Mi Columna
Eugenio Pordomingo
(9/2/2009)
La crisis económica actual y las

perez-escolar-y-pordomingo1

declaraciones de políticos y banqueros, en relación con ella, así como los anunciados programas televisivos sobre el 23-F, que van a emitir TVE y Antena 3, nos traen a la memoria la figura del abogado Rafael Pérez Escolar.

El 21 de septiembre de 2007, a los 80 años de edad,  fallecía Rafael Pérez Escolar. Dos años antes, espacioseuropeos.com, mantuvo con él una larga entrevista que publicamos en tres partes. Pero, por entonces sufrimos un ataque informático que eliminó de nuestra hemeroteca ese interesante documento. Ahora, hemosconsiderado -por los motivos anteriormente expuestos- volver a publicarla, aunque en esta ocasión lo hacemos en dos partes.

La entrevista realizada por Eugenio Pordomingo daba comienzo con unos retazos del libro «Memorias», de Pérez Escolar, editado por la Editorial La Foca…   

«Durante el año 1981 se produjeron en España cuatro acontecimientos de primera magnitud. El 29 de enero Adolfo Suárez anuncia su dimisión como presidente del Gobierno, lo que justificó enigmáticamente ante las cámaras de televisión diciendo que actuaba de esa forma para evitar que, una vez más, la democracia en España fuese un breve capítulo de su historia. El 23 de febrero se produce la intentona golpista liderada de una u otra manera por los generales Armada y Milans del Bosch, lo que permitió al teniente coronel Tejero tomar por la fuerza el Congreso de los Diputados y secuestrar a sus componentes cuando procedían a una votación que condujo más tarde, ya abortado el golpe, a la asunción de la presidencia por Leopoldo Calvo Sotelo.

El día primero de mayo hace su aparición oficial una enfermedad, calificada de «nueva y desconocida», que se inicia en la zona de Madrid y se extiende luego en dirección norte y noroeste, más algunos casos aislados en el sur y el este de la península. Una enfermedad a la que se bautizó inicialmente como «neumonía atípica», después con el nombre de «síndrome tóxico» y más tarde, convenientemente manipulada la opinión pública, con el más explícito de «síndrome del aceite tóxico» o «el caso del aceite de colza», con referencia al aceite de esa v23-fariedad al que se atribuyó falsamente el origen de la epidemia para ocultar la realidad del agente que la había generado y las graves responsabilidades de quienes propalaron deliberadamente el infundio.

Por último, en agosto siguiente, el consejo de ministros, presidido por Calvo Sotelo, acuerda el ingreso de España en la OTAN, a pesar de que un año antes el congreso celebrado por el PSOE, el primer partido de la oposición, había cerrado sus jornadas con el eslogan «OTAN, de entrada no», una proclama que obtuvo extraordinaria aceptación popular…

¡Qué golpe militar tan extraño el del 23 de febrero de 1981! Amadeo Martínez Inglés, un oficial expulsado del ejército por pedir la profesionalización de las fuerzas armadas, estudió a fondo la intentona y entrevistó a sus principales protagonistas, lo que le permitió, veinte años después del episodio, publicar una obra que intentaba esclarecer la verdad de lo sucedido bajo el titulo 23-F, el golpe que nunca existió, «una maniobra político-militar-institucional que sí existió».  ¿Quién auspició la maniobra y a qué intereses servía? ¿Acaso se cubrieron esos intereses con la puesta en marcha de la intentona golpista pero sin que fuese necesaria su consumación?

A todo esto, y ya que no resulta fácil poner límites a la heterogénea cadena de interrogantes, ¿cuál fue el origen de lo que denominaremos con la precisión debida «síndrome tóxico»? Y sobre todo, ¿es posible que más de veinte años después de la tragedia las autoridades sanitarias sigan ignorando el agente que generó la enfermedad? Aunque desconocían inicialmente ese agente patógeno, los dirigentes de la UCD hablaron falsamente de la intervención de un micoplasma al que «lograron fotografiar en un laboratorio público»…

Han pasado más de veinte años desde la aparición de la epidemia y se han dilapidado recursos ingentes en una investigación unidireccional para atribuir al aceite de colza la causa de todos los males. Lo cierto es que oficialmente seguimos sin conocer el escurridizo y misterioso agente tóxico, con sus patas quebradas cuando cae al suelo, que generó la endiablada enfermedad.

