Bashar al Asad y Vladimir Putin
Bashar al Asad y Vladimir Putin

Siria
[SEPA/FV] Diario El Peso (24/10/2915)
En estos momentos, el estado Sirio cuya superficie alcanza aproximadamente los 180.000 kilómetros cuadrados (un tamaño algo menor al estado europeo de Rumania, o a los estados norteamericanos de Kansas, Nebraska u Oklahoma, o apenas algo mayor a las provincias argentinas de Córdoba, Mendoza o La Pampa), concentra la atención mundial por implicar un conflicto que interesa a los Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Israel, Irán, Arabia Saudita y Qatar y en la que los bandos enfrentados (el gobierno sirio de Bashar al Asad y los rebeldes que quieren deponerlo) y reciben la interferencia directa de ISIS, Hezbollá y los Kurdos.

El complejo escenario descripto acrecentó los niveles de tensión a partir de la reciente intervención bélica directa por parte de Moscú, que pretende a través de bombardeos sistemáticos en territorio sirio apoyar a su aliado Bashar al Asad que tiene dos frentes, los ataques yihadistas y la rebelión civil que busca deponerlo.

Por su parte, los Estados Unidos temen que los ataques rusos se dirijan en contra de la oposición rebelde que es apoyada mayoritariamente por países de la OTAN y que el objetivo real de los bombardeos sea detener el movimiento opositor que busca destituir a Bashar al Asad.

Para los analistas occidentales (publicados en general por la prensa europea y norteamericana) Moscú tendría varios objetivos:

  • Garantizarse puertos en el Mediterráneo base para su flota, hoy con posiciones operativas en el puerto sirio de Tartus. Si perdiera esta cabeza de playa quedaría confinada al Mar Negro.
  • Contrarrestar la influencia estadounidense y europea en Medio Oriente (esto como parte de la confrontación entre las tres superpotencias –Estados Unidos, China y Rusia- y establecer un balance de poder en el sistema internacional).
  • Lograr la supervivencia de prácticamente su único aliado en la región, el Presidente Bashar al-Asad, ya que necesita incrementar su influencia entre los gobiernos árabes y en general entre los musulmanes.
  • Desviar la atención del conflicto con Ucrania mediante la apertura de un nuevo frente en su relación con los países occidentales implicados en el conflicto.

De ahí que se sostenga (siempre a partir de las mismas fuentes, que los ataques rusos no son solo contra posiciones del Estado Islámico, sino contra cualquier posición contraria a Damasco.

La tensión por el bombardeo ruso ha puesto nervioso al gobierno de Washington que en este contexto ha preferido apoyar a los regímenes sunitas (como Arabia Saudí) y es reactivo a la permanencia de un gobernante que se opone a la presencia norteamericana en la región como el Presidente Bashar al-Asad, que además le garantiza a Rusia el uso militar del puerto de Tartus.

Por otro lado y a los fines de evidenciar las intenciones de Moscú, portavoces occidentales han resaltado que las instalaciones de ese puerto (usadas por la flota rusa), no han sido atacadas por el Estado Islámico u otros grupos opositores al régimen de Damasco.

Cazabombarderos rusos destruyeron arsenales y un centro de comando del grupo Estado Islámico en las zonas centro y norte de Siria, en una nueva oleada de ataques aéreos realizados en las últimas 24 horas. Según informó el portavoz del Ejército ruso, mayor general Igor Konashenkov, las aeronaves de combate realizaron 20 misiones impactando nueve objetivos del Estado Islámico. Según su versión, fueron destruidos un almacén de armas y puesto de comando de Estado Islámico en el área de Raqqa, la capital de los extremistas. En Damasco, un funcionario sirio fue citado, sin revelar su nombre, el sábado por la televisión estatal, señalando que los ataques aéreos “concentrados y precisos” destruyeron un centro de combate en la localidad de Latamneh, en el centro del país, y atacó posiciones en las áreas de Jisr al-Shughour y Maaret al-Numan, en el noroeste.

