Europa/Estados Unidos
Javier Martínez (16/2/2014)La Bestia
Desde junio de 2013 en negociaciones ultra-secretas, a espaldas de la ciudadanía y siguiendo las directrices e intereses de de los grandes lobbies financieros y de las grandes transnacionales se ha ido elaborando el TTIP y que en adelante llamaremos el Tratado entre EEUU y la Unión Europea.

En esta nueva guerra comercial de potencias de principios del siglo XXI entre países como la India, China y Rusia frente a EEUU y la UE, el tratado supondrá si se aprueba una nueva vuelta de tuerca neoliberal en el cuello de la ciudadanía de ambos lados del Atlántico, pues las bases sobre las que se pretende crear la mayor zona de libre comercio del planeta son el incremento imparable de las privatizaciones, el ahondamiento de los recortes sociales y la pérdida de derechos económicos, sociales y laborales de la ciudadanía en tal grado que será su puntilla, así como la perpetuación de la crisis ambiental entre otros muchos males.

Es el intento neoliberal de mayor calado de los últimos cuarenta años para hacer triunfar la llamada “lex mercatoria internacional”, el derecho privado y mercantil de las transnacionales sobre la primacía normativa y la obligatoriedad del Derecho público de las constituciones de los estados nacionales, en contra de la primacía normativa y obligatoriedad de las grandes Convenciones Internacionales de Derechos civiles y políticos de la ONU, de la UE y en contra de la primacía normativa y obligatoriedad de las convenciones y normas de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

Quieren romper la jerarquía normativa internacional para primar los intereses de las grandes empresas y de la banca internacional frente a los ciudadanos, frente a los trabajadores y frente a las pequeñas y medianas empresas.

El tratado es la elaboración más perversa de estos “pijo flautas antisistema neoliberales” para violar la legislación de los todavía estados soberanos, en aras de servir a los intereses de la minoría financiera y de las multinacionales, servidos por una parte de la casta política gobernante que actúa como fieles lacayos.

Por ejemplo, los mecanismos de solución de las controversias entre los inversores multinacionales y los estados se someterá a la regla del arbitraje privado (ISDS) con lo cual podrán estos lobbies reclamar compensaciones económicas a los estados si consideran que su inversión inicial y los beneficios esperados están amenazados por cambios legislativos emanados de dichos estados.

El derecho soberano a legislar en interés del bien público con normas por ejemplo de protección del medio ambiente, de la salud pública, de la energía podrá ser atacado por las multinacionales y los poderes financieros opacos si les perjudican y los estados al ser igualados a ellos habrán de claudicar pagándoles indemnizaciones.

Se eluden los mecanismos judiciales existentes, violando la jurisdicción exclusiva del Tribunal Europeo de Justicia, por lo tanto entiendo que esos ISDS o mecanismos privados de arbitraje son incompatibles con los propios tratados de la UE.

La armonización legislativa a la baja que supone el tratado afectará a las normas de salud y medioambiente: aumentará producción y venta de transgénicos, el uso de toxinas y sustancias químicas peligrosas como los alteradores hormonales.

Afectará a la libertad en internet, con lo que podrá aumentar la vigilancia cibernética o las penas por compartir archivos en internet.

El aumento de las llamadas liberalizaciones y privatizaciones irán acompañadas por el aumento de sus consecuencias lógicas: recortes, despidos, mayor precariedad y pérdida de derechos.

Las empresas energéticas y los servicios sanitarios hospitalarios podrán paralizar las políticas públicas de salud. Las multinacionales farmacéuticas por el fortalecimiento de los derechos de propiedad intelectual dificultarán la distribución de medicamentos genéricos más baratos.

Y todo esto no son más que unas simples pinceladas de una primera lectura del proyecto.

¿Por tanto quiénes son los auténticos violadores y destructores del sistema de protección de derechos europeos instaurado después de la Segunda Guerra Mundial?, ¿quienes son los verdaderos antisistema de los derechos ciudadanos, los “hiena flautas”, carroñeros antipatriotas al servicio del terrorismo financiero y de las armas de destrucción masiva de las transnacionales?

Estos “neoliberales” pretenden, al igual que se hizo en los años 90 con el Tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y Méjico, el llamado ALCA, la pérdida de la soberanía alimentaria, energética, del agua, financiera entre otras, en suma la pérdida de la soberanía, el poner de rodillas a los estados y su claudicación y sometimiento a las transnacionales con el consiguiente padecimiento de los pueblos.

Un resultado de ello es, por ejemplo, la violencia que sufre y padece la ciudadanía en México.

 ¿Vamos a permanecer en silencio los ciudadanos europeos contemplando como cercenan bajo nuestros pies las libertades y derechos en nombre de la mal llamada libertad del comercio y de los inversores?