Mariano Rajoy
Mariano Rajoy

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (16/8/2015)
Las vacaciones son un bien merecido para cualquier mortal que ha estado el resto del año laborando cual hormiga. Unos para, simplemente, subsistir. Otros, para hacerse un capitalito, y así contribuir al buen nombre –Marca España- del país que los vio nacer. Los personajes a los que me voy a referir son algo especial, son luchadores natos, emprendedores de carácter; creadores de riqueza y símbolo e imagen para nuestra juventud, sobre todo para esos jóvenes indignados que se desesperan buscando trabajo. Muchos de ellos, hartos de lo que representa la jodida Marca España se ven obligados a abandonar su tierra natal para buscarse las habichuelas en países lejanos.

Esa juventud, y los no tan jóvenes, no tienen vacaciones, pues lo que sacan de su sudor es para pagarse una habitación en Alemania, Gran Bretaña o las lejanas tierras, antaño pobladas de canguros y aborígenes, de Australia y Nueva Zelanda.

Otra es la perspectiva con la que afrontan la canícula veraniega los afanadores profesionales, que disfrutan sin el menor recato lo conseguido tras arduas artimañas propias de cutres trileros. Esos pájaros -forma parte de su psicología-, desean hacer ostentación, mostrar la riqueza que tienen, que nuestro sistema político les ha tolerado, cuando no propiciado. Dios quiera, que algún día tengan que dar cuenta de todo ello, aunque las esperanzas se nos desvanecen cada día que pasa.

En el caso del emprendedor Luis Bárcenas, el juez del caso Gürtel, José de la Mata, le ha permitido al ex tesorero del PP que se pase unos días de descanso en una de sus múltiples propiedades inmobiliarias –eso creía yo-, pero al parecer ese merecido relajo lo ha tenido en la casa de un amigo, sita en el Valle de Arán donde, por cierto, Bárcenas y familia poseen un lujoso chalé, producto de su emprendimiento.

Una pequeña molestia ha alterado esas bien merecidas vacaciones, ya que ha tenido que pasarse por el juzgado de Vielha (Lleida), en sustitución de su personación en la Audiencia Nacional, donde acude lunes, miércoles y viernes.

Quien también ha estado de vacaciones ha sido el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que como es habitual en él, ha hecho la Ruta pontevedresa da Pedra da Auga, en compañía del marido de la ministra Ana Pastor, el presidente de la Autoridad Portuaria de Marín, José Benito Suárez. Sin embargo ni ha rozado la localidad de La Estrada en la misma provincia, concello que no le trae buenos recuerdos, aunque le permitió fomentar su amistad con Arsenio Fernández, actual Director General de la Guardia Civil.

En Pontevedra, Rajoy tiene buenos amigos, gentes de todos los sectores y actividades sociales, que le ayudaron en su momento a auparse políticamente. Para Rajoy nunca fue un problema conseguir dispendios para sus campañas electorales. Ayudó mucho y le respondieron.

La comparecencia en el Congreso del ministro Jorge Fernández Díaz para tratar de explicar lo inexplicable, la entrevista que mantuvo con Rodrigo de Rato y Figaredo en la sede ministerial –de la que hasta desconocemos si existe el preceptivo registro de entrada y salida- es otro problema que le ha sobrevenido al presidente del Gobierno.

En su comparecencia, el Ministro de Interior, no se salió del guión: “Era mi deber atenderlo. Se reunió conmigo por su seguridad personal”, repitió como un mantra sin aclarar nada, como es habitual. Según el mandamás de Interior, el Presidente del Gobierno no sabía nada de esa entrevista, se “enteró por los periódicos”, frase tópica que emplean todos los inquilinos de La Moncloa para ocultar lo evidente.

Rajoy no deja de pensar en la próxima andanada anunciada por Bárcenas para este otoño. Nada más y nada menos que un libro, donde nos suministrará más información sobre la caja B del PP, que va a competir con el de otro autor en el que se aportan datos, y muchos, de las finanzas y tejemanejes del aparato político de los populares. Bancos, empresas eléctricas, agencias de publicidad, constructoras y compañías de seguros –además de actividades más oscuras- son algunos de los protagonistas de ese volumen.

No muchos días antes de visitar a su íntimo amigo el ministro de Interior, Rato chapuceaba en un yate por aguas mallorquinas en compañía de Alicia González, periodista del diario El País.

Rato tuvo que salir más que satisfecho de la entrevista que mantuvo con Fernández Díaz, pues ha habido medios de comunicación que han publicado fotografías en las que se le ve bañándose, aunque en este caso en su piscina en Madrid. Mientras se remojaba, recordó las palabras del ministro de Interior: “Tranquilo Rodrigo; tu tranquilo”. Pero de inmediato un escalofrió le recorrió la espalda cuando le vino a la mente que algo similar le dijo Rajoy a Bárcenas, aunque en ese caso a través de un correo electrónico.