La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro

España
José Luis Heras Celemín (23/10/2014)
Qué suerte, poder dedicarle un tiempo a Goethe, el estudioso alemán al que le interesaba todo y que, se ha dicho, tenía uno de los cerebros más notables de la humanidad. Desde el romanticismo naciente, que contribuyó a crear en su juventud, hasta el clasicismo de su última etapa, la biografía de Goethe es una mezcla de inteligencia y trabajo que tiene su expresión en algunas de las frases que han quedado para la historia: “La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad”, “Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo”, “No es suficiente querer, se debe también hacer”, “No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino”.

Sin embargo, cuando en el Congreso de los Diputados se debate el Proyecto de los Presupuestos Generales del Estado, la biografía de Goethe, que los profesores de Literatura explican para conocimiento y deleite de los alumnos de bachillerato, debe ceder el paso, y tiempo, a dos aspectos políticos actuales relacionados con su figura: Su postura conservadora, en su senectud y ante la sociedad de su tiempo, que le llevó a escribir que en política “prefiero la injusticia al desorden”. Y el conflicto intelectual que surge cuando la falta de rigor descompone la armonía y destroza unos razonamientos que resultan perjudicados por el desbarajuste con el que se manejan cifras, datos y situaciones.

Y es que ocurre que en estos días (el martes y el miércoles) se ha celebrado el Debate de los Presupuestos Generales del Estado para el año próximo, uno de los dos debates parlamentarios importantes del año. Más importante incluso que el Debate sobre el Estado de la Nación, porque, al ser éste el último año de la legislatura, el Ejecutivo debe aprovechar la ocasión para culminar su obra de Gobierno; y para tratar de recabar el concurso de los que, aún sin estar plenamente de acuerdo con sus planteamientos, sí estén resueltos a marchar por un camino común.

Pero, en contra de las preferencias de Goethe, en esta ocasión parece como si algunos de los que intervienen en los debates trataran de aspirar al poder (hubieran vendido ya su alma al diablo, temía el alemán), olvidaran que la necesidad es más poderosa que la ley, y que no supieran que no basta con querer para conseguir hacer lo que se pretende. Puede que sea por eso por lo que, cada uno a lo suyo, los discursos de los oradores se refieran a realidades y cosas tan desordenadas y tan distintamente presentadas que, a fuer de abstrusas, apenas si merezcan otra razón que una simple reseña.

El Gobierno, a través del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, y en la introducción de la Presentación del Proyecto, ha dicho que “los Presupuestos para 2015 mantienen la línea de compromiso con las recuperación económica y el saneamiento de las cuentas públicas que va a permitir sentar las bases de un crecimiento sostenible, la creación de empleo y la garantía del gasto social”.

El PSOE, primer partido de la Oposición y con Pedro Sánchez como portavoz, desde el comienzo ha buscado la discordia con una afirmación rotunda: “Basta ya de mentiras, señor Montoro”. Después, en vez de análisis y propuestas que permitieran aportaciones y críticas, se ha entregado a buscar las desigualdades que, a su juicio, han provocado las medidas fiscales del Gobierno; y que son motivo para una Enmienda a la totalidad, que se ha presentado pero que no se ha discutido.

Convergencia y Unió también cedió a la tentación de echar su cuarto a espadas. En este caso, tachando el Proyecto de Presupuesto como “un acto propagandístico de gran calibre”, que aconseja una Enmienda a la totalidad en la que dice tener en cuenta el efecto negativo sobre la economía del parón europeo que prevé.

Rosa Díez, por UPyD, esta vez salpimentando lo jocoso con la seriedad, comenzó con una exclamación hiriente: ¡A qué nivel de podredumbre y desconfianza hemos llegado cuando lo primero que se discute en España es si el Gobierno nos está engañando una vez más con las cifras! Después la burla chocarrera, afirmando que la intervención del ministro le había servido para comprobar que “si mientes, no te crece la nariz”. Y más tarde el anuncio de una Enmienda a la totalidad que no se expuso y que, como las de otros grupos, será objeto de tratamientos, transacciones y todas la suerte de acuerdos parlamentarios al uso.

Hasta ahí lo ocurrido el martes. El miércoles, la sesión comenzó con algo que, al menos al principio, congraciaba la inteligencia de Goethe con la postura e intelecto del primer orador de la mañana. Le tocaba el turno a Pedro Azpiazu, portavoz del PNV, que saludó en vascuence (Egun on danori) y que dijo sentir “un cierto desasosiego a la hora de enfrentarme a un debate económico… que considero fundamental”. Pero fue solo un espejismo. Después, en vez de tratar de mejorar las propuestas del Gobierno, hizo una afirmación que valía para todos y justificaba un comportamiento general y las Enmiendas a la totalidad que se habían presentado: “Con motivo del debate de totalidad de los Presupuestos Generales, todos los Grupos de esta Cámara defendemos nuestras posiciones y planteamientos de política económica”. A continuación, “análisis del entorno económico”, “valoración de la estrategia política económica del Gobierno”, de su condición de mayoría absoluta y “de las cifras económico-presupuestarias”.

Incluso llegó a enfrentarse a uno de los postulados del Gobierno, en oposición a la política europea que, según él, capitanean Ángela Merkel y Mario Draghi con una frase tajante: “Sr. Montoro, se lo dije la semana pasada…y me imagino que desgraciadamente se lo tendré que decir muchas veces: La AUSTERIDAD EXPANSIVA es un cuento”. Y, para acabar, lo que a lo largo de la legislatura se ha convertido en uno de los temas favoritos del PNV en numerosas ocasiones, también ésta: La Y vasca que facilita el acceso por ferrocarril.

José Luis Heras Celemín
José Luis Heras Celemín

Después, ya en el turno del Grupo Mixto, aparecieron los dos hechos más increíbles del debate. Los protagonizaron el inefable Joan Baldoví y la Vicepresidenta de la Cámara Celia Villalobos que, sustituyendo al Presidente, presidía la sesión.

A uno le dan ganas de bajarse del escaño y pegarle un par de abrazos en un vagón de metro o en un autobús –comenzó Baldoví dirigiéndose al ministro Montoro.

En este momento tiene usted tiempo suficiente para no hacer el payaso –dijo enérgica Villalobos, que algo después cortaría un conato de protesta retirándole el uso de la palabra.

Algo más tarde, el ministro, en réplica, se explayó con algunas ironías: “¿No se come con el PIB?”, “¿El Estado roba para dárselo a quién?”, “280.000 millones en Gastos Sociales frente a 10.000 millones en Defensa”. “Las aportaciones de esta mañana no aportan nada”

Acabada la Sesión, con las votaciones, se rechazaron todas las enmiendas a la totalidad, el Partido Popular que sostiene al Gobierno hizo vale su mayoría y los diputados, con el Debate acabado, salieron a la calle.

Qué suerte, poder dedicarle tiempo a Goethe –le dijo un periodista, en son de despedida, a la mujer policía que recogió la identificación en el control de salida.

Bueno –contestó la mujer.