Carlos Ruiz Miguel
Carlos Ruiz Miguel

Sin Acritud…
Carlos Ruiz Miguel (16/7/2014)
La situación constitucional de España es cada vez más grave. Son ya muchos años de deterioro e involución constitucional. Y la prensa ha tenido una enorme responsabilidad en esta situación. Y ante una situación pseudoconstitucional la verdad se convierte en un arma revolucionaria.

El seudoconstitucionalísmo consiste (…) en que el Gobierno proclame lo que no es; consiste en hacer pasar por constitucional a un Estado que (no lo) es, (…); consiste en el engaño y la mentira.

Hacía ya varios años (…) que los órganos (de los partidos del régimen) en la Prensa venían siguiendo un sistema que no consistía, en puridad, más que en proclamar lo que no era. Arrancaban de la idea preconcebida de que convenía esfumar, silenciar y velar las cosas. Por lo visto, creían que lo aconsejable era persuadir al Gobierno de su carácter constitucional hasta que, a fuerza de decírselo, acabara por creerlo. Se trataba, como se ve, de trabajar al Gobierno por la mentira, sin advertir que en la vida, como en la historia, todos los triunfos verdaderos se han alcanzado trabajando, removiendo y sembrando con la verdad.

Estos paupérrimos de espíritu no se daban cuenta de que, sin advertirlo, se estaban convirtiendo en hombres de Gobierno, no sólo en lo que respecta a los medios empleados, sino también en lo que se refería a los resultados conseguidos.

En lo referente a los medios empleados, estos medios eran exactamente los mismos que los que hemos visto que empleaba el absolutismo embozado en la capa del seudoconstitucionalismo: proclamar lo que no es.

Y en lo que se refería a los resultados conseguidos, porque estos paupérrimos de espíritu no veían que para engañar al Gobierno desde sus columnas, haciéndole creerse constitucional, tenían que predicar día tras día la misma mentira al pueblo hasta que esta mentira acabara infiltrándose en él. Y, no veían, además, esos paupérrimos de espíritu, que estas mentiras lo único que conseguían era hacer que el Gobierno se envalentonase, asombrado casi ante sí mismo del crédito y del nimbo de que se le rodeaba, de aquella aureola de una «nueva era» con que le ceñían la frente, empujándolo poco a poco por la senda del seudoconstitucionalismo, tan suave y andadera, (…).

Estos paupérrimos de espíritu, que no hacían más que clamar día tras día desde sus artículos de fondo contra la inmoralidad, no veían que la mentira es un recurso profundamente inmoral, un arma que en las luchas políticas puede favorecer a las malas artes maquiavélicas del Gobierno, pero que jamás redunda en provecho del pueblo.

Estos paupérrimos de espíritu, señores, son los que tienen, en grandísima parte, la culpa del giro que han tomado las cosas.

NOTA:
Este texto no es mío.
Lo escribió un autor alemán, Ferdinand Lassalle… hace más de 150 años: en abril de 1862.
Juzgue el lector si es actual.
Esta noticia, que también pueden ver en Desde el Atlántico, se publica con la autorización de su autor, Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela.