Simiescus (8/12/2009)simiescu
A estas horas, el Excelentísimo Teodoro Obiang Nguema, Emperador de todas las Áfricas ha debido ser entronizado. Quizás, un tanto temeroso, de que imprevistos pudieran alterar la ceremonia, Obiang organizó todo para que tan sólo tres días después de los resultados  oficiales de las elecciones presidenciales -que ha ganado por abrumadora mayoría- se le coronase como Presidente de Guinea Ecuatorial.

El Palacio de Congresos y Conferencias Internacionales de Ngolo, ha sido ellugar elegido para la magna ceremonia. Tras una misa -como es preceptivo- en la Catedral de Bata (nuestras cámaras no pudieron captar el momento en que recibía la hostia), Obiang recorrió el camino hasta llegar al Palacio de Ngolo; lo hizo bajo palio, entre aplausos de la enfervorizada  multitud que se agolpaba a su paso.

 Centenares de niños, quizás miles, agitaban banderolas del PDGE, mientras otros le lanzaban pequeñas florecillas. El Presidente no pudo soportar tanta emoción y, mientras su rostro se llenaba de lágrimas, se acercó a la multitud para estrechar sus manos, besuquear a las féminas y palmear la espalda de los  varones.

Algunos militantes del CPDS se ocultaban de las cámaras de espacioseuropeos.com; sus rostros, con visibles muestras de cansancio, debido a la intensa y fatigosa  campaña electoral, a pesar del intenso entrenamiento  en la escuela Jaime Vera, presagiaban un desmoronamiento político que, a tenor de guineólogos muy afamados, no tardará en llegar.  

Nuestros reporteros pudieron palpar cierto nerviosismo entre la escolta del Presidente. Tras varias gestiones en la más absoluta clandestinidad,  nuestros avezados reporteros -becarios de la Complutense y el CEU- pudieron averiguar las causas de estrés. Al parecer, Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores español, «podría aterrizar de un momento a otro en Bata -nos informa un alto mando de la Seguridad-  y no tenemos ninguna botella de vino francés, al que es tan aficionado».

El mismo agente de seguridmoratinos-y-obiangad -un hercúleo fang que dirige, fuera de su horario, una ONG que se dedica a ayudar a los presos de Black Beach- nos comenta que «posiblemente en el mismo vuelo lleguen Severo Moto, Faustino Ondó, Gabriel Nsé y algún otro líder».

Y es que -como dijo la diputada socialista, Fátima Aburto«constatamos que en Guinea Ecuatorial se están produciendo cambios importantes hacia la democracia». 

Por otro lado, la ciudad está engalanada con los nombres de miles de guineanos que desde 1979 dieron su vida por la Patria. Entre banderas, fotografías del Presidente y cartelones con los nombres de esos caídos, se intercalan grandes pancartas, prendidas en las modernas farolas que alumbra la noche de Bata, unas inmensas fotocopias con la carta de felicitación que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha dirigido a Obiang Nguema.

Y es que Guinea Ecuatorial vive una normalidad democrática que ya quisieran muchos países europeos. La mayoría de los guineanos  son conscientes de ello y saben que, además de a su presidente, se lo deben a Moratinos. De hecho, varias ONG españolas, entre ellas una de las de Francisca Sauquillo, han comenzado una cuestación para construirle una estatua junto a la del Conde de Argelejo.