Un niño apoyado en un coche destrozado por bombardeos saudíes. Procedencia: Anadolu Agency/Getty Images
Un niño apoyado en un coche destrozado por bombardeos saudíes. Procedencia: Anadolu Agency/Getty Images

Internacional
Cordura (19/10/2016)
Salto cualitativo en la guerra saudí-imperialista contra Yemen. Con su agresión directa a finales de la semana pasada, Estados Unidos confirma que quiere mantener la llama de una contienda bélica que ha sido repetidamente condenada por la ONU y que acumula ya numerosos crímenes de guerra.

Estos días Estados Unidos ha bombardeado directamente Yemen, disparando contra blancos de la resistencia hutí. Ha usado la típica excusa-patraña, imputando un ataque previo, algo absurdo e inverosímil porque a los hutíes (que han negado dicho ataque) eso sería lo último que les convendría.

Recordemos que en realidad Obama lleva años bombardeando –“droneando”– Yemen, con el pretexto de que lucha contra Al Qaeda. Pero lo de estos últimos días es ya un ataque directo contra los intereses del propio pueblo yemení, hoy encabezado por la resistencia hutí. Hasta ahora, Estados Unidos apoyaba las masacres saudíes en Yemen, pero no había pasado descaradamente al primer plano, como en este caso.

La invasión saudí del Yemen, y sus crímenes de guerra, han sido repetidamente condenados por la ONU (ver también). Pero ya se sabe lo que le importa eso al Imperio…

La guerra de la Casa de Saud contra el pueblo yemení se remonta a marzo de 2015 y ya reúne un auténtico rosario de crímenes de guerra. Desde entonces, las tropas de esa despótica monarquía, a pesar de su abrumadora superioridad técnico-militar, han sido incapaces de derrotar a la creciente resistencia. Ésta lucha bajo el impulso de la guerrilla de Ansarolá y el apoyo no solo de los chiitas, sino también de sectores sunnitas, pese a las intoxicaciones occidentales que buscan convertir, también este conflicto, en una guerra confesional (chiitas vs. sunnitas), y en una batalla geopolítica entre potencias regionales, Irán y Arabia Saudí (de este modo se persigue, en el mejor de los casos, asegurar la “equidistancia” de los occidentales, mientras en realidad se apoya a la potencia agresora, Arabia Saudí). No obstante, a veces la propia prensa sistémica reconoce ese apoyo sunnita a la resistencia.

Que la mayoría del pueblo yemení está contra la invasión saudí lo ilustra también la inmensa macromanifestación que tuvo lugar hace menos de dos meses en Saná, capital de Yemen (ver fotos aquí y aquí), en apoyo de la resistencia.

Todo indica que es el éxito creciente de los hutíes lo que ha motivado la acción estadounidense, así como el hipócrita llamamiento posterior a un alto el fuego inmediato emitido por los responsables norteamericano y británico de Exteriores, John Kerry y Boris Johnson respectivamente.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Cordura.