la-diada2Cataluña/España
espacioseuropeos.com (13/9/2012)
La manifestación de los independentistas catalanes (la Diada) ha sido multitudinaria. Nadie lo puede negar. Como tampoco se puede obviar que ha sido agitada desde el gobierno de CiU, con el beneplácito de independentistas y, también, por el PSC (Partido Socialista de Cataluña).

Más de un millón de personas se congregaron en Barcelona para mostrar su  deseo de «libertad», según ha manifestado hoy el presidente del gobierno de Cataluña, Artur Mas: «Creo que hemos ofrecido al mundo y a Europa (…) no solo la imagen de la mejor Cataluña sino un mensaje potente, muy potente, de anhelo de libertad y de querer ser un pueblo normal entre los países y las naciones del mundo», dijo.

CiU y el resto del independentismo catalán han sabido agitar a unas masas afectadas por la crisis económica, culpando al Estado español y a su «injusto» sistema fiscal de los males que asolan a la ciudadanía catalana.

Radio Nederland -un ejemplo de cómo se ve el asunto en Europa- recoge que «Cataluña, cuya economía es mayor que la de Portugal, representa una quinta parte del PIB total de España, pero se ve duramente golpeada por el plan de austeridad del gobierno central de Madrid y por la crisis económica que llevó al desempleo a uno de cada cuatro trabajadores en todo el país».

Tras la masiva manifestación queda claro que las relaciones entre el Estado y el gobierno catalán no serán las mismas, como tampoco será la misma entre catalanes y el resto de los españoles. Ya comienza a ser habitual escuchar «pues si no quieren ser españoles que se vayan».

Qué más nos da ya de lo que puedan hablar el 20 de este mes en La Moncloa, Artur Mas y Mariano Rajoy. El primero, ufano y prepotente, le exigirá el rescate catalán; le pedirá con urgencia los 5.023 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómico,  con los que ir tirando hasta la próxima. La próxima presión, amenaza, chantaje… Y Rajoy atenderá sus demandas como lo hace con el separatismo vasco. Él sigue la estela de Zapatero, el camino trazado. Por cierto, Bolinaga ya se puede ir a casa, así lo han decidido sus Señorías de la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

En fin, volviendo al asunto catalán. Cuando en un matrimonio, uno de los dos cónyuges quiere separarse, es sabido que por mucho que el otro haga, tarde o temprano, la separación se consumará.