Konashenkov, en tanto, dijo se destruyeron instalaciones de almacenaje de armamento y equipamiento en ataques aéreos cerca de Jisr al-Shughour, así como un depósito de municiones en Maaret al-Numan. El Estado Islámico no tiene presencia en la provincia noroccidental de Idlib, que incluye a Jisr al-Shughour y Maaret al-Numan. Los ataques rusos, que comenzaron el miércoles, se han concentrado en las regiones del centro y noroeste de Siria, zonas estratégicas que son la ruta hacia el bastión del presidente Bashar Assad, en la capital, Damasco, y la costa. Rusia asegura que los ataques son en contra del Estado Islámico y la filial de al-Qaida en Siria, pero al menos algunos de los ataques parecen haber golpeado a las facciones rebeldes que cuentan con apoyo de Occidente.

Estados Unidos y sus aliados (Francia, Gran Bretaña, Alemania, Turquía, Qatar y Arabia Saudita), apoyados en su tesis que Moscú utiliza los bombardeos para aplastar a la oposición siria, reclamaron a Moscú que “frene inmediatamente sus ataques contra la oposición siria y los civiles y concentre sus esfuerzos contra Isis”, ante la “profunda preocupación” de que una eventual “nueva escalada” contra los opositores moderados pueda “reavivar el extremismo y la radicalización” del conflicto.Siria

Los dichos fueron ratificados personalmente por el presidente francés, François Hollande, a su homólogo ruso Vladimir Putin, en una reunión bilateral de más de una hora en París, antes de la cumbre sobre la crisis ucraniana. “Le dije a Putin que los bombardeos deben atacar a Isis y sólo a Isis”, sintetizó el jefe de Estado francés, que ratificó que, según su visión que “el futuro de Siria pasa a través de la salida de [Bashar al] Assad”.

Angela Merkel (canciller Alemana), fue terminante: “Hemos dicho claramente que Isis es el enemigo. Pero hemos dicho además que para Siria debe existir una solución que tenga en cuenta los intereses de la oposición al régimen de Al-Assad. No debemos olvidar lo que sucedió en Siria, cientos de miles de personas han perdido la vida antes de Isis, a causa del régimen de Al-Assad”

El líder del Kremlin no parece apartarse de su táctica y de su histórica alianza estratégica con el régimen sirio y confía en la tercera ronda de coloquios liderados por la ONU en Ginebra para encontrar una solución pacífica al conflicto, de los que participará Damasco, como anuncio el canciller sirio, Walid Al- Moualem, en la Asamblea General en el Palacio de Cristal.

El Ministerio de Defensa ruso dijo haber atacado un puesto de mando camuflado del Isis en Kasert-Faraj, al sudoeste de Raqqa, y un campo de adiestramiento de la misma organización cercana a Maadan-Jedid, 70 kilómetros más al este. Otras fuentes, como la ONG Observatorio Nacional para los Derechos Humanos, informan que 12 militantes del EI fueron muertos en Raqqa, mientras la cadena Al-Jazeera dio cuenta de un ataque aéreo contra Qaryatain, ciudad en la provincia de Homs controlada por los yihadistas, donde decenas de cristianos son prácticamente mantenidos como rehenes.

En bombardeos anteriores, los cazas rusos destruyeron un centro de comunicación en la provincia de Aleppo, un campo de militantes y un centro de operaciones en la provincia de Idlib (donde en algunos pueblos murieron siete civiles, según la ONG), un puesto de comando en Hama. Todos objetivos clasificados por Moscú como de Isis, pero para las fuentes occidentales, en realidad son zonas controladas por Al-Nusra, brazo sirio de Al Qaeda, o por otros grupos de rebeldes que combaten a Al-Assad y reciben en parte apoyo de Occidente.

Por otro lado, otros analistas consideran que se ha distorsionado la imagen de la oposición siria, presentándola como un fenómeno homogéneo cuando en realidad se trata de un conglomerado de grupos heterogéneos con diversos intereses. Algunos responden solo a la lucha contra Damasco, otros a cada uno de los gobiernos árabes y otros son apoyados por Estados Unidos. La oposición siria no es una sola y ni está necesariamente vinculada con Occidente o con el respaldo estadounidense, sostenerlo es erróneo y un intento por simplificar una compleja realidad.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Diario el Peso.