Ante las consecuencias derivadas de tan monstruosa conducta, el poder total, como es costumbre entre nosotros cuando se debaten las causas más ignominiosas, no dudó en echar mano de la Justicia para que proclamara urbi et orbi, a través de sus resoluciones, que el aceite de colza era nocivo, altamente nocivo, y ocultaba en su seno un producto jamás descubierto relacionado con la anilina desnaturalizante, toda vez que la tasa de afección en las familias que registraban algún enfermo, según un artificioso índice inventado para tan oscuros fines, parecía crecer cuando las amas de casa compraban aceite de mercadillo. Si bien se silenció del modo más absoluto que ese mismo índice no aumentaba, o incluso disminuía, en todos los demás estudios.

De una manera tan falaz se ideó la necesaria «relación de causalidad» para que, envueltas en las tinieblas procesales más espesas, todas las culpas recayesen en el aceite. Y no porque se ignorase que tanto daba comprar el aceite en mercadillos ocasionales o en puestos ambulantes, ya que así no se podía justificar la afección en los muchos enfermos que jamás consumieron aceite de tales procedencias y se mantuvieron firmes en su rotunda negativa a aceptar semmemoriasejante hipótesis como el origen de su enfermedad, aunque con ello se estuviesen jugando la provechosa inclusión indemnizatoria en el censo nacional de afectados a título de «enfermos reconocido».

Porque muchos de esos enfermos, precisamente por reconocer con dignidad que la causa de su dolencia no radicaba en el aceite, no pudieron percibir las sustanciosas ayudas e indemnizaciones vinculadas a la condición de afectado por el «síndrome del aceite tóxico», como llegó a calificarse la enfermedad durante la investigación para vincular, mediante un «sesgo de definición», el aceite con la enfermedad, haciendo así más difícil abrir cualquier vía racional en la búsqueda de su verdadera etiología».

De charla con… Rafael Pérez Escolar (I)

Eugenio Pordomingo (9/2/2009)
Con tan solo dieciséis años entró a trabajar en Banesto. No sabemos de sus ambiciones de aquellos años adolescentes, pero con seguridad no pensó que algún día llegaría a ser Consejero de esa entidad bancaria. Como tampoco imaginó, durante el transcurso de su actividad como Juez, que  algún día ocuparía una celda en un centro penitenciario.

Abogado, miembro de la carrera judicial, actualmente en excedencia, autor de numerosas obras sobre la profesión, se considera, ante todo, un hombre de Banesto. Presidente de la Unión Nacional de Banca, Bolsa y Ahorro, que más tarde se transformó en la AEB (Asociación Española de la Banca)…

Casi se puede decir que es un Templario a lo moderno, ya que es miembro de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, y Miembro del Capítulo Español del Club de Roma…

Se considera erasmista, «a mi las cosas que afectan al culto y clero no me van. Yo no soy hombre de sacristía, de Iglesia. Sin embargo soy un hombre de una fe profundamente arraigada. A pesar de todo lo que estamos viendo».

El llamado «caso Banesto» le llevó a la madrileña cárcel de Alcalá Meco, donde estuvo algo más de un mes. En septiembre de 2002 abandonaba el centro penitenciario, tras obtener la libertada condicionada anticipada…

Se ha dirigido al Comité de Derechos Humanos de la ONU, solicitando que se condene al Estado Español a anular su condena a menos que sea posible una revisión auténtica de la causa… «Lo hice nada más caerme la sentencia del Tribunal Supremo -afirma- confirmatoria y agravatoria  de la sentencia dictada por la Audiencia Nacional». 

