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Manuel Funes Robert (4/4/2011)
De una manera repentina y con espectacularidad se ha planteado el tema del ´Faisán´  y ello es consecuencia de los fallos de un gobierno que teniendo tantas razones para sentirse titular de los éxitos policiales contra la banda eligió el peor de los caminos para defenderse de la imputación de colaboración con banda armada.

Desde los tiempos de Montesquieu y más reciente, desde nuestro Federico Castro sabemos que «toda norma, incluso la de más claro texto, es susceptible de interpretación conforme a su fin». Quiere esto decir que en las relaciones con la banda armada son delitos cuando colaboren con la existencia y actuación de la banda armada, pero no cuando tengan por fin precisamente el fin de su banda armada y su actuación.

En el caso del ´Faisán´, la concesión policiaca sigue a una iniciativa de la banda confirmada por su pasividad delictiva y en la que el gobierno tuvo un gesto para contribuir a que la banda desapareciese y dejase de asesinar. Por tanto, el fin que se buscaba era lícito y ese acto va precisamente en contra de lo que quiere castigar la ley.

Si además se tiene en cuenta que los beneficiarios del chivatazo fueron posteriormente detenidos cuando se comprobó que la banda no pretendía disolverse, la imputación al gobierno de colaboración con banda armada es un absurdo jurídico.

Pero el gobierno falto de colaboradores jurídicos bien preparados optó por la peor respuesta, cual fue la de negar el hecho que conocido por muchas personas, tentadas por el daño que podían hacer, era lógico que más pronto o tarde se descubriera. Con lo cual, ademmanuel-funes-robert-1ás de aceptar que la base legal de la imputación era cierta, acumularon en su perjuicio la imputación de haber mentido, siendo así que el bien común está por encima de la sinceridad expresiva. Esto es, que el político tiene la obligación de alejarse o disimular en alguna ocasión de la de la verdad.

Una de las imputaciones a ZP es haber mentido cuando negaba la existencia de la crisis, siendo cierto que ya nos estaba alcanzando. Pero aquella mentira nos benefició a todos en cuanto contribuyó a que la población que podía consumir, siguiera haciéndolo. Este retraso consiguió alejar de España la crisis, cuya segunda causa, la actual, es el hundimiento de la demanda. Todavía el gobierno puede hacer uso del regalo doctrinal que le estamos ofreciendo desde ESPACIOS EUROPEOS.