El protocolario apretón de manos en Moncloa  se ha convertido en un efusivo abrazo en malabo
El protocolario apretón de manos en Moncloa se ha convertido en un efusivo abrazo en malabo

Guinea Ecuatorial/España
Weja Chicampo Puye (5/7/2014)
Llegué el lunes día 2 por la mañana a Madrid procedente de Malabo. Horas después me entero de que el ex presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado del ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y del ex presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, se encontraba en Malabo para entrevistarse con el dictador Obiang. El viaje de estas personalidades ha sido, supuestamente, para proponer a Obiang la abolición de la pena de muerte en Guinea Ecuatorial.

Lo llamativo de este viaje es que 23 años después del viaje de Felipe González a Malabo, los hechos se repiten.

Hace 23 años el ex presidente Felipe González viajó a Guinea Ecuatorial a invitación de Teodoro Obiang. Durante su visita propuso al dictador la democratización del país y le indicó que le enviaría a una persona de su máxima confianza para ayudar en el proceso, al ex presidente Adolfo Suárez.

El pasado día 25 de junio, el actual presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tuvo la ocasión de asistir a la Cumbre de la Unión Africana y pedir el voto de los países africanos para que España consiga un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Rajoy mantuvo un encuentro con Obiang, cuyo tema de conversación no se ha precisado, pero sí se sabe que Rajoy hizo entrega a Obiang de un documento de la oposición en el exilio.

Una semana después de esa visita se presenta en Malabo el ex presidente Zapatero para presentar a Obiang su iniciativa de abolir la pena de muerte en el mundo, en este caso en la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang.

Como hace 23 años, Obiang ha aceptado una vez más las peticiones de los políticos españoles, y dice que va a elevar la petición de abolir la pena de muerte al Parlamento guineano que tiene constituido desde junio de 2013.

Mi conclusión es clara, y vuelvo a repetir lo que ya dije en agosto de 2010 a los representantes de las Naciones Unidas que visitaron Guinea Ecuatorial: “cuando un individuo, sea presidente o no, está por encima de las personas y de las instituciones, nada bueno se puede esperar de él”.

Por entonces mantuve una entrevista con dichos representantes de las Naciones Unidas, horas después finalizaron su visita entrevistándose con Teodoro Obiang Nguema. La respuesta del dictador no se hizo esperar. El sábado 21 de agosto, fusilaba a cuatro personas, todos opositores guineanos que habían sido juzgados sin garantías procesales por un Consejo de Guerra. José Abeso, Manuel Ndong, Alipio Ndong y Jacinto Michá fueron sentenciados a muerte tras ser declarados culpables de intentar asesinar al presidente Obiang.

Los cuatro no tuvieron la oportunidad de presentar ningún recurso al Consejo Superior del Poder Judicial. En Enero del presente año 2014, la dictadura fusiló de forma extrajudicial a varios presos. Para justificar ese asesinato, habla a los portugueses de una moratoria de la pena de muerte mientras aspira introducir Guinea Ecuatorial en la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), desde que el año 2007 decretara el portugués como tercer idioma oficial, detrás del francés y español.

En l992 el presidente saliente del Gobierno español, Adolfo Suárez, fue a Guinea Ecuatorial para reunirse con Teodoro Obiang a iniciativa del entonces presidente del Gobierno español Felipe González. El resultado de esa iniciativa política española fue catastrófico, todos lo sabemos. A fecha de hoy no hay nada. Se sigue violando los derechos humanos, no hay democracia ni alternativa al poder, no se ha abolido la pena de muerte, se mantienen los asesinatos políticos selectivos, las torturas, los juicios sumarísimos, las detenciones arbitrarias, el exilio de los políticos críticos al régimen, las persecuciones, intimidaciones, etc.

Con el tiempo nos damos cuenta que Obiang se burla de las recomendaciones venga de donde venga. Se burló de Adolfo Suárez, de Felipe González, de José María Aznar, de José Luis Rodríguez Zapatero y ahora pretende hacer lo mismo con Mariano Rajoy. Porque cuando un individuo está por encima de las personas y de las instituciones (nacionales o extranjeras), nada bueno se puede esperar de él”.

N. de la R.
Weja Chicampo Puye
es coordinador general del MAIB (Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko).
El autor parece estar convencido de que el viaje de Zapatero, Bono y Moratinos ha sido exclusivamente para pedir a Obiang la abolición de la pena de muerte, cuando en realidad ha sido un “viaje de negocios”.