Albert Rivera y Pablo Iglesias
Albert Rivera y Pablo Iglesias

España
Diego Camacho (11/5/2015)
El bloqueo a la investidura de Susana Díaz en Andalucía es una buena señal. Una vez hecho el recuento de votos, algunos ciudadanos nos alarmamos al ver la disponibilidad  de la que hacían gala, algunos de los candidatos emergentes, hacia el pacto con el PSOE andaluz.

Esas  elecciones pusieron de manifiesto, entre otras, varias cosas: 1º, el error de adelantar la convocatoria electoral, para perder el tradicional apoyo de IU y no  conseguir la mayoría necesaria para gobernar; 2º, el principio del fin del monopolio socialista en Andalucía; 3º, el castigo de los andaluces a la corrupción, el más duro al PP  como responsable de las tramas mafiosas a nivel nacional, y al PSOE como responsable de la delincuencia política en Andalucía; 4º, la aparición en el panorama político andaluz de dos partidos con los que era necesario contar para poder gobernar.

Este escenario permitía pensar que el cambio podía ser posible, si los ciudadanos se implicaban decididamente en el mismo. Por eso cundió la alarma generalizada cuando se comprobó la flexibilidad de algunos de los “emergentes”. Menos mal que otros pudieron desde arriba, CIUDADANOS, o desde abajo, PODEMOS, variar el rumbo inicial.

Este momento político no requiere flexibilidad, virtud política por excelencia, sino limpieza. Los nuevos partidos no han salido a la luz ni por sus programas ni por su organización, sino por abanderar el fin de la corrupción y de la forma de hacer política a la que nos tienen acostumbrados el PP y el PSOE. Es el factor  determinante del apoyo popular.

Olvidarse del auténtico origen de ese crecimiento político, supondría una bajada   todavía más rápida de lo que fue el ascenso. Pero, además, sería transitar por idénticos caminos por los que caminan los políticos del bipartidismo español.

El esfuerzo por hacer del  bipartidismo el chivo expiatorio de nuestros males, es un dislate. Funciona perfectamente en EEUU, en Gran Bretaña y, también, en Francia. El problema no reside en el sistema sino en los hombres que en lugar de servir al interés nacional se sirven de él para sus fines sectarios o personales. Son aquellos que han suprimido o vaciado de contenido los poderes intermedios, que son los que proporcionan las garantías políticas al ciudadano y frenan el abuso del Poder en las democracias. Con esto es con lo que hay que acabar y por eso es por lo que surgen CIUDADANOS y PODEMOS.

Diego Camacho
Diego Camacho

Las entrevistas televisivas o radiofónicas son herramientas de marketing, pero por si solas no habrían podido generar esa irrupción en el mapa político español. Existe un deseo generalizado y profundo de querer vivir en democracia y por lo tanto en libertad. Si el Poder está controlado por delincuentes, que además se han hecho impunes, la libertad política no es factible. España necesita política, pero realizada por hombres y mujeres que tengan en su cabeza a la nación antes que a su partido o a su compañero de pupitre.

Ahora es el momento, PODEMOS y CIUDADANOS tienen la responsabilidad histórica de enderezar la situación y hacer que la esperanza política que despertaron en una mayoría de españoles se haga realidad. Para lograrlo es preciso ser fieles a la palabra dada, su compromiso al nacer.

N. de la R.
Diego Camacho es Coronel del Ejército y licencia en Ciencias Políticas.