Sin el menor atisbo de duda, se puede afirmar que su vida ha quedado marcada por el «caso Banesto». A partir de ahora se va a dedicar en cuerpo y alma a luchar por sus derechos como ciudadano. Se diría que se ha vuelto más social, más humano…

Siguiendo la máxima de Confucio, cuando afirmó que «para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales»,  a ello se va a dedicar…

P.- ¿Cuándo le surgió la idea defraga-y-carrill escribir sus «Memorias»?
R.- Ha sido una necesidad vital, necesidad moral, en términos absolutos. Después de todo lo que había pasado con la intervención del Banco; después de la terrible campaña mediática que surgió a raíz de esa intervención, apoyándola, donde todos los partidos políticos al unísono, todos los grandes medios de comunicación…

Como dijo el periodista Casimiro García-Abadillo, «se puso más empeño en acabar con la imagen de Mario Conde y de sus colaboradores y también con la imagen de Banesto, que se había puesto en acabar con la imagen del general Franco una vez que se produce su muerte…»

P.- Pero, insisto, ¿cuándo surge la idea de escribir este libro? ¿Quizás tras su paso por Alcalá Meco…?
R.- Prácticamente la necesidad de escribir estas «memorias» surge a raíz de la actuación mía en Alcalá Meco, le cuesta decir «mi estancia», «mi encarcelamiento». Es uno de los objetivos que me propuse. En realidad no pude abordar esa tarea inmediatamente después, porque, claro,  estaba empeñado en las  diversas redacciones profesionales con respecto a la actitud lamentable de Emilio Botín y de sus colaboradores. Y, entonces, claro, hay que establecer un orden de prioridades. Lo que si hice fue tener aquello in mente, acopiando nuevos datos, nueva información. Y realmente la redacción del libro se produce durante aun año antes de su publicación. Yo me dedicó, no digo en cuerpo y alma, porque tenía que simultanear con las actuaciones a las que antes me refería. Pero vamos, dedico una parte sustancial de mi tiempo al libro. Largos fines de semana en el monasterio burgalés…en Santa María de Bugeda…

P.- ¿Era allí dónde se reunía con Mario Conde?
(Antes de contestarme, reflexiona, me mira, como tratando de buscar algo recóndito en mi pregunta…)
R.- No, no. Conde estuvo allí antes de la intervención del Banco dos veces, después ninguna. Yo, prácticamente, con Mario Conde, aunque la gente piense lo contrario, no he tenido una relación de intimidad. Yo era, quizás por mi edad, por mi experiencia, fuera y dentro del Banco… yo mantenía una cierta «oposición constructiva» dentro de la «casa». Por ejemplo, la aventura de Antena 3, yo me opuse frontalmente.

Con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona, tuvo lugar un Consejo de la Corporación Banesto en Barcelona. Allí, Conde dio cuenta de que se iba a entrar en el Consejo de Antena 3. Me acordé de inmediato del fracaso de la Banca española, de un gran sector al menos, cuando se entró en el periódico Informaciones. Aquello lo viví de una manera directa. Yo fui Consejero del banco en el Consejo de Prensa Castellana, la empresa editorial del periódico. Aquello fue un gran fracaso.

Yo se lo puse de manifiesto… Se podía producir un fracaso semejante si el Grupo Banesto entraba. Por desgracia, los hechos me han dado la razón. Pero, mi exposición no le sentó nada bien a Mario Conde.

P.- A pesar de su actividad en la Banca y en el mundillo financiero, lo que si parece claro es la atracción que tiene por la «cosa pública», por la política.
R.-  Sí, sí, yo fui fundador de Reforma Democrática con Manuel Fraga y otros…mario-conde

P.- ¿Le apasiona la política?
R.- Como le digo, yo fui fundador de RD, cuando Fraga estaba en el ministerio de la Gobernación que, por cierto, fue uno de los errores más tremendos en su vida pública…

P.- ¿Error…?
R.- Sí, sí -abunda- un tremendo error. Yo se lo advertí. Evidentemente, Fraga era la figura preeminente para hacer el cambio político en España. Pero, claro, a las órdenes del Presidente Arias Navarro, era meterse en la boca del lobo…

Recuerdo que me llamó Fraga para  comunicarme el ofrecimiento. Fuimos a cenar a José Luis. Me dijo que el Presidente le había ofrecido la cartera de Gobernación, que era una ocasión extraordinaria. Desde mi punto de vista, un argumento muy lamentable. Su idea era la siguiente: «hay que subirse al tren cuando pasa por la puerta…». Me pareció un argumento muy pobre para un hombre de su formación.

P.- ¿No estaría Fraga presionado por los hombres que tenía en GODSA, algunos de ellos militares y agentes del CESID?
R.- No, no creo. En GODSA sólo había un militar, el resto…

P.- Hombre, estaba los hermanos Cortina, José Luis y Antonio, además de…
(No me deja terminar….)
R.- Allí había un enredador maquiavélico, que era Antonio Cortina. Y luego, su hermano José Luis, que sí, ese, si, evidentemente, era un hombre del CESID.

