Julian AssangeInternacional
Alejandra Durrell (17/5/2017)
La deriva política de Estados Unidos es más que latente y ya nadie la puede ocultar. Espionaje masivo a ciudadanos estadounidenses y líderes políticos europeos y de otros países, son sólo una pequeña parte de una actividad que atemoriza. La crisis de Corea del Norte es una mera estrategia para “colocar” lanzaderas de misiles, encubiertas bajo el eufemismo de  ´barreras antimisiles´ en la frontera con China y cerca de Rusia, involucrando a Japón y Corea del Sur.

Por si fuera poco, Venezuela está en la diana de una acción militar estadounidense, aunque la Administración Trump pretende involucrar a Colombia, Argentina y Paraguay entre otros países de la órbita. El primer síntoma que hemos percibido ha sido la preocupación estadounidense por la “crisis humanitaria” en la que vive la población venezolana. Y, en consecuencia, habrá que acudir en a salvarla.

A la par que se diseñan y ejecutan esas estrategias, en el epicentro de Estados Unidos se llevan a cabo varias investigaciones sobre lo que rodeó a la campaña electoral de Donald Trump, que causó un enorme daño a Hillary Clinton y a sus financiadores.

El objetivo es tratar de conseguir cuantas más pruebas mejor, de que hubo una conspiración en colaboración con Rusia para que venciese Trump. Hace unos días, la cadena Democracy Now se puso en contacto con Julian Assange, fundador de Wikileaks, que filtró miles de documentos  -más de 20.000 correos electrónicos entre miembros del Comité Nacional Demócrata-, lo que causó un enorme impacto en la sociedad estadounidense y sobre todo en las elites políticas.

Un día antes, e incluso el mismo día de las elecciones presidenciales, Wikileaks  hizo públicos  otros 20.000 correos electrónicos de John Podesta,  director de campaña de la candidata Clinton.

Las distintas agencias de inteligencia estadounidenses no dudaron en achacar a Rusia la autoría de haber “conseguido”  esos correos electrónicos. Pero, sin embargo, WikiLeaks, sostiene que no fue Rusia la fuente de esos miles de documentos, sino

Democracy Now  se puso en contacto con Julian Assange, que permanece desde hace cinco años en la embajada de Ecuador en Londres, y esto fue lo que manifestó a las preguntas de Amy Goodman, periodista de esa cadena estadounidense.

“Hemos expresado muy claramente que nuestra fuente no es ningún miembro de ningún Estado, incluyendo el gobierno ruso. Ahora, si nos fijamos en las declaraciones de James Comey, de James Clapper, si nos remontamos a un par de meses, a las declaraciones de Barack Obama, todos ellos están de acuerdo con nuestra explicación. Ahora bien, lo que la investigación estadounidense por parte de James Comey parece estar tratando de decir, al menos públicamente, es que ellos perciben que o bien desde Rusia, o bien desde algún otro sitio, se realizó algo de piratería contra el DNC y otras instituciones estadounidenses. De hecho, las acusaciones apuntan a que las comunicaciones de varios miles de personas fueron interceptadas en esas operaciones”.

La periodista le pregunta que cómo es que él (Julian Assange) sabe que no fue Rusia la autora de esas filtraciones, a lo que Assange responde: “Prestamos mucha atención a nuestras publicaciones. Tenemos la costumbre de llegar a una buena comprensión de las mismas. Así las cosas, no estamos dispuestos a entrar en detalles acerca de nuestra fuente, porque podría describir el tipo de persona de que se trata, el tipo de competencia en la que se encuentran, lo que podría ponerlos en riesgo. Pero hemos dicho claramente que nuestra fuente no es un miembro del Estado ruso. Ni siquiera el gobierno de Estados Unidos sugiere que nuestra fuente sea un miembro del Estado ruso. Lo que parece estar sucediendo es que existe la percepción de que se han interceptado las comunicaciones, o se ha intentado hacerlo, de miles de personas. Nada fuera de lo normal en cuanto a recopilación de inteligencia ante unas elecciones. Es de suponer que ha sido llevada a cabo por muchos Estados. Me sorprendería si eso no incluyera a Rusia. Y aquí están las publicaciones de WikiLeaks; lo que no hay es algo entre medias. Por lo tanto, se da el siguiente alegato: «Bien, si por un lado ha habido piratería, y por otro hay publicaciones, entonces deben estar directa, causal e intencionalmente relacionadas». Pero hasta ahora, no hay evidencia de ello”.

Hillary Clinton y Donald Trump.

A otras intervenciones, Assange responde así: “Bueno, yo no quiero hacer apología de esta gente –políticos- pero, de verdad, la política de partidos estadounidense es algo de lo que todos se deberían alejar: el establecimiento de estas dos polaridades por parte de diferentes élites que luego succionan toda la energía política en el país. Bueno, pero podemos hablar un poco más adelante acerca de lo que ha sucedido con el gobierno de Trump y con este proceso fascinante que hemos estado viendo acerca de cuántos días tarda el sector de la seguridad en digerir a un presidente. Parece que la respuesta es algo así como 75 días. Respecto a Roger Stone, nunca me he comunicado con ese tipo, y él nunca se ha comunicado conmigo, excepto recientemente para decir: «¿Qué haces diciendo que nos hemos comunicado? Por favor, explícate, porque, de acuerdo a nuestros registros, no lo hemos hecho». Él se ha insertado a sí mismo brillantemente en esta ecuación. Ahora, recordemos que Stone fue expulsado en 2015 de la campaña de Trump. Cuando WikiLeaks estaba ocupado con sus publicaciones que exponen la intromisión en el proceso de las primarias en el comité demócrata, eso fue lo más grande en el radar político de ese período de tiempo. Y así, Stone, que no tenía cabida en ningún sitio, decidió sugerir que tenía contacto con nosotros. Pero analicemos sus predicciones. Predijo que nuestras publicaciones iban a ser acerca de la Fundación Clinton. Estaba equivocado. Todas sus otras predicciones, a pesar de ser exactas, son declaraciones que nosotros hicimos públicas. Dijimos que teníamos información sobre Hillary Clinton y que la íbamos a publicar. Por lo tanto, cuando escuchamos a Adam Schiff comentando que Roger Stone dijo que las publicaciones de WikiLeaks iban a producirse, nosotros dijimos en entrevistas de televisión que teníamos publicaciones acerca de Hillary Clinton en camino. Stone predijo que íbamos a publicarlas el 4 de octubre. Nosotros no publicamos el 4 de octubre. Ese día era nuestro 10º aniversario, etc. Literalmente, no existen predicciones que él haya hecho en relación a nosotros que se hayan hecho realidad, fuera de las que eran públicas. Por lo tanto, creo que es preciso admirar el descaro de la forma en que ha jugado dentro de sus deseos demócratas para ver una conexión, y cómo lo ha aprovechado con el fin de vender sus libros y con el fin de ganar protagonismo: es impresionante. Él simplemente pone a disposición un trozo de cebo que él cree que la prensa alineada con los demócratas picará servilmente y pone el gancho en su boca”.