Mi Columna
Eugenio Pordomingo (13/1/2009)
Las declaraciones del Secretario General de la UGT, Cándido Méndez, a la cadena de televisión, Telecinco, lanzadas a las ondas a todas horas por la Cadena COPE, han preocupado hondamente al gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Cándido Méndez habló en la cadena de televisión de una respuesta contundente si se recortan los derechos de los trabajadores.

Cándido manifestó literalmente que: «a las familias no se les pueden pedir ni más esfuerzos ni más sacrificios. Desde luego si al final encuentran eco esas llamadas al abaratamiento del despido o a recortar los derechos sociales, habría una respuesta (balbuceos) legítima y muy clara y contundente por parte de las organizaciones sindicales».

Que a estas alturas, con lo que está cayendo en las desprotegidas y doloridas espaldas de los trabajadores y sus familias, venga el secretario general de la UGT (o el de CC.OO.), con amenazas al Gobierno y a los empresarios, la verdad es que nos suena a mofa, escarnio, vilipendio, además de varapalo para las almas cándidas que todavía esperan que renazca el sindicalismo, aunque sea, solamente,  de carácter reivindicativo.  

Las interminables jornadas laborales, los recortes de plantillas y de salarios, las reconversiones, los despidos baratos, y un largo etcétera, se han hecho con el consentimiento y con mesa y mantel de los dos grandes sindicatos, además de los de los patronos, del Gobierno y de la mayoría (por no decir todos) los partidos políticos representados en la Carrera de San Jerónimo.

Pero los «amortiguadores» han funcionado bien, perfectamente engrasados, como lo demuestran los innumerables cursos de formación que a «mansalva» han llegado con dinero de Europa y las cuantiosas  subvenciones estatales, autonómicas y municipales.

¿Estará buscando ahora Cándido Méndez otra devolución del patrimonio histórico de la UGT?  Quizás añora las reuniones que mantenían los jerifaltes de UGT en el Paseo de la Castellana número 3 (Presidencia del Gobierno), en la etapa de UCD (Adolfo Suárez), con el entonces sindicaliza José Luís Corcuera, algún que otro ministro del Gabinete, y con el tesorero de la incipiente CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), José Antonio Segurado, que atronaba y apabullaba con su voz, su potente motocicleta y su abultado maletín…

Los tiempos son, más o menos los mismos, aunque los métodos un poco distintos….