Alberto Ruiz-Gallardon
Alberto Ruiz-Gallardon

España
Ana I. García-Espinosa (25/9/2014)
“Quien siembra vientos, recoge tempestades” y eso es lo que le está ocurriendo al actual gobierno del PP y a su ya ex ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón con la polémica ley del aborto.

La dimisión de Gallardón como ministro de Justicia no se ha hecho esperar tras la retirada de la mencionada ley, se le rompió en las manos su invento antes de echarlo a andar. No estamos acostumbrados a este tipo de decisiones por parte del gobierno del PP, que ha apoyado siempre solidariamente los proyectos de sus ministros y las iniciativas de sus miembros. ¿Qué ha pasado ahora?

Algunos medios “mal pensados y maliciosos” andan publicando que, la decisión de no aprobar la ley no ha sido “por falta de consenso” como ha dicho Mariano Rajoy, sino que se han seguido las directrices del poder ejecutivo en pos de unos intereses más que calculados. Cabría preguntarse, lícitamente, qué razón o razones puede haber para dejar en la estacada y sin apoyos a Gallardón ante su propuesta de Ley anti-aborto, cuando todos sabemos que la gran familia del PP –Aznar, Botella, Aguirre, Oreja y un largo etcétera- ha defendido a “capa y espada” el proyecto de la reforma. No olvidemos que el propio presidente del gobierno afirmó categóricamente hace unos meses, que no retiraría la ley antiaborto. Una vez más “donde dije digo, digo Diego”.

Podríamos pensar que han consultado a los gurús de la Moncloa y, resuelto cabalísticamente, que ante las últimas encuestas publicadas en relación a la intención de voto en las próximas elecciones, es necesario apartar la polémica ley del aborto. “El poder, bien vale una ley y también un ministro de Justicia”.

Pero algo no ha salido bien, las asociaciones ultra católicas han reaccionado contra el Gobierno y lo ha hecho, no con sumisión, sino con beligerancia en sus palabras, ardientes y llenas de advertencias: “Nunca le volveremos a votar”. Dos centenares de personas han protestado frente a Génova (sede nacional del Partido Popular) por la «traición» del partido, al grito de “Rajoy traidor”, “Asesino”… La Conferencia Episcopal ha declarado que “la retirada electoralista del proyecto supones eliminar vidas humanas”, y la plataforma ‘Derecho a Vivir’ amenaza al PP “con abortos no hay votos”. Todos ellos se sienten engañados.

Yo no estoy en esa dinámica, pero es fácil ponerse en su posición y entender que se sientan traicionados. Es muy posible que esa decisión del Gobierno se les vuelva en contra en las próximas elecciones, tal y como se están desarrollando las primeras reacciones ¿Es que acaso no lo habían previsto y calculado?

No es que Gallardón sea ministro de mi admiración, que no lo es, entre otras cosas porque no le ha temblado el pulso como ministro de Justicia al defender algunas iniciativas (ley de seguridad ciudadana o decretazo; “tasazo judicial”; Reforma de Justicia Universal y la privatización del Registro Civil, entre otras- que han minado el principio fundamental de la justicia: igualdad para todos. Pero pareciera que la adversidad se hubiese pegado a él (Gallardón) como su misma sombra.

Algunos analistas políticos y una buena parte de los medios de comunicación apuntan a la posibilidad de que Rajoy le haya desautorizado y movido los hilos para forzar su salida de la carrera política. ¿Por qué es tan grande el castigo?

Gallardón ha caído tal y como el PP prometió a Bárcenas. Su cabeza era el precio a su silencio y se ha cumplido. Fue hace algo más de un año, cuando el diario EL MUNDO publicó que el abogado del también ex tesorero popular, Álvaro Lapuerta,había ofrecido a Bárcenas un pacto de silencio. «Si hablas, tu mujer irá a la cárcel. Si callas, Alberto Ruiz-Gallardón será destituido en el último Consejo de Ministros antes de vacaciones y tu tema se archivará en septiembre por nulidad».

Maquiavelo no supo la transcendencia ni las consecuencias de su tratado de teoría política, El Príncipe. Demasiados imitadores nefastos.