Ejército de China.

Internacional
[SEPA] (10/1/2017)
Todo parece indicar que el mar de la China está ingresando al grupo de las zonas más conflictivas del planeta. Si bien por el momento sólo se advierten actividades de posicionamiento estratégico entre las potencias implicadas sin que se hayan producido incidentes graves; la potencialidad bélica y la peligrosidad que representan los conflictos latentes de la región tienen proyección planetaria en una escala e intensidad exponencialmente mayor que las zonas más álgidas que hoy se encuentran bajo fuego cruzado en el cercano oriente.

Si bien son complejas las causas del conflicto regional, la retórica anti-China del Presidente electo Donald Trump han sensibilizado las tensas relaciones bilaterales entre las dos grandes potencias. Muestra de ello ha sido la inesperada conversación entre Donald Trump y la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.

Durante la conversación el magnate inmobiliario felicitó a Tsai por su victoria en las elecciones presidenciales que se celebraron este año. El equipo de transición del Presidente informó que los mandatarios hicieron referencia a los estrechos lazos económicos, políticos y de seguridad que existen entre ambas naciones. Sin embargo para muchos analistas todavía es prematuro aventurar si el diálogo telefónico es una señal de cambio en la estrategia para extremo oriente de Estados Unidos, aunque este episodio contradiga abiertamente las últimas décadas de política estadounidense (tanto de administraciones republicanas como demócratas) en torno a Taiwán.

La actitud de Trump para con Tsai ling-wen rompió el protocolo adoptado por la administración estadounidense desde que decidieron dejar de comunicarse directamente con el presidente de Taiwan en 1979. En ese momento, los lazos diplomáticos entre Taiwán y Estados Unidos fueron cortados y Washington adoptó la tesis Pekín de “una sola China”. Es por ello que China protestó por la llamada de Trump a Tsai.

Lo que resulta todavía más preocupante para el Pentágono, es que satélites de inteligencia estadounidenses han detectado actividad preparatoria de la fuerza armada de China, para enviar componentes para la versión china del sistema de misiles SA-21 tierra-aire más avanzados a sus islas en el Mar de China Meridional. (A comienzos de 2016 –febrero-, China había desplegado un avanzado sistema de misiles tierra-aire, el HQ-9, en Woody Island, una isla en la cadena Paracel Island en el Mar Meridional de China, también reclamada por Taiwán y Vietnam.

El jefe del Comando del Pacífico de los Estados Unidos, el almirante Harry Harris, dijo en repetidas ocasiones en el último año sobre continuo desarrollo militar o “militarización” de China del Mar de China Meridional. En octubre, un destructor de la Marina de los Estados Unidos navegó cerca de Woody Island en lo que el Pentágono llama una operación de “libertad de navegación”. Los chinos calificaron el acto de “provocativo”. Fue la cuarta operación de este tipo por parte de la Marina de Estados Unidos en el último año. China ha construido más de 3.000 acres artificiales sobre los arrecifes en el Mar de China Meridional en los últimos años. Ahora tiene tres pistas de aterrizaje y ha enviado bombarderos y aviones de combate a varios de ellos.

Fotos satelitales mostraron en agosto que China avanzaba en la construcción de estructuras de hormigón endurecidas que permiten desembarcar bombarderos chinos y aviones de combate, así como aviones de reabastecimiento en vuelo, ampliando enormemente el alcance del ejército chino.

Las fotos fueron recolectadas y estudiadas por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un grupo de expertos con sede en Washington y mostraban la construcción de las islas artificiales de China en los arrecifes Fiery Cross, Subi y Mischief.

El interés estadounidense en la región Asia-Pacífico incrementó en 2009, cuando la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, calificó al mar de la China Meridional como un desafío nacional para Washington. En este contexto, visitó Filipinas para convencer al entonces presidente del país, Benigno Aguino III, de abrir las bases estadounidenses cerradas en los años 1990.

Por su parte, el periodista y director australiano John Pilger que filmó un documental titulado “The Coming War on China” (La inminente guerra con China). Pilger consideró que China está rodeada por un gran nudo estratégico de bases militares y que una de las bases más grandes de Estados Unidos, se encuentra en Okinawa a sólo 500 millas de China.

Está construyendo otra base para el sistema Aegis en la isla de Jeju, en Corea del Sur y además, el sistema de misiles THAAD que desplegó supuestamente pensando en Corea del Norte, en realidad está dirigido contra China.

Taiwa, USA y China.

En este contexto dos cazas F-15 de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, país aliado de Estados Unidos se han acercado el pasado sábado a aviones de combate de la Fuerza Aérea de China de tal manera que obstaculizaron su trayectoria, según ha denunciado el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Yang Yujun. Al parecer, las aeronaves japonesas lanzaron trampas térmicas al aire, en el marco de una maniobra militar, lo que habría puesto en peligro a los aviones chinos y a sus tripulaciones, que estaban realizando un vuelo de prácticas en el estrecho de Miyako, cerca de la prefectura nipona de Okinawa.

China se ha quejado sobre “varias actividades de los aviones y buques militares de Japón que en los últimos años podrían dar lugar a malentendidos y resultar en disputas o incluso conflictos en el espacio marítimo y aéreo”. Por ello ha instado a Tokio a que adopte medidas eficaces para evitar problemas de seguridad similares en el mar y el aire. Las tensiones entre China y Japón se intensificaron en 2012, después de que el Gobierno japonés nacionalizara tres de las islas de Miyako, de gran importancia porque conectan a China con el Pacífico Occidental y están muy cerca de las islas Senkaku (en japonés) o Diaoyu (en chino), cuya soberanía se disputan Pekín y Tokio en el mar de la China Oriental. Además, las partes se enfrentan con otros problemas en el mar de la China Meridional.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Diario el Peso.