Descansando.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (10/7/2014)
Este pueblo mío parece que se desayuna con elevadas dosis de Valeriana, que como es sabido es una planta relajante que actúa como sedante a la vez que calma y adormece las pasiones y los desvaríos del estado anímico. O, lo que es peor, está afectado por el virus que provoca un aplanamiento del carácter, una especie de “encefalograma plano” generalizado.

Lo digo porque con la que está cayendo permanecemos en perfecto estado de letargo, cual oso ártico en época invernal, como si nuestras neuronas estuviera adormecidas o lo que sucede no fuera con nosotros. Da la impresión de que estamos en el más allá y no en el más acá.

Por la mañana, desde primera hora, todos los medios de comunicación nos relatan cada hora las ocurrencias dialécticas de Mariano Rajoy. Por ejemplo, «Aquí hacemos una sucesión en 15 días y no pasa nada», en relación a la ley que a toda prisa han elaborado para que el “pase” de la corona de Juan Carlos I a la testa de Felipe VI sea rápido y sin problemas. “Que la gente casi ni se entere”. De hecho el padre no se ha movido de su casa ni el hijo de la suya. Lo del pueblo es lo de menos, esos ya tienen bastante con lo suyo y si hace falta les metemos hasta en la sopa fútbol, toros, tenis y lo que sea.

Rajoy está empeñado en que nos creamos que “todo va bien”, que “estamos saliendo de la crisis”, que nos “va a devolver la confianza perdida en los últimos años”. Y el caso es que a fuerza de repetirlo una y otra vez, vamos a terminar creyéndolo. Seguro que es Pedro Arriola, el que fuera oráculo de Aznar, quien dirige esa operación. Ya se sabe que “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”,

frase atribuida a Napoleón Bonaparte, que conociendo a los franceses no es de extrañar que se acuñara en la Península Ibérica.

Eso y mucho más, dijo Mariano Rajoy en la FAES, la fundación de Aznar, como la Pablo Iglesias es de Alfonso Guerra. Las dos se nutren del erario público, como pagamos las de todos los partidos políticos. Ya se sabe, el que no se monta su fundación es un inepto, por no decir otro adjetivo que empieza por j.

Vuelve a salir a la palestra el nombre de aquel magistrado, ex presidente del CGPJ y ex presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, que ahora anda ya jubilado pero con ganas de marcha a tenor de los muchos viajes que hace a Torremolinos (Málaga), donde se aloja a lo grande, pata folgar, rodeado de escoltas que le protegen no se de qué. Por cierto, folgar aparte de entenderse como “ayuntamiento carnal” puede interpretarse también como “holgazanear”. Hace algo más de dos años, Divar ocupó las portadas de la prensa por sus numerosos y costoso viajes –la mayoría de pura holganza-; por lo que se ve le va la marcha. Y nosotros pagando.

Con potente y lujoso coche oficial (imagino que dos) y 15 (QUINCE) escoltas, 11 guardias civiles y 4 policías nacionales, el magistrado jubilado vive a lo grande. ¿Cuántos niños podrían comer con ese dinero? Y digo esto, porque según Cáritas y UNICEF en España más del 26% de los niños se encuentran en situación de exclusión social, de pobreza. Y encima algunos políticos se molestan si les mencionan que hay que abrir los colegios en verano para que esos niños reciban al menos un plato de comida al día.

Otra noticia –esta de menos calado- nos lleva bombardeando meses, ahora con más intensidad. ¡España está convulsa, agitada, expectante! Resulta que tres políticos del PSOE de tres al cuarto andan a la greña -aunque han cuidado mucho de que se note-, por liderar lo que queda del partido que fundara Pablo Iglesias, pero no el de Podemos, sino el otro. Los tres aspirantes a colocarse en el machito, son –por si ustedes no lo saben- Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias. Los dos primeros son diputados nacionales y Pérez Tapias lo fue. Los tres tienen varias actividades o colocaciones, relacionadas con la política, que les reportan sustanciosos ingresos. Los tres tienen un patrimonio inmobiliario medianamente importante. La mujer de Eduardo Madina, Paloma Villa, “consiguió” un cargo ejecutivo en la compañía Telefónica, más o menos cuando a José Iván Rosa, el marido de la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, le “nombraron” asesor jurídico de la división internacional de la misma empresa.

Otro sobresalto informativo. La compañía Gowex, una joya de la ingeniería y de cómo conseguir préstamos ventajosos y subvenciones, ha sido víctima de un “fraude contable”, su administrador, Jenaro García, presentó un escrito en la Audiencia Nacional en el que ha declarado que ha estado falseando las cuentas de la sociedad desde hace años. Y nadie se había enterado ¿o sí?. La Bolsa, la CMNV, el ICO, el Banco de España, los ministerios de Industria y Economía, no se habían enterado de nada.

El tal Jenaro era presentado como un “emprendedor”, hasta el gobierno le concedió un premio que ahora le ha retirado. Subvenciones, premios, ayudas, contratos, préstamos especiales… todo ello “para facilitar su acceso al Mercado Alternativo Bursátil”. Detrás de esto se esconde algo más gordo, ya lo verán. El final de este nuevo fraude, como siempre, lo pagará la ciudadanía española sin que tan siquiera se produzca una leve protesta. No habrá responsables; pasará el tiempo; el asunto se diluirá como un azucarillo, y hasta el próximo caso.Votacion

La OCDE considera «alarmante» la calidad de la formación de los españoles, destacando la mala calidad de la enseñanza universitaria y de su “falta de adecuación al mercado laboral”. Y de nuevo otro informe PISA deja por los suelos a nuestros estudiantes (en el paquete van profesores e instituciones), pero a pesar de que hay mucho de verdad en lo que se dice en esos informes, detrás está la presión del Imperio Anglosajón, no lo echen en saco roto. ¿No es cierto que nuestros científicos nada más asomar la patita fuera de España los contratan al segundo? ¿No está valorado nuestro personal sanitario, ingenieros, publicistas, etc.? Eso sí, la oligarquía política española no encuentra un hueco fuera como no sea en Suiza, Andorra o Liechtenstein para dejar la pasta.

El escandaloso “enchufismo” familiar y político en el Tribunal de Cuentas del Reino de España ya ni asombra ni molesta, ni nada de nada. Todo el que trabaja o ha trabajado en alguna institución similar o compañías participadas por el Estado sabe lo que acontece.

Caso Bárcemas, caso Gürtel, caso Noos, caso Emperador, los ERE de Andalucía, caso Palma Arena, caso Malaya, caso Pokemón, caso Conde Roa, caso Clotilde, caso Baltar, caso Mercuri, caso Palau, caso Pretoria, caso Emarsa, caso Brugal, caso Carlos Fabra, Caso Unió Mallorquina… Y es que España es un caso.

Ya lo decía un amigo mío: “¡Aquí nunca pasa na, y si pasa, se saluda. Y punto!”.