Mi Columna
Eugenio Pordomingo  (17/2/2009)15
Sin el menor atisbo de duda, se puede afirmar que la vida de Rafael Pérez Escolar ha quedado marcada por el «caso Banesto». A partir de ahora se va a dedicar en cuerpo y alma a luchar por sus derechos como ciudadano. Se diría que se ha vuelto más social, más humano. Incluso cuando habla de algunos de esos poderosos, con los que antes se codeaba de forma habitual y sin problemas, ahora se refiere a ellos como si fueran de otra clase social distinta a la suya. Y es que las penalidades y las injusticias, son eslabones que unen mucho.

En esta segunda parte vamos a conocer de lo acaecido en la entrega, por Mario Conde, de varios talones bancarios, dos de ellos todavía no se sabe quién los ha cobrado; de la estancia de Pérez Escolar en Alcalá Meco; de los movimientos de González y Aznar para apartar a Conde de la escena política; de cómo negó el ex presidente Adolfo Suárez haber recibido 300 millones que, supuestamente, le entregó el ex presidente de Banesto; de los créditos a Villar Mir, a Peces-Barba y otros, que nunca aparecieron en la contabilidad del banco; de la gigantesca malversación de caudales públicos con motivo de la intervención y de la desaparición de 750.000 millones de pesetas…. De todo ello hablaremos)

Se acerca la fiesta de los Reyes Magos y Pérez Escolar esperaba que en ese día, los «Reyes» le traigan un buen regalo, procedente de la ONU. Y es, ni más ni menos, que la resolución del Comité de Derechos Humanos, al que se ha dirigido solicitando que se condene al Estado Español a anular su condena, a menos que sea posible una revisión auténtica de la causa… «Lo hice nada más caerme la sentencia del Tribunal Supremo -afirma- confirmatoria y agravatoria  de la sentencia dictada por la Audiencia Nacional».

Siguiendo la máxima de Confucio, cuando afirmó que «para destruir las malas prácticas, la ley es mucho menos útil que los esfuerzos individuales»,  a ello se va a dedicar…

Terminábamos el primer tramo de esta charla con Rafael Pérez Escolar, hablando de los poderosos, del Poder, de ese ente al que quizás, aún no siendo consciente, es parte de él, aunque ahora se pueda sentir algo lejano.

P.- ¿Cuándo y dónde hace usted esas declaraciones…?
R.-  Inmediatamente después de la intervención. Son unas declaraciones a la periodista Pilar Urbano para el diario «El Mundo». Iban a cargarse a Banesto, estaba claro.

P.- ¿Manifestó algo Emilio Botín…?
(Me mira fijamente, mantiene su vista en mí durante unos segundos; con seguridad tratando de buscar las palabras más correctas, pero sin rehuir el fondo de la cuestión)
R.- Botín se exaspera, cree que es un ataque que yo le hago. Y, evidentemente, se lo hice, pero no le cité. Únicamente dije que Banesto no había intervenido en nada de esos asuntos. Y él, claro, se siente aludido, porque él si ha intervenido en esos asuntos… Ahí están los expedientes en