Weja Chicampo, líder del MAIB
Weja Chicampo, líder del MAIB

Guinea Ecuatorial
Weja Chicampo Puye (8/8/2014)
El poder del dinero es una evidencia incuestionable cuando está en manos de un depravador, sea del color que sea. La reciente publicación del encarte publicitario

sobre las posibilidades de inversión española en Guinea Ecuatorial, aparecido en el periódico El Mundo el pasado 31 de julio, es una muestra más del alcance que puede tener el poder del dinero.

La Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro Obiang, maltratada, sojuzgada, oprimida y mísera, ya no la cuestionan los depravadores ávidos de acumular riqueza, sin mirar cómo se obtiene los beneficios. El periódico español El Mundo se ha prestado a ser mediador, correa de transmisión, para hacer un llamamiento a los inversores españoles.

El referido “encarte publicitario” sobre Guinea Ecuatorial puede resumirse como el resultado de las infraestructuras realizadas por Obiang en los últimos 10 años.

Su importancia reside en las presiones internacionales recibidas por el dictador desde 2004, año en que se ponen al descubierto las múltiples cuentas bancarias de Teodoro Obiang Nguema y su familia abiertas en el Banco Riggs en Estados Unidos, entre otras. Los dineros que había en el banco americano fueron posteriormente transferidos al Banco Santander en España.

Entre lo que no recoge el encarte comercial publicado en el diario El Mundo, es la realidad social del país, al constituir las obras faraónicas hechas por el régimen de Obiang, en un espejismo de bienestar para confundir a la opinión pública internacional.

En el encarte comercial no se tiene en cuenta la corrupción generalizada por parte de altas personalidad del Estado; los bajos salarios y las largas jornadas laborales; mala o nula sanidad pública; la las múltiples barreras militares que tienen que soportar los propios guineanos en todo el territorio nacional; ni los excesivos campamentos militares situados a los largo y ancho de la isla de Bioko, para mayor control de las localidades y actividades de la población Bubi, autóctona de la isla; ni el elevado índice de la delincuencia juvenil a falta de oportunidades para su desarrollo integral; ni el abandono del sector rural cuyos campesinos viven de forma precaria una economía de subsistencia; ni la investigación parcial o total del porqué el aumento de las enfermedades denominados “de ricos” como la diabetes, la tensión cardíaca, el sida, etc.; además del paludismo, la tifoidea, la esquizofrenia, etc.

Tampoco se recoge los crímenes políticos y asesinatos en todos los rincones del país, perpetrados por las mismas autoridades; la existencia de una excesiva deficiencias alimentarias como consecuencia de la dependencia de productos alimenticios de importación mal conservadas y caducados; pescados y pollos congelados de no buena calidad, etc., etc.

La misma existencia de inseguridad jurídica en el régimen guineano es un factor a tener en cuenta a la hora de atraer inversiones extranjeras en el país. Las pretensiones de Teodoro Obiang Nguema y sus asesores, al intentar mostrar una imagen de bienestar y seguridad en Guinea Ecuatorial, pueden haber conseguido un efecto satisfactorio inmediato, como creer que Guinea Ecuatorial ya es un país a tener en cuenta para los inversores españoles, pero sobre el terreno no es así. Ese bienestar no existe salvo un espejismo adornado de monumentos improductivos, difícil de sostener sin la existencia de principios democráticos y un Estado de Derecho para sus poblaciones. No basta decir “invertir en Guinea Ecuatorial”.

Las diferencias entre el espejismo del régimen de Obiang mostrado en el encarte comercial y la realidad social existente en el país, solo pueden superarse reconociendo el régimen por una parte, el dolor y sufrimiento de los guineanos a lo largo de estos 35 años de la dictadura de Teodoro Obiang y, por otra, la necesidad de cambios sustanciales en la dirección política del país desde lo más alto. La problemática social de Guinea Ecuatorial no se tapa con parches como el referido encarte comercial.

El intento de Obiang de poner parches a su régimen y sin el diálogo nacional que le exige la Oposición, el día 5 de este mes se presentó con armas y bagaje en la Casa Blanca a invitación del Presidente Barack Obama.

Con este panorama, solo inversores españoles corruptos y sin escrúpulos, que menosprecian la vida y el bienestar de los ciudadanos, sean guineanos o expatriados, pueden tomar en serio la invitación de Teodoro Obiang Nguema, en cuanto a las “grandes posibilidades de Guinea Ecuatorial como centro de inversiones”.

Por último, recomendamos que cualquier inversor español o de otra nacionalidad, que quiere operar en Guinea Ecuatorial debe tener en cuenta: primero, la existencia o no de garantías jurídicas en el país; y en segundo lugar, el respeto a los derechos humanos y los derechos del ciudadano recogido en el artículo 13 de la Constitución vigente.

Si existen o no instituciones fuertes y una oposición real y fortalecida, con capacidad de fiscalizar las actuaciones del Gobierno de Obiang, tal como ya recomendara en más de una ocasión el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América al régimen de Obiang.

N. de la R.
El autor es coordinador general del MAIB (Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko).