Camboya
espacioseuropeos (4/9/2014)
En un país en el que los medios de comunicación locales señalan que es más fácil obtener un teléfono inteligente (smartphone) que un sanitario (disponibles sólo en el 27,4% de las viviendas rurales), las prioridades nacionales con frecuencia parecen ir en contra de las higiénicas, sanitarias y del bienestar de la población en general.
Cada año mueren 2.300 niños de diarrea e infecciones causadas por la escasa higiene, una emergencia que por lo menos alcanza el nivel de la desnutrición.
Para evitar esta verdadera ‘masacre’, el gobierno decidió el lanzamiento de un plan nacional específicamente orientado a satisfacer las necesidades primarias de los niños. Para eso se han asignado 56 millones de dólares para la construcción de baños, para la difusión de información sobre salud y nutrición, para la educación de los padres y nodrizas sobre la importancia de la lactancia materna. Una parte de los fondos se destinará también a la construcción de jardines de infantes para los pequeños de tres a cinco años.
Además de los riesgos relacionados con la escasez de sanitarios, el 40% de los camboyanos menores de seis años sufren estatura insuficiente, el 28% falta de peso, y los casos de deterioro orgánico entre los más pequeños pasaron del 8% en el 2005 al 11% actual. Todo esto causa dificultad para acceder a la escuela y atraso en los casos en que sus padres los envían a la escuela. Según Rana Flowers, representante de Unicef en Camboya Cambogia, esto causa una permanencia en la escuela más allá de la edad en que otros ya entran al mundo laboral, minando las posibilidades de éxito e independencia.
Según el ministro de Educación Hang Chuon Naron, los fondos destinados a mejorar las condiciones de vida de de los más pequeños son en realidad una inversión: “cada dólar gastado en mejorar las condiciones de salud y alimentación garantiza un retorno equivalente a siete dólares”.
Fuente: Misna.