España/Economía
Manuel Funes Robert (29/8/2013)

Fábrica de dinero (Dibujo de Economía en una lección)
Fábrica de dinero (Dibujo de Economía en una lección)

Hace más de un año, cité a Goethe en su inmortal FAUSTO en relación con la creación del dinero y por tanto de la riqueza. En la corte de un rey que visita junto a Mefistófeles, aquel se queja de las deudas impagables que ha contraído su reino. El diabólico Mefistófeles encuentra la solución haciéndole firmar pagarés con la firma real y con la siguiente leyenda: «Sepa todo el que viera esta cedulilla que vale por 5000 coronas en prenda de las cuales le asigno los incontables tesoros que yacen en los palacios imperiales». Cuando el rey responde aterrado que aquello es falso ordena retirarlos de la circulación, los ministros le responden «Mira a tu pueblo, antes en desánimo y ahora corre el vino en las bodegas al grito de viva el emperador». Todo funciona y se cancelan las deudas porque todos aceptan las cedulas como medio de pago, sin más respaldo que dicha aceptación.

Se trata de una perversa y lucida ficción, que años más tarde llevaría a la práctica, forzado por la situación Mac Donald en el Banco de Inglaterra. Y más tarde Tito en Yugoslavia lo llevó a la práctica al encontrar las maquinas que fabricaban liras y que habían sido abandonadas por los alemanes al replegarse después de la ofensiva aliada a Anzio. Con el dinero impreso, exactamente igual que el que circulaba y de curso legal pues lo imprimía la imprenta que imprimió los otros, y con ello reconstruyó Trieste. Los aliados, al descubrirlo le amenazaron con sanciones a lo que Tito astutamente respondió que destruiría las reconstrucciones financiadas con este dinero nuevo.

He querido llamar la atención de mis lectores de la malsana coincidencia entre los teóricos del dinero escaso y caro -respaldado por su valor en metal- con los pocos que se benefician precisamente de esa escasez. Pues es un hecho indiscutible que el dinero sin respaldo de metal funciona desde los años 30 y mucho más desde que Nixon anuló en lo setenta la convertibilidad del dólar en oro. Esta comprobación empírica no ha conseguido convencer a los aliados de aquellos oscuros intereses.

Y si alguien todavía tiene dudas sobre el mero valor cambiario que tiene el dinero las televisiones nos dan todos los días una lección muda al mostrarnos constantemente la famosa «maquina de imprimir dinero». Vemos en estas imágenes el aserto de que una imagen vale más que mil palabras.

Esa imagen viene a decirnos que el dinero de hoy nace de la nada, sirve para todo y no cuesta nada, salvo el mantenimiento de la impresora, el papel y la tinta.