Alfonso Guerra y Susana Díaz

España
Diego Camacho (24/5/2018)
Las presiones políticas realizadas sobre el caso de los ERE de Andalucía, han sido desveladas en una entrevista que el diario ABC ha realizado a la juez que instruyó este proceso hasta que fue sustituida. Sostiene Mercedes Alaya en señalar a Alfonso Guerra y Susana Díaz como las personas más relevantes del PSOE en esa acción.

Las revelaciones han cogido a poca gente por sorpresa, pues cuando el CGPJ la ascendió y no permitió que continuara en comisión de servicio con el caso de los cursos de formación, la instrucción sobre los ERE estaba prácticamente acabada, se percibió que los dos partidos políticos mayoritarios acordaban el “control de daños”. Justa correspondencia del PP a la tibia actitud mantenida por el PSOE con: la destrucción a martillazos de los discos duros de Bárcenas; los sobres de dinero negro; la evasión y la amnistía fiscal…

Tenemos un problema, los dos partidos mayoritarios han consensuado limitar en lo posible los daños políticos y penales, derivados de sus corrupciones respectivas mientras que los dos partidos emergentes, nacidos con el objetivo de acabar con este estado de cosas levitan en las delicias que proporcionan el dinero y el poder.

Es necesario comenzar una rebelión contra la corrupción. Hay que resucitar a Montesquieu. Para ello es preciso disponer de un poder judicial independiente y neutral, que aplique las leyes a todos los ciudadanos por igual. A los políticos debe exigírseles que aparten sus manos de la judicatura. No es aceptable que los partidos políticos nombren a los magistrados.

Tampoco es de recibo el blindaje que en forma de aforamiento se han procurado estos “próceres”, cuando llegan a un cargo público. Recuerdo que nada más pactar C´s con el PP para la investidura de Rajoy, Rivera prometía acabar con estos aforamientos en tres meses. ¿Quizás las alfombras del Ritz han conseguido atenuar el peso de la promesa?

Mercedes Alaya.

La lista de los elementos que han ido agostando nuestro sistema político sería interminable, pero todos ellos han servido para facilitar la corrupción de los servidores públicos y para que, si eran pillados, su coste penal fuera mínimo y además pudieran conservar la mayor parte del dinero obtenido.

La corrupción política generalizada nos ha traído al punto donde nos encontramos, la pérdida de la identidad nacional y la creciente insolidaridad social, lo que Ortega y Gasset definía en los albores del siglo XX, como la España invertebrada. Es de todo punto necesario expulsar de la vida pública a todos los políticos que han confundido a España con una marca y han hecho dejación de sus responsabilidades en perjuicio de todos y en beneficio de ellos y sus amiguetes.

N. de la R:
El autor es coronel del Ejército, Licenciado en Ciencias Políticas y escritor.