11-S
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Internacional
espacioseuropeos (20/7/2016)
El gobierno de Barack Obama dio vía libre a que 28 páginas de un informe sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 se hicieran públicas. A través de esas páginas se aprecian ciertos vínculos entre la monarquía de Arabia Saudí y los autores de aquella masacre.

En ese informe se afirma que “con anterioridad al 11 de septiembre, el FBI aparentemente no centraba sus recursos de investigación (…) en ciudadanos saudíes en Estados Unidos debido al estatus de Arabia Saudí de aliado estadounidense”.

El informe –las páginas ahora desclasificadas- generan nuevos interrogantes sobre el papel que pudo tener Arabia Saudí, en concreto sobre la participación  de un funcionario saudí que vivía en Los Ángeles. Al parecer, dicho funcionario ayudó a “dos de los secuestradores tras su llegada a Los Ángeles a principios del año 2000”.

“Los documentos revelan detalles acerca de un incidente acaecido en 1999, en que un vuelo proveniente de Phoenix con destino a Washington DC se vio obligado a hacer un aterrizaje de emergencia debido a actividad sospechosa por parte de dos ciudadanos saudíes, uno de los cuales intentó ingresar a la cabina del piloto en dos oportunidades”, según publica la cadena estadounidense Democracy Now.

A través de esas páginas queda en evidencia que ni el FBI ni la CIA lograron identificar –o no se lo permitieron- esos apoyos, así como el grado de los mismos. Aquella investigación, que data de hace 13 años finalizó con más interrogantes que respuestas.

Hay que recordar que de los 15 de los supuestos terroristas que atentaron contra las Torres Gemelas, 13 eran de nacionalidad saudí.