P.- Entonces ¿no cree que…?
R.- Mire, Fraga es como las viudas, pide consejo a todo el mundo y luego hace lo que quiere.

P.- No piensa que fue la persona elegida para llevar a cabo determinadas actuaciones. Por ejemplo, Montejurra…
R.- Por aquellos días había un deseo generalizado de cambio. Había que hacer todo lo posible porque no se produjera una nueva contienda civil… Nombraron  Vicepresidente a este hombre  -se refiere a Fraga-, porque no había otro. El señor Suárez que era un auténtico cero a la izquierda, una calamidad, un hombre sin ninguna formación cultural ni jurídica, un hombre que tardó diez años en terminar la carrera de Derecho, que se fue de una Universidad a otra, mendigando el aprobado en cada asignatura… Un hombre que cuando deja de ser Presidente del Gobierno instala un Despacho que, bueno, yo he leído un par de dictámenes, al menos iban firmados por él, que hubieran sido de suspenso en cualquier alumno de segundo de Derecho….

Evidentemente, la figura de Fraga era una figura emergente, que duda cabe.

P.- ¿Cree que el ministerio de la Gobernación le quemó?
R.- Sin lugar a dudas. Aquello acabó con él. Y luego el remate fue cuando el Rey le llamó para ofrecerle la Vicepresidencia única y el ministerio de la Gobernación, aquel famoso domingo, después del nombramiento de Adolfo Suárez.

Fraga se negó a ponerse al teléfono… Recuero que Emilio Botín, pademilio-botinre, me llamó y me dijo, «Rafael, tenemos que ver a Fraga y aunque sea nos ponernos de rodillas para que acepte…»   Esa actitud fue debida a «la rabieta que cogió», ya que se creía que él iba a ser el Presidente.

Yo llamé a Carmen, su mujer, y le conté que Botín y yo queríamos hablarle. Nos contestó que no quería ver a nadie, que se había encerrado… José María de Areílza y su hijo intentaron verle también, aunque el Conde de Motrico creía que Suárez iba a caer en cuatro días. Los dos, padre e hijo, pronosticaron un desastre, pero yo les hice ver que no, que el «proyecto» contaba con el apoyo del Rey y del Ejército, que Suárez tenía buena gente a su alrededor y, sobre todo, que contaba con el apoyo de los Estados Unidos.

Quien hace verdaderamente la transición en España es, no lo olvidemos, la CIA, los Estados Unidos.

P.- ¿Quién era el hombre de la CIA en España?
R.- No creo que tuvieran alguien en especial. Ellos tenían acceso directo a las altas instancias del Ejército. Eso sí, Torcuato Fernández Miranda, era un hombre muy próximo a la embajada de Estados Unidos. Otro hombre muy cercano a ellos era Herrero Tejedor. Recuerdo que un día, me llamó. Mantuvimos varias entrevistas, en el transcurso de ellas, le expuse mis ideas acerca de una transformación democrática. Él tenía interés en que yo le expusiera mis ideas como hombre que no era del régimen.

Hay que tener en cuenta que yo había estado en el famoso «contubernio de Munich…» Aquella era una oposición discreta, que no servía absolutamente para nada, solo para que Franco «resolviese» ante los americanos; para que vieran que había una oposición, que la dejaba reunirse sin problemas. La verdad es que nos reuníamos, pero para comer. Eso sí, comíamos muy bien, lo hacíamos en los restaurantes más selectos de la época… Pero nada más.

P.- Abandona Reforma Democrática y años más tarde contribuye a crear Solución Independiente…
R.- Sí, abandoné RD porque aquello era un auténtico desastre. Poco después me entrevisté con José María Cuevas, y le expuse el proyecto de Solución Independiente, que era, ni más ni menos, que la «antipolítica», dar paso a la sociedad civil. En principio, le pareció bien.

Y claro -continúa-, lo estropeó todo el señor Arriola, un hombre absolutamente nefasto para la vida pública española.

