Jaime Costos , Embajador de Estados Unidos en España, y Pablo Iglesias

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (15/8/2017)
La deriva de Podemos es ya una constatación que no admite duda alguna. Me refiero al alejamiento de sus promesas electorales (principios programáticos) y al acercamiento a la “casta”.  Podemos ha abandonado el “No a la OTAN”, la “Renta Básica”, bajarse “sus” sueldos públicos y, en general, las críticas al sistema, en especial al PSOE al que ahora hace guiños para tratar de gobernar juntos. Eso, por no mencionar las disculpas, debilidades y tolerancias que  tiene el partido de Pablo Iglesias con algunas de las “acciones” y declaraciones de algunos de sus destacados miembros.

Que yo recuerde, Podemos no ha vuelto a mencionar la canallada socialista  –de Zapatero con el apoyo de Rajoy– de reformar el artículo 135 de la Constitución Española, que se hizo de forma urgente y sin consulta popular. Hablo de la reforma constitucional hecha a hurtadillas en agosto de 2011, mediante la que se modificaba el artículo 135 de la llamada Carta Magna.

Mediante esa reforma, el gobierno socialista incluyó en la Constitución Española el siguiente texto: Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión”.

Pedro Sánchez votó a favor, como la mayoría de los socialistas en el Congreso de los Diputados. ¿Obediencia debida, temor a perder el peculio o, simplemente, estaba de acuerdo con la medida?

El vaivén de Podemos se ha visto en su alianza con el socialista Emiliano García-Page, presidente de la comunidad de Castilla La Mancha. García-Page, personaje sin consistencia en sus fidelidades –característica de la especie política-, ha sido hasta hace poco enemigo enfervorizado de Pedro Sánchez y, por tanto, aliado incondicional de Susana Díaz, ha modificado de nuevo su discurso de la noche a la mañana. Ahora forma parte del grupo de aduladores del nuevo secretario general del PSOE. La perorata crítica de Emiliano García-Page  contra Pedro Sánchez se paseaba con soltura, hasta hace poco, por los medios de comunicación que apoyaban el “todos contra Sánchez” –Cadena SER, COPE, ONDA CERO y RNE-, convencido de la victoria del movimiento que encabezaba Susana Díaz, pero que estaba dirigido entre bambalinas por Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, además del incondicional apoyo del stablishment. Como era lógico en esa estrategia, García-Page no ocultaba su animadversión a Podemos.

Pero el Poder es muy goloso, da muchas satisfacciones, y con facilidad el Vellocino de Oro conduce a modificar los hábitos y el estatus social, además de alterar de modo significativo la manera de pensar. Todo ello se produce sin el menor rubor ni alteración psíquica.

Unos justifican esos cambios y acciones, acudiendo a “razones de Estado” y otros al “beneficio del pueblo,  de la clases menos favorecidas”; o, como en el caso de García Page, por la  “salvaguarda del cumplimiento de los acuerdos presupuestarios”.

En Castilla La Mancha, los socialistas gobernaban, aunque no con mayoría absoluta, lo que les impedía, por ejemplo, aprobar los Presupuestos Generales de la comunidad autónoma.  Y ahí comenzaron las conversaciones para atraerse a Podemos. El caso es que, las conversaciones no fueron que se diga muy duras, y se llegó al pacto. Inmaculada Herranz y José García Molina, de Podemos, se hacen con la Consejería que se encargará del Plan de Garantías Ciudadana (nueva) para la primera, y la Vicepresidencia Segunda de la comunidad, para el segundo

Pedro Sánchez-Albert Rivera, firman papel mojado.

Atrás quedan las duras críticas a los socialistas. Se olvidaban de un plumazo las acusaciones sobre el empleo de la “cal”, los GAL, la corrupción, la Reforma Laboral (la primera la llevó a cabo José Luis Rodríguez Zapatero).

Como era de esperar, los anticapitalistas de Podemos han mostrado su desacuerdo. , Miguel Urbán (eurodiputado), Teresa Rodríguez (secretaria general de Podemos en Andalucía), Isabel Serra y Raúl Camargo (diputados autonómicos en la Asamblea de Madrid), entre otros, han puesto el grito en el cielo. Pero ya se sabe, la mayoría vence.

El asunto, sus divergencias, explicaciones y justificaciones, pura comedia. Ya lo decía el filósofo Friedrich Nietzsche: “En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo: gira de modo invisible. Sin embargo, en torno a los comediantes giran el pueblo y la fama: así marcha el mundo. Espíritu tiene el comediante, pero poca conciencia del espíritu. Cree siempre en aquello que mejor le permite llevar a los otros a creer -¡a creer en él!-. Para conseguirlo, a veces, grita su mensaje; que unas veces es uno y otras otro, depende de cómo esté el mercado”.