Obiang Nguema no responde, de momento…

Guinea Ecuatorial
Abaha (23/7/2018)
En Guinea Ecuatorial se está produciendo una silenciosa revolución de la que analistas, medios de comunicación y cancillerías no se están percatando. Y, por supuesto, los servicios de información tampoco. Unos y otros están a lo que emana el poder, que en este caso es el “negocio” del petróleo, que controla la información y las idas y venidas de políticos, lobistas y hombres de negocios sin escrúpulos.

El germen de esa revolución es la desigualdad, la violencia extrema, el nepotismo, la avaricia y el egoísmo. Y, sobre todo, el percatarse de que desde fuera del país, nadie les va a ayudar. Todo son falsas promesas, palmaditas en la espalada, bellos discursos cargados de mentiras destinados a calmar a los “rebeldes”, y poco más.

Como decimos, desde hace un tiempo, las redes sociales han comenzado a recoger el malestar de todo eso que decimos. Son las mujeres y los/as más jóvenes, los grupos que manifiestan más actividad en las redes sociales. No se muestran partidarios de tal o cual partido político, todos quieren un cambio; un cambio radical que acabe con la penuria de un rico país, mal gobernado donde la corrupción campa a sus anchas.

Nos ha llamado la atención el llamado ´Grupo de Mujeres y Hombres desesperados de Guinea Ecuatorial” (Trinidad La Trini‎) que despliega suma actividad, creatividad y objetividad. Hay otros muchos grupos e individualidades, a los que queremos apoyar a difundir sus comentarios e informaciones. Andaremos con cuidado, pues sabemos que otros aprovechan ese espacio para tratar de colarse.

Muchos de esos grupos e individualidades se han adherido, a través de las redes sociales, a la “convocatoria de la concentración del pueblo guineano el día 3 de agosto en la Plaza de la Marina Española de Madrid de 12 a 14 horas, metro Plaza de España y Ópera”.

Esa concentración –la del día 3 de agosto en Madrid-, de la cual nos hemos hecho eco, puede ser el comienzo del cambio. Sería conveniente, necesario e imprescindible, que hubiera unidad de criterio en su preparación, desarrollo y organización. Y que los oradores no tuvieran “pelos en la lengua”, y dijeran las cosas claras. Ya es hora de dejar atrás un “lenguaje políticamente correcto”, que no sirve más que para ocultar la verdad y dar alas a los verdaderos enemigos.

¡Nos vemos en Madrid, el 3 de agosto, frente al Senado Español!