P.- Pero, Arriola viene de la mano de Cuevas, es de su equipo…
R.- Claro, estaban muy vinculados. Aunque creo que él se pertenece a si mismo. Igual que su mujer, la diputada del PP, Celia Villalobos. Son una familia enormemente egoísta, aguda, desvergonzada, y no me importa que se recoja aquí. Es una familia absolutamente desvergonzada.

En aquel momento, yo me di cuenta, estaban jugando –Cuevas y Arriola– a aupar a Felipe González al Gobierno. Y les molestaba cualquiera que les restase votos…

Arriola tiene una tendencia hacia la izquierda irreprimible, pero saca dinero a todo el que se le pone por delante. Tiene una habilidad singular, sin lugar a dudas. En España hay una serie de tipos como Antonio Navalón, J. B. Terceiro, Matías Cortés, que si viviera ahora Quevedo a alguno de esos escritores de la picaresca se hubiera hinchado…

Todos ellos son  personajes caracterizados por sacar dinero vendiendo aire.

P.- En su libro de «Memorias» analiza una serie de hechos, que considera fundamentales en la vida política española. Por ejemplo, el atentado contra el Almirante Luis Carrero Blanco…
R.- Laureano López Rodó me negó en más de una ocasión que los norteamericanos hubiesen tenido nada que ver en ese atentado. Pero, eso sí, lamebanco-de-espanantaba no haber conocido la confidencia de Carrero a propósito de la larga entrevista que éste mantuvo con Henry Kissimger, el día antes del atentado. La reunión entre los dos duró más de seis horas. Eso indica que hubo desacuerdos fundamentales entre ellos. Además,  a Kissinger, que le gusta comer bien, ir con señoras, etc., algo muy importante le tuvo que retener tanto tiempo…

A mi me parece inexplicable que ellos -se refiere a los Estados Unidos- no tuvieran la más mínima idea de que se estaba preparando ese atentado…

P.- La «marcha verde», organizada por Marruecos, con la anuencia de los Estados Unidos, se produce  mientras el general Franco agonizaba. El Príncipe de España acude al Sáhara a apoyar a nuestro Ejército, pero dos días después se firman los Acuerdos de Madrid ¿qué cree que sucedió realmente?
R.- En aquel momento el Rey estaba muy marginado. Estaba muy solo. Todo eso, lo contó un día Pepe Solís, en una cena en el Club Siglo XXI.

P.- Si, pero no hay que olvidar que José Solís era el albacea del Rey de Marruecos y….
R.- Eso lo contó él.  Estuvo, diríamos, exuberante. La cena tuvo lugar unos siete meses antes de su muerte. Allí estábamos diez o doce personas. Habló de una manera tremenda contra Matías Cortés y contra J.B. Terceiro, a propósito del caso UTECO. La estafa de la que fue objeto su hermano, Domingo Solís, que incluso estuvo en la cárcel acusado, de llevarse 700 millones de pesetas, que no se los llevó, yo lo aseguro.

Pues bien, Solís, tajante, afirmó: «no pararé hasta meter en la cárcel a esos canallas…»

P.- Pero de la «marcha verde» ¿qué dijo?
R.- Habló de su papel en la transición. Hay que tener en cuenta que siempre  la gente del régimen de Franco se empeñaba en decir que eran muy demócratas (se ríe…) Para él, el acuerdo al que se llegó en el Sáhara fue la mejor solución para un proceso de paz. Lo contrario podría haber acabado con el proceso democratizador. Lo justificaba así, con esa condescendencia, entreguismo, quizás. Lo contrario hubiera sido, quizás, la vuelta del Ejército, al tener que darle protagonismo.

Yo, personalmente, pienso que «eso» -se refiere a la «marcha verde»- se podría haber solucionado con gases…

P.- El Rey, no cabe duda, ha jugado un papel fundamental en la transición española, ¿qué recuerda de aquella etapa?
R.- Yo creo que el Rey lo hace bien inmediatamente después de la muerte de Franco. Muy bien. Después, el haberse entregado en cuerpo y alma a Manuel Prado y Colón de Carvajal

(Mueve las manos como si de las aspas de un molino se tratara. Intenta buscar las palabras correctas, que expresen a la vez todo lo que quiere decir…)

Esa relación no le ha convenido, vamos a dejarlo en términos diplomáticos. Ni le ha convenido a él ni a España. Pienso que debió mantener una independencia…

P.- ¿Tanto significaba la figura de Prado y Colón de Carvajal?
R.- Yo creo que era la figura esencial del Rey.

