Aznar y Rajoy
Aznar y Rajoy

España
Diego Camacho (27/1/2015)
La debilidad interna de Rajoy se ha hecho visible durante la Convención del PP celebrada en Madrid este fin de semana. La decisión de ofrecer a Aznar el discurso de apertura, evidencia que para el Presidente del Gobierno era preciso hacer de la necesidad virtud y que aunque hubiera que tragar sapos y culebras, el trago merecía la pena si con ello se lograba cerrar filas con el sector más crítico del partido. Aguirre puede estar satisfecha pues su nombramiento como candidata a la alcaldía de Madrid parece cosa hecha. El pragmatismo presidencial solo aparece en situaciones límite y cuando es necesario ganar tiempo.

En su discurso, Aznar hizo de adalid de aquellos que le reprochan a Rajoy el continuismo de ZP y el abandono de la política que el legó. Lo más sorprendente fue la ausencia de autocrítica, pues si el causante es el inquilino de la Moncloa, la responsabilidad en origen se debe al dedo del hoy Presidente de Honor. Es siempre menos comprometido pontificar en abstracto que reconocerse como el principal causante de un mal nombramiento. Sobre todo si para preservar el privilegio y el ego, se instaura una manera antidemocrática de nombrar sucesores.

Tampoco mencionó los dos grandes errores de sus dos legislaturas: meternos en la guerra de Irak y entregar el control de la Seguridad Nacional de España a los golpistas del 23–F. Lo que hipotecaba cualquier aspiración de desarrollar una política exterior acorde con los intereses nacionales. Así que la afirmación final de “de mis actos respondo desde el primero hasta el último”, no es cierta. Siempre afirma estas cosas cuando está rodeado de palmeros y nadie se atreve a ponerle en su lugar.

No obstante, la verdadera debilidad de Rajoy no se encuentra en las diferentes corrientes críticas que van creciendo en su partido sino en él. Es el Presidente que más ha mentido y el que más ha faltado a la palabra dada. Si las mentiras hubieran sido solo sobre temas políticos, podría pensarse que los incumplimientos eran debidos a no haber encontrado los momentos idóneos para aplicar su programa electoral y que en una mejor coyuntura ese programa político podría aplicarse. Lo malo para él es que no han sido solo incumplimientos de promesas políticas, sino mentiras relacionadas con su honestidad personal y con la corrupción generalizada existente en su partido, del que es principal responsable.

La Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado en sus informes han ratificado la existencia de la contabilidad B del PP y lo que acreditaba el tesorero en sus conocidos papeles. Es decir, el tráfico de sobres con sobresueldos mientras las empresas cerraban por falta de créditos bancarios y un montón de personas se quedaban sin trabajo y eran desahuciadas de sus casas. Rajoy, dentro y fuera del plasma, negándolo todo y atreviéndose además a hacerlo en la sede de la soberanía nacional, a la vez que mandaba correos de apoyo a Bárcenas.

En las últimas semanas sacando pecho por la mejoría evidente de las cifras macroeconómicas, resultado del cambio de coyuntura internacional y de la recuperada liquidez bancaria gracias a los millones inyectados en la misma, ha sido el momento elegido por el Presidente para celebrar la Convención e intentar un relanzamiento del PP y así poder recuperar el electorado que ha perdido según las últimas encuestas.

En un país con aspiraciones de libertad y democracia no puede estar al frente una persona mentirosa e incapaz de asumir las responsabilidades a las que le obliga su programa electoral, y si además se ha lucrado ilegalmente y ha comandado una organización mafiosa que utilizando sus atribuciones publicas ha saqueado a personas o empresas, debe responder de sus fechorías y su partido debería ser el primer interesado en apartarlo de la vida pública.

Es muy lamentable que la oposición no plantee una moción de censura en el Congreso de los Diputados. En la situación actual no sería lo más importante ganarla, sino conocer  quienes apoyaban con su voto la corrupción.

N. de la R. 
El autor es Coronel del Ejército, escritor y licenciado en Ciencias Políticas.