España
Diego Camacho (30/10/2011)diego-camacho
«Frente a la impunidad, Justicia», fue  el eslogan utilizado por la Asociación Voces Contra el Terrorismo, durante la manifestación del 29 de octubre en Madrid. Nada de venganza, como afirmó el ex portavoz de CiU hace unos días, con la pasmosa frivolidad y oportunismo que caracterizan la mayor parte de sus intervenciones. Tachar a las víctimas como vengativas, si no se adaptan a la hoja de ruta elaborada por ETA y bendecida por el actual gobierno, cuando ni en un solo caso se han  tomado la justicia por su mano es sencillamente una canallada, pero también paradigma de la impunidad moral con la que acostumbra a moverse el señor Durán.

La sed de justicia de los ciudadanos españoles, es consecuencia de la falta de escrúpulos y honradez de gran parte de los políticos que en lugar de fortalecer los principios democráticos de nuestro país, se han dedicado a:

Hacer caja con los fondos públicos.

Presionar a los jueces.
Orientar a los fiscales hacia la defensa de los intereses del gobierno y no de la legalidad.
Utilizar a las Fuerzas de Seguridad del Estado en beneficio de los intereses del «partido». Aunque ello condujera a colaborar con ETA en el bar «Faisán», a destruir pruebas o a fabricarlas para evitar el esclarecimiento del 11-M. En definitiva, a traicionar la misión que tienen encomendada en la sociedad.

El esperpento de la tragedia nacional es el «Bigotes» haciendo regalitos en la Comunidad valenciana, el ministro de Fomento visitando gasolineras para entrevistarse con empresarios, el vicepresidente 3º sacando a flote a «aguas tiñosas», la 1ª comunión de los hijos de Ana Mato «gratis total» con Jaguar en garaje que no ve o los ciclos de conferencias de Urdangarín a 500.000 € el día.

Cuando las organizaciones a las que pertenecen los pillados, intentan por todos los medios protegerlos y si no pueden evitar el procesamiento, que al menos se queden con lo afanado, se les ascienda o condecore. El resultado inmediato es desconfiar de las instituciones del Estado.

La desconfianza del hombre de la calle al político tiene su expresión más dramática en las víctimas del terrorismo. Muchos han sido los asesinados, generalmente a traición o por la espalda. En muchos casos niños. Hemos contemplado como desde el Poder se intentaba engañar otra vez, como en el 23-F o en el 11-M, y mientras  observábamos la euforia terrorista nos decían que habíamos ganado a pesar de no haberse disuelto ni haber entregado las armas.

El PSOE tiene más que cubierto su cupo de engaño al ciudadano y hace tiempo ha perdido la legitimidad para seguir gobernando la nación en la que no creen sus dirigentes más que para financiarse, otra cosa es que la legalidad le permita seguir hasta el 20-N. ZP y sus seguidores han abierto un proceso secesionista, no de paz, pues ésta debe  estar apoyada en la concordia no en la división, en la tolerancia no en el totalitarismo, en la libertad no en la opresión y aunque en toda España carecemos de democracia real hay comunidades en las que tampoco existe libertad.

Frente a la impunidad, justicia.

N. de la R.
El autor es coronel diplomado en Operaciones Especiales, licenciado en Ciencias Políticas y miembro de la Junta Directiva de APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África).