P.- Y ¿Sabino Fernández Campos no pudo….?
R.- Yo creo que Sabino era  un hombre de una formidable buena voluntad. De una Integridad a prueba de bombas. De una honradez total en sus consejos al Rey. Pero el Rey propendía a no hacrafael-perez-escilar-y-memoriaser caso a esas personas. No le convenía, no le gustaba. Le agradaban las relaciones…, como lo que era Manuel Prado, una magnífica finca, con todo lo que lleva consigo, muchas torres…

P.- Sabido Fernández ¿no queda marginado cuando irrumpe la figura de Mario Conde?
R.- Yo creo que ya empezaba a estar marginado antes. Él se va deteriorando ante el Rey, poco a poco. Aquel almuerzo que tiene lugar en el restaurante Horche, con los Reyes, donde Don Juan Carlos le dice a la Reina Doña Sofía, ¿sabes que nos deja Sabino? Acababa de decirle que se fuera. Lamentable….

Entonces es cuando Conde coloca a Fernando Almansa, aprovecha la situación. Influye decisivamente, pero viene a consumar lo que ya estaba hecho….

P.- La venta de Antibióticos le otorga a Mario Conde dinero y notoriedad, ¿no cree?
R.- Con la venta de Antibióticos pasa a primer plano, sin ninguna duda.

P.- La notoriedad y el Poder le conducen a la política. Conde conecta rápidamente con Génova 13. Hernández Mancha, había sido su preparador en las oposiciones a la Abogacía del Estado. Sin embargo, Fraga y él no han congeniado nunca ¿no?
R.- No, que va. Fraga estaba entregado a él de una manera… Recuerdo que en una ocasión, Conde entregó un premio a unos científicos que habían hecho un estudio sobre las Rías Bajas, en Pontevedra. El acto tuvo lugar en la Fundación Banesto. Y allí, ante más de trescientas personas y los medios de comunicación, Fraga dijo, «levanto la copa por Mario Conde, como la figura llamada a resolver los problemas de la vida pública española».

P.- ¿Qué relaciones tenía Conde, por ejemplo, con Emilio Botín?
R.-
Por entonces, Botín, hijo, era una figura absolutamente secundaria. Su padre si, era una figura eminente. El era, simplemente «Emilito». Conde se llevaba muy bien con el padre y, después, con el hijo también.

Tenga usted en cuenta que los hermanos Botín se llevaron 16.000 millones de pesetas de la operación Antibióticos. Se los llevan ellos. Sustraen 16.000 millones que correspondían a Bamkimter, al Banco de Santander. Meten la mano en la «caja» y se llevan 16.000 millones de pesetas. Sin haber puesto un duro, sin haber puesto una firma.  Sin haber comprometido nada. La operación era magnifica, desde el punto de vista bancario.  Claro, contaban los bancos con la garantía de estos dos personales. Entonces Conde no contaba con dinero, tenía una buen posición social, jurídica…., quien si era rico, era Abelló. Acción que compraban con el dinero del banco, acción que quedaba en garantía del banco. La operación era mollar para el banco.

P.- ¿Cuándo comienza realmente la operación para intervenir Banesto?
R.- La intervención se produce porque, lo primero, había que acabar con Mario Conde, con más intensidad por parte de José María Aznar que por parte de Felipe González.

Conde se ha comportado siempre de forma muy despectiva con Aznar. Es incompatible con él. Y con González, bueno, son dos gitanos muy listos y ahí no hay problemas…

Banesto era malo para todos, era un banco independiente. Era el corazón de la vida financiera española…. Era un banco muy ortodoxo que seguía la tradición de sus fundadores. Teníamos más de 2.250 sucursales en toda España. Y luego, se queda Botín con todo por nada, de acuerdo con  Rojo. Esa fue la gran felonía que se ha cometido en la historia financiera española…centro-penitenciario-de-alcala-meco

Y nadie ha movido un dedo contra él. Y yo digo que el señor Rojo y el señor Martín mintieron ante las Cortes españolas. Yo digo que estos señores basan la intervención en la prevaricación y la falsedad. Se dice pronto, decir esto de quien estaba firmando los billetes del Banco de España en aquélla época. Cuando en el juicio de Banesto, le digo a mi abogado que les pregunte cómo no actúan contra mí, contestan: «Porque no nos parecía oportuno».

