Joaquín Almunia
Joaquín Almunia

Sin Acritud…
José Luís Heras Celemín (2/10/2014)
Como es sabido, en política casi nada ocurre por casualidad. Y cuando a la política se le unen intereses varios, partidistas o económicos, la casualidad pierde su condición y los actos políticos se convierten en la consecuencia de las acciones que los motivan.

Para la mañana del último lunes de septiembre, con el problema de las tentaciones

secesionistas catalanas y un Consejo de Ministros Extraordinario previsto para hacerle frente, estaba anunciada la comparecencia de Joaquín Almunia, Vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario Europeo de la Competencia, en un desayuno que ofrecía Nueva Economía Fórum.

Por ser Almunia el socialista español con mayor influencia en la Europa actual y por su larga carrera política (ministro de Administraciones Públicas y de Trabajo y Seguridad Social, Secretario General del PSOE y candidato a la Presidencia del Gobierno), todo lo que rodeaba al acto tenía importancia.

No se había anunciado el tema a tratar, sólo que comparecería ante el micrófono de Fórum Europa. Tampoco se sabía quién le presentaba. Se apuntaba a José Luis Rodríguez y se especuló con que fuera Rodríguez Zapatero. Finalmente, el presentador fue Rodríguez García, presidente y director general del promotor del

Sí se habían anunciado los nombres de algunos de los asistentes al acto. Y había detodo, presencias notables y ausencias clamorosas. Entre las primeras, la llamada vieja guardia del PSOE (Carlos Solchaga, Enrique Barón, Rosa Conde, Paca Sauquillo, Moscoso, Carlos Romero…), algunos políticos de la órbita “pepera” (Pedro Arriola y Elena Pisonero), otros llegados a propósito (el “ucedeo” Martín Villa, los socialistas Cipriá Císcar y Marcos Peña, el vasco Rafel Larreina…), observadores varios (el banquero Goirigolzarri, Gonzalo Aguilera, Marina Fernández Castaño, Enrique Cerezo, Arturo Fernández, Marcos Peña…) y un grupo de miembros de la prensa (Remírez de Ganuza, González Urbaneja, Miguel Ángel Gozalo, el Presidente de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera Darío Molinary…).

Entre las ausencias, un clamor de deserciones. A pesar de la personalidad de Almunia, o por eso mismo, ni uno solo de los llamados primeros espadas del momento. Sólo Cipriá Ciscar, como testigo del acto y para “tomar nota de los asistentes” (apuntó alguien). Faltaban todos los de la cúpula del PSOE, y del partido del Gobierno. Parecía como si el acto hubiera sido convocado por y para otra cosa que para “escuchar a Almunia”. Quizá para que Almunia rellenara la mañana y dijera cosas. Pero no para que lo dicho fuera realzado con la presencia de los importantes.

Almunia diseñó su discurso, que leyó, entrando en lo que se consideran las incógnitas de Europa. Su parlamento se convirtió en una lección magistral contando, y cantando docto, las verdades del barquero, que salían espontáneas: La Crisis Europea, que no es una crisis económica sólo, puede convertirse en una crisis política importante. El  potencial de crecimiento en Europa es pequeño, como Japón y muy alejado de las potencias emergentes (India o China). Hay que procurar más productividad y menos rigidez. Deben corregirse los problemas del sistema financiero. Pasadas dos recesiones importantes, estamos a las puertas de una tercera recesión. Es necesario introducir un instrumento para controlar el ejercicio fiscal y presupuestario. La Crisis no se puede entender desde la óptica, pequeña, del Estado-Nación porque el Estado Nación ya no es la solución. Europa ha de convertirse en una plataforma que: imponga orden, tome medidas para conseguir trabajo, regule los flujos migratorios, luche contra el cambio climático, impulse, ordene, cree… Hay que tomarse en serio Europa.

Al hacer un balance de sus diez años y medio en Europa, dijo que el crecimiento en Italia, España, Francia, Irlanda, Grecia o Portugal está estancado; y que sólo Inglaterra y Alemania se creen (erróneamente) que están en buen camino aunque ambos empiezan a notar problemas, especialmente los alemanes.

Después hizo su apuesta de europeísta convencido: Cada país europeo no puede ir en solitario. Hay que crear una Plataforma Europea coordinada en la que construir un

Mercado Interior Europeo, dotarse de Servicios Financieros eficaces, regular los flujos y usos energéticos (8 países europeos dependen energéticamente de Rusia). Los países europeos no pueden apuntarse lo que le han sacado a Europa y excusarse con lo que Bruselas no da. España ha hecho cosas importantes, pero queda mucho por hacer.

Terminó con dos apelaciones: A la doble responsabilidad de los políticos y los ciudadanos europeos. Y a la vocación europeísta de España.

Tras el discurso, siguieron las preguntas de la prensa sobre tres hechos concretos no tratados: El problema secesionista catalán. El auge de los partidos radicales en Europa. Y el futuro del PSOE.

Sobre el problema creado por los independentistas catalanes, dijo que es obvio que una comunidad autónoma no puede hacer esa consulta en Europa, que al hablar del derecho a decidir hay que tener en cuenta las normas y los procedimientos, que hay soluciones con cauce jurídico constitucional. Y que el Problema Político hay que tratarlo políticamente. “Yo soy vasco y digo exactamente igual para el País Vasco”, apostilló.

Al ocuparse de los radicalismos en Europa, tras decir que son importantes, hizo una matización: “Me preocupan más los radicalismos de derechas que los otros”.

José Luis Heras Celemín
José Luis Heras Celemín

Refiriéndose a la actualidad de su partido, dijo que el PSOE es un partido político con futuro, que a lo largo de la historia ha superado muchos problemas y que superará los actuales.

Dos preguntas sobre los créditos al sistema bancario español hicieron que sonriera al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que tenía enfrente; y que tuviera un recuerdo enigmático: Bankia ha recibido algo más de veintidós mil millones de euros, ante la responsabilidad de devolución, prefiero no contestar aquí.

En la calle, los asistentes comentaban el discurso (lección magistral para algunos) de Almunia. Uno de ellos, el ex ministro Enrique Barón, ejemplarizante, tomo el autobús de la Empresa Municipal de Transportes y atendió a un periodista que se interesaba por la diferencia entre las “hornadas” de los políticos del pasado y del “presente”.

– Nosotros hicimos lo que tuvimos que hacer, éstos…

No hubo más, el autobús se detuvo y el ex ministro Barón se bajó, enfrente de los  Nuevos Ministerios.