En Salé (Marruecos), en el juicio de los presos políticos de Gdeim Izik.

Sáhara Occidental
Espacios Europeos (26/1/2018)
No callaba  ante las violaciones de los Derechos Humanos y siempre estaba en primera línea en las manifestaciones en defensa de la independencia del Sáhara Occidental.  Falleció el 24 de enero de 2018 y su entierro fue una de las  mayores concentraciones de saharauis en el Aaiún desde el campamento reivindicativo de Gdeim Izik, desmantelado por las fuerzas de ocupación marroquíes en noviembre de 2010.

El verano pasado sufrió agresiones y malos tratos de la policía marroquí, que desmontó en varias ocasiones la jaima que él y su familia instalaron en la calle tras haber sido incendiada una vivienda familiar por un policía.

El  relato que hizo el anciano demostró su espíritu combativo: “Nos asaltaron esos perros, esos salvajes, sobre las dos de la mañana. A mí me golpearon en la pierna, que aquí se ve cómo está,  Sus golpes sólo me dieron más fuerza, militancia y más convicción en la lucha. Y aquí seguiremos enfrentándonos a ellos hasta que desalojen la tierra o nos aniquilen y nos convertiremos en una tumba colectiva, como pasó en Gdeim Izik”.

Su vida fue la oposición permanente al ocupante marroquí: se manifestó con los sindicatos y los parados en 1999 y recibió una paliza; también lo hizo ante el Alto Comisionado por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2006 y fue atropellado con un coche por la policía, sufriendo fractura de una pierna; en 2011 luchó por la liberación de los presos políticos saharauis y fue golpeado y amenazado; asistió al 13 Congreso del Frente Polisario, en los territorios liberados, y a su regreso “se ganó” heridas de diversa consideración; su participación en el duelo por el fallecimiento del presidente Mohamed Abdelaziz le supusieron  más amenazas.

En Gdeim Izik, Deida ofició la despedida a Najim Gerhui, un joven de 14 años que murió por disparos de la policía marroquí,  y el pasado año viajó hasta Rabat para apoyar a los presos que fueron juzgados y condenados por  el “campamento de la dignidad”. Y  así, otras muchas acciones reivindicativas y de protesta.

Este anciano saharaui fue soldado del Ejército español en la época colonial, sirviendo en la Policía Territorial del Sáhara,  por lo que le fue asignada una pensión.

Fuente: Contramutis.