Ahí hubo una connivencia para quedarse con Banesto, que yo lo demuestro en «Memorias»…

P.- Estábamos hablando del comportamiento de los «poderosos», ¿recuerda?
R.- Sí, sí. Pues como le decía, cuando se va el periodista, el magistrado, el que sea, dice -se refiere a esos «poderosos»- les ponen a parir, «es un ridículo; es un  cursi; como va vestido…». Vamos, a parir, mofándose. Pero luego está el dinero. Los grandes medios de comunicación, en gran medida dependen de los 300 o 400 millones de pesetas al año, que les «envían» con el mayor descaro. Algo muy triste. Eso indica la falta de independencia de los medios de comunicación….

P.- ¿Cuándo se ha dirigido al Comité de los Derechos Humanos de la ONU?
R.- Nada más caerme la sentencia del Tribunal Supremo, que como sabe fue agravatoria de la emitida por la Audiencia Nacional.

P.- ¿No tenía más posibilidades de recurrir en España? ¿Se habían agotado todas las vías…?

R.- No, no se habían agotado, porque podía haber ido al Constitucional y de ahí al Tribunal de Derechos Humanos. Pero amparándome en el antecedente, que yo ya conocía de Mazón y de su cliente y alguno más que había surgido… Hablé con él, nos pusimos de acuerdo y así fue como promueve mi reclamación. Yo creo que antes de final de año podemos saber algo…

P.- O sea, ¿que él es su abogado?
R.- Si, vamos, llevamos los dos el asunto; pero, esencialmente es él.

P.- ¿Cuáles son los fundamentos de Derecho?
R.- Pues que no se ha celebrado la segunda instancia que exigen las normas internacionales. España inflinge el Tratado de Nueva York. Y quiero que se celebre un nuevo juicio.

P.- ¿Cuándo se produce la intervención de Banesto?
R.- El día de los Santos Inocentes. El 28 de diciembre de 1993. Pero antes, el día de Navidad, se reúnen en el domicilio particular de Luis Ángel Rojo, Gobernador del Banco de España, el Subgobernador, Miguel Martín, Emilio Botín, el que entonces era Consejero Delegado Rodrigo Echenique, el Presidente del BBV, Emilio Ibarra y dos vicepresidentes, Uriarte y Saénz. Y ahí el Gobernador del Banco de España, apoyado por el Subgobernador, infringiendo las normas absolutamente vinculantes de no comunicar datos de tipo financiero a gentes de la competencia, pues les hablan a estos caballeros del propósito que animaba al Banco de España de intervenir Banesto.

¿Qué curioso es esto?, sobre todo si se tiene en cuenta que la Comisión Ejecutiva del Banco de España no se había reunido todavía. Todo estaba ya perfectamente ordenado y preparado para la Intervención…

P.- ¿De dónde parte entonces la idea de la intervención?
R.- Yo creo que tiene una significación política evidente. Es la conjunción de Felipe González y de José María Aznar por intereses políticos inmediatos. Uno y otro tenían un miedo cerval a la presencia en la vida política activa de Mario Conde. Pero es que, además, y eso nunca se comenta, y para mí es importantísimo, es el proyecto de acabar con Banesto como entidad bancaria independiente…

P.- ¿En ese «proyecto», recurrieron a Emilio Botín?
R.- No, no, recurrieron al Banco de España. Y el señor Rojo que era íntimo amigo del señor Botín, ya se pone de acuerdo con él, y, evidentemente, ya van a cargarse el banco. El efecto político inmediato era que desapareciese la figura de Mario Conde. Desde el punto de vista económico, lo importante para esta gente era acabar con Banesto, apoderarse de Banesto. Un reducto muy independiente, con todos su defectos, pero… Por ejemplo, yo denuncié que Banesto jamás había intervenido en manipulaciones de defraudación fiscal a favor de la clientela. Nunca – afirma rotundo-, nunca. Asimismo, yo había denunciado que jamás Banesto había tenido nada que ver con el narcotráfico… Nada más oír esto, el señor Botín sale por los «cerros de Ubeda». Claro, se siente aludido…