al que España ha concedido este año el Premio Europeo Carlos V que otorga la Fundación Academia Europea de Yuste.