Evo Morales y el Papa Francisco
Evo Morales y el Papa Francisco

Bolivia
Eduardo Paz Rada (11/72015)
Los sectores de la oposición política, tan venidos a menos en las elecciones generales de octubre de 2014 pero que han recuperado espacios regionales y locales en los comicios departamentales y municipales de marzo último, junto a los medios de comunicación formados y fortalecidos en el periodo neoliberal y que pretenden imponer la agenda nacional, a los grupos empresariales vinculados a las estrategias imperialistas y a los intelectuales del neoliberalismo y la democracia tutelada, han saltado de pavor cuando las organizaciones del Pacto de Unidad y del Consejo Nacional por el Cambio han anunciado que impulsarán la reelección de Evo Morales a la Presidencia del Estado Boliviano.    

El XV Congreso de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), realizado en Cobija, Pando, disparó la consigna de la reelección y comenzó la acción de los movimientos sociales y populares de las distintas regiones del país, base de sustento político del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), para conseguir que se apruebe una ley de reforma constitucional por dos tercios de los miembros de la Asamblea Legislativa y después esta ley se someta a un referendo constitucional aprobatorio. Si se toma en cuenta que la tercera gestión de gobierno de Evo Morales y Álvaro García termina en enero de 2020 es probable que entre 2016 y 2017 se realicen los procesos parlamentarios y la consulta popular correspondientes.

La fuerza constitutiva de la rebelión nacional y popular de octubre de 2003 en Bolivia ha conseguido, hasta ahora, profundizar el proceso democrático con triunfos electorales en 2005, 2009 y 2014 y la realización de la Asamblea Constituyente, impulsar la nacionalización de los hidrocarburos y la recuperación de empresas que fueron entregadas a empresas transnacionales junto a la redistribución del excedente a los sectores más vulnerables de la población, frenar los intentos conspirativos separatistas de las oligarquías del oriente y del imperialismo que tuvieron su momento culminante en septiembre-octubre de 2008, fortalecer del Estado Nacional y la vinculación del territorio boliviano, ser parte de los procesos integracionistas de la Patria Grande e incorporar a las Fuerzas Armadas al discurso nacionalista y antiimperialista.

Sin embargo existen varios aspectos que marcan las orientaciones contradictorias del proceso de cambio: a) Las concesiones del gobierno a los poderosos intereses económicos de las oligarquías conservadoras y neoliberales que acaparan tierras y disponen de importantes recursos de la renta petrolera y a las transnacionales financieras, mineras y petroleras, los que tienen su correlato político en varias  gobernaciones y municipios importantes; b) La presencia de importantes cuadros del neoliberalismo en altos cargos de gobierno, así como la existencia de casos y mecanismos de corrupción cada vez mas institucionalizada en algunas de las más importantes agencias gubernamentales; c) La falta de políticas de proteccionismo a la producción agropecuaria campesina, industrial y manufacturera y de reducción del consumismo despilfarrador que provoca la salida de millones de divisas; y d) La lentitud en el proceso de industrialización de los minerales, los hidrocarburos y otras ramas fundamentales para consolidar una economía endógena articulada nacionalmente y capaz de enfrentar situaciones de crisis.

En un momento crucial y difícil para América Latina y el Caribe, corresponde en Bolivia fortalecer la formación de los cuadros y dirigentes revolucionarios, impulsar el debate político y la organización de un movimiento político patriótico  antiimperialista cohesionado, que sea el sostén del proceso, y establecer un programa con una orientación estratégica del socialismo latinoamericano en las condiciones históricas que le toca vivir a nuestra patria.

N. de la R.
Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.