Accidente Avión Yak 42.

España
Rafael A. Permuy López (3/1/2017)
¡Qué buenos vasallos si hubiera buen señor!
Siempre me he sentido muy orgulloso de ser un militar demócrata, incluso cuando esto, durante la dictadura, te podía costar el cargo por serlo, y un periodista fiel a mis principios democráticos, informando cuando había que hacerlo y opinando cuando era necesario.

Hoy, una de esas gotas de vitriolo que llevo dentro de mi ser, ha salido, casi materialmente, a la superficie, y me ha quemado la piel. He sentido el escozor del ácido al enterarme que el Consejo de Estado de nuestro país, casi cerca de 14 años después del desgraciado accidente, evitable, del avión Yak 42, en el que murieron, de forma impune, 62 de mis compañeros, hace responsable al Ministerio de Defensa Español y, por ende, a quienes lo dirigían en aquel entonces… Me refiero a Federico Trillo-Figueroa, ministro del PP, y al teniente general, Jefe del Estado Mayor, Luis Alejandre Sintes. Ambos, a pesar de que casi todos los españoles sabíamos de su absoluta responsabilidad, salieron «de rositas» de las «investigaciones» (¿?) realizadas oficialmente y del posterior juicio, en el que pagaron dos o tres «cabezas de turco» que, finalmente, fueron indultados.

¡Esta es la Justicia de este país, compañeros castrenses y civiles…!

Estoy seguro que a muchos de mis colegas militares, aunque sean de ideas conservadoras y hayan votado al PP, se les caerá la cara de vergüenza al haber tenido a estos jefes político-militares que nos han dirigido durante años y que no han sido capaces de asumir unas responsabilidades políticas que, en países europeos más o menos demócratas y civilizados, les hubiese costado el cargo inmediatamente… bien por dimisión o por cese.

Hoy, Federico Trillo sigue de embajador en Londres, cobrando su copioso sueldo, y riéndose de todos nosotros, negando la mayor, como ha hecho hoy… y el teniente general Alejandre Sintes cobra, sin remordimiento alguno, su pensión, en su retiro dorado, sin que su honor militar se resquebraje.

Es por ello, queridos lectores, que el vitriolo me sigue corroyendo la piel y las entrañas… No lo puedo evitar.

Federico Trillo, actual Embajador de España en Londres.

El gobierno de Rajoy y el partido que lo sustenta, el PP, con un cuajo y una cara dura impresionante, dice que, como ha pasado el tiempo, la «cosa» del fallecimiento de 62 militares que cumplían con su deber en el extranjero, carece de la menor importancia. Ninguna de las víctimas son hijos de o miembros del Partido Popular, según parece. Si lo fuesen a lo mejor otro gallo cantaría. O no, con tal de salvar su propio pellejo.

Ante tamaña desfachatez, me viene a la mente aquella frase del Cantar del Mio Cid, un épico caballero de nuestra histórica leyenda medieval, que me apetece reproducir:

¡Dios, que buen vasallo, si oviese buen señor…!

Estos son los «señores» que tenemos y hemos tenido. Es lo que nos merecemos, porque los votamos.

Estoy muy pesimista. ¡No tenemos solución, al menos inmediata…!

N. de la R.
Rafael A. Permuy López es Periodista y Comandante de Artillería (Rt).