Mi Columna
Eugenio Pordomingo (30/5/2008)
El Senador Juan José Laborda, en nombre del PSOE, exigía en 2002 al PP cambios en las relaciones con Guinea Ecuatorial.

Ya se sabe, cuando se está en la oposición, bla, bla, bla… Mucho hablar de lo que se debería hacer; mucho presionar al que manda, y luego cuando se tiene el poder en las manos, pues, repito, ya se sabe… Y eso le aconteció al Partido Socialista (@) Español.

El 19 de junio de 2002, en pleno apogeo del «aznarismo», el socialismo español daba tumbos en pos de un lugar al Sol. Y aquel día, en el Senado de España, según testimonia el Diario de Sesiones, de la VII Legislatura, bajo la Presidencia de Esperanza Aguirre Gil de Biedma, se celebraba un Pleno. Uno más…

El Orden del Día iba a tratar sobre Guinea Ecuatorial. El senador Juan José Laborda Martín, después de rebuscar entre sus papeles y notas, y tras proceder a ordenarlos debidamente, como Dios manda, se dirigió con paso firme al atril del Senado.

Tras los procedimientos protocolarios, y sin ambages, dirigió su pieza oratoria a preguntar al entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué i Camps, conocido, también, como el «genuflexo», en recuerdo del doblez de espinazo que hizo cuando recibió a George Bush en Madrid. Aquella escena, de todo un ministro de la nación, quizás, más antigua del mundo, en las escalerillas del Air Force One, doblando la cerviz y agarrando con sus dos manos la de Bush, a la vez que las agitaba convulsivamente, mientras se postraba literalmente para saludar al Emperador, es que me conmovió…

Pero a lo que vamos. «Tiene la palabra el Senador Laborda Martín…»,  dijo con voz firme y segura la Presidenta del Senado, Esperanza Aguirre Gil de Biedma, cubierta en un lujoso jubón.

¡Leña al mono hasta romper la cadena!, debió pensar Laborda. «¿Cuáles son las previsiones del Gobierno de dar un nuevo enfoque a la política hacia Guinea Ecuatorial, tras el juicio celebrado en Malabo contra miembros de la oposición al régimen de Teodoro Obiang Nguema?».

Atónito se debió quedar el catalán Piqué i Camps… Seguro que esperaba otra cosa.

Laborda se refirió  a que ese juicio había sido una «farsa espantosa, con muchas personas torturadas»; habló de las presiones de la Unión Europea; mencionó a «esa gente que pide auxilio en castellano», en clara alusión al pueblo guineano.

Laborda fue sumamente perspicaz y tuvo visión de futuro cuando dijo que «hay un fracaso en la política española con Guinea». Para él, la culpa de ese fracaso se debe a que «hay dos centros decisorios». Pero, ¿qué centros son esos? Pues, muy sencillo, los de siempre, el propio ministerio  de AA.EE. y  La Moncloa, sin contar…

Esa política de condescendencia, en palabras de Laborda, «originó esa espantosa foto de Obiang con el Rey de España debe cesar, así como la teoría de creernos que hay un proceso democrático, como sucedió hace pocos meses cuando estuvo Obiang en España y prometió al Presidente del Gobierno español el proceso de democratización, la defensa de los derechos humanos, y la suscripción del Convenio contra la tortura. Todo ha sido mentira; ha sido reírse a la cara de todos nosotros».

Sin mofa, ni escarnio, suscribimos todo lo dicho por el senador Laborda. Pero lo cierto es que Obiang sigue riéndose de nosotros, mientras se entretiene cargándose opositores…

Consecuente con su exposición, Laborda pidió al ministro «acciones claras en búsqueda de resultados, porque aunque, efectivamente, las penas han sido rebajadas y hay 77 personas absueltas, en mi opinión, ninguno de los delitos que se les imputan han podido ser probados por el régimen. Me parece que lo que hay es un proceso de destrucción sistemática de cualquier alternativa democrática al régimen de Teodoro Obiang, ante lo cual, España tiene que capitanear una posición común, dura y exigente de la Unión Europea».

Con un «muchas gracias», el senador burgalés terminó esta primera parte del acto. Ya se sabe, toda obra de teatro que se precie tiene varios actos…

La respuesta del entonces ministro de Exteriores, Piqué i Camps, fue más o menos la de siempre.  Mediante  artilugios semánticos, rebuscada oratoria, artificios de salón, frases inexpresivas y vacías de contenido, soltó una serie de latiguillos exculpatorios, tales como la «madre patria», reforzar la «sanidad y la educación», «razones históricas y culturales», tratando de evadir una respuesta que no podía dar.

No faltó la alusión a Cuba, al referirse a que también mantenían -el Gobierno español- relaciones con otras dictaduras. Lo que se le olvidó decir a Piqué i Camps es que a Fidel Castro, al menos que sepamos, no le da dinero, cada dos por tres, el Gobierno de España; ni la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) no está volcada en proyectos «sanitarios, ni de «educación»,  ni a él le «brinda» la banca española tantas posibilidades para sus enjuagues financieros. Además, a nadie con dos dedos de frente y sin serrín en el cerebro se le ocurre comparar Cuba con Guinea -me refiero al régimen político-, aunque las dos sean dictaduras.

Junto al monarca estaba el ministro de Economía, Luis de Guindos, que ha saludado a Lagarde con una reverencia rozando la genuflexión que se ha convertido en objeto de mofa en la red social Twitter:

Laborda fue decidido y valiente en lo que se refería a ciertas medidas a tomar. Por ejemplo: «hay altos cargos del Gobierno de Teodoro Obiang, que son parte de su familia, que han sido acusados directamente en el juicio de haber practicado ellos personalmente la tortura, que tienen propiedades en España e hijos estudiando en España, y hay una política de visados y hay algún aviso que se les puede enviar a estas personas, porque me parece deleznable que las aceptemos en nuestro suelo».

¡Estupendo, Laborda! ¡Impecable Laborda…!

El calentamiento verbal, que no global, vino después. «Le voy a comentar una cosa muy concreta: Radio Exterior de España, señor Ministro, puede hacer mucho más. Guinea Ecuatorial hace unos años se paraba a las cinco de la tarde cuando Radio Exterior de España emitía a favor de los procesos democráticos en Guinea Ecuatorial. Reanuden eso. Yo sé que al régimen -voy a decirlo coloquialmente- le cabrea muchísimo este asunto, pero creo que es bueno que el régimen sepa que somos exigentes. Es decir, la misma exigencia que se ha tenido con otros países muy próximos, que también hablan español, por ejemplo Cuba, la pido para Guinea Ecuatorial».

Aznar, como todos sabemos, no viajo a Guinea Ecuatorial. Aunque en representación suya estuvieron a punto de hacerlo la fragata «Canarias» y el buque «Patiño». Pero determinados intereses, entre ellos los de nuestro vecino francés, dieron la voz de alarma. Los bufones y mensajeros de turno fueron empleados burdamente para propalar la noticia. Y el viajecito no se llevó a cabo.

Los socialistas llegaron al poder y, de acuerdo con las fundamentadas críticas del senador Juan José Laborda, todo empezaría a cambiar.

Pues nada de nada. Todo sigue igual o peor. Obiang Nguema sigue mandando, ahora mucho más, porque tiene dinero a raudales para pagar a sus sirvientes; la periodista Rafi de la Torre sigue en su casa, a la espera de que alguien le de una simple explicación; Guinea Ecuatorial sigue sumida en la más absoluta corrupción, con un Gobierno y colaboradores de lo más despótico y antidemocrático que existe en el Planeta…

Obiang hasta se permite el lujo de ser recibido en audiencia por el Papa. Lo consiguió con el de antes y con el de ahora. El dinero manda y el Papado nunca le ha hecho ascos…

Entre tanto, las viudas y los huérfanos lloran a sus muertos y los presos políticos se mueren en silencio en las putrefactas y sanguinolientas cárceles de Guinea Ecuatorial…

Mientras la oposición en España no se una en un solo bloque, y de una vez, dejando atrás pequeñas rencillas, liderazgos inútiles y rifirrafes de corrala, que no conducen más que a alargar esa lenta y penosa agonía de la que fue conocida como la Suiza Africana, no habrá cambio ni solución posible.

¡Malditos intereses! ¡Malditos políticos!

N. de la R.
Este artículo vio la luz en nuestra anterior web, el 14 de diciembre de 2005, pero debido a las circunstancias expuestas en «La tela de araña se vuelve a tejer, mientras Obiang Nguema está internado en una clínica Suiza«, hemos considerado conveniente publicarlo tal y como apareció en esa fecha.