Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (31/5/2018)
Cuando lean esto probablemente ya no esté Mariano Rajoy en La Moncloa; quizás se encuentre haciendo las maletas o camino de Pontevedra, su tierra natal. O quizás nos sorprenda, y dimita. Modestamente, un servidor apuesta por la inacción. O sea, que no hará nada. Pero veremos. Todo depende del resultado de los constantes movimientos logísticos que desde hace días –sobre todo desde que Pedro Sánchez anunció la Moción de Censura- están llevando a cabo las fuerzas vivas y poderosas de este país llamado, de momento, España.

La corrupción existe desde que el homo sapiens pisa la tierra. Y no es que no sepamos acabar con ella, es que no queremos. Mucho hablar, mucho criticar, pero a la hora de dar el paso, no escaqueamos de pagar el IVA y engañamos lo que podemos en la Declaración de la Renta. Las excusas son muchas, variopintas, y suelen ir acompañadas del argumentario acorde con la ideología.

Que el PP tenía una Caja B, que había una estructura contable paralela a la oficial, que la organización se nutria de las donaciones de empresas a cambio de recibir adjudicaciones, nadie lo duda, ni los jueces, como así lo ha sentenciado la Audiencia Nacional. Bueno, sí, lo duda la pone el mismo Rajoy, María Dolores de Cospedal y otros muchos. Pero otros muchos en ese mismo partido han luchado y lo siguen haciendo por acabar con esas artes mafiosas.

La comparecencia esta semana de Cospedal en la comisión parlamentaria que investiga la corrupción fue todo un dislate, plagada de un argumentario falso a pesar de ser Abogada del Estado. Negó todas y cada una de las acusaciones de los diputados y cuestionó, incluso, el contenido de la sentencia emitida por la Audiencia Nacional, a la que calificó como “tendenciosa”.

El discurso defensivo de los barones del PP se ha endurecido, lo cual parece lógico a la vista de la que está callando. Pero hay una o dos personas que permanecen agazapadas esperando su momento. Son Soraya Sáenz de Santamaría y Alberto Jeijóo, presidente de la Xunta de Galicia.

Las alternativas a la grave situación en la que se encuentra España son varias: que Rajoy no mueva ficha de momento, algo habitual en él; que triunfe la Moción de Censura con el apoyo de los partidos independentistas, con lo cual los nubarrones se transformaran en lluvias torrenciales; o que Ciudadanos apoye a Pedro Sánchez; algo poco creíble, pues nuestro Macron aspira a ser el inquilino del palacio de La Moncloa. Podemos apoya sin fisuras la jubilación de Don Mariano y un ERE en el PP.

Para que nos demos cuenta en el guirigay en el que estamos inmersos, me permito unas reflexiones.

Por ejemplo, por qué Pablo Iglesias dice ahora que si fracasa la moción de censura, Pedro Sánchez debe irse a casa. ¿Lo hizo él cuando fracasó su moción? Y más, el señor Iglesias afirma ahora que si fracasa esa moción, Podemos optará por impulsar otra como la que quiere Ciudadanos y «trabajar para que haya elecciones lo antes posible». ¿Entiende alguien algo?

Y el colmo, Albert Rivera ha propuesto al PSOE un candidato independiente, a elegir entre, ¡agárrense ustedes!, Javier Solana Madariaga, Ramón Jáuregui y Nicolás Redondo. De independencia nada y cuestiono la valía de cada uno de ellos para gobernar a los españoles. Al escuchar el nombre de Javier Solana casi me da un pasmo. O Rivera ha hecho esa propuesta a sabiendas del rechazo que iba a tener o es que desconoce algunos pormenores.

Por ejemplo, que Javier Solana, aquel que se manifestaba desde el PSOE como contrario a la OTAN, fue, tras apoyar los socialistas la entrada de España en esa organización, el que la dirigió como secretario general. Y que durante su mandato, Montenegro fue sometido a intensos bombardeos por la OTAN allá por el año 1999. La Alianza Atlántica bombardeó sin piedad el país, entonces parte de Yugoslavia, entre los meses de marzo y junio de 1999, en medio de la denominada “guerra de Kosovo”.

Esos bombardeos se llevaron a cabo sin autorización de la ONU, con la participación de cazas F-18 del Ejército español. La cifra de muertos en esos ataques, sobre tierra y combates en el aire, causó varios miles de muertos, entre militares y, sobre todo, población civil. La OTAN nunca ha reconocido esos hechos. Y los medios de comunicación corrieron un tupido velo. Y los socialistas españoles escondieron esos cadáveres bajo las alfombras.

Como gran estadista español y europeo, Javier Solana afirmó en Tel Aviv en 2009, que “Israel es miembro de la Unión Europea”. Estas declaraciones las hizo cuando era, nada más y nada menos, que Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común.

Visto lo visto, apunto a que entre todos busquemos, candil en mano, como hizo el filósofo Diógenes, a un hombre o mujer (o muchos) para que nos alumbren, que nos den clases de ética y honestidad y que nos enseñen los valores que deben predominar en una sociedad. En definitiva, que nos enseñen a ser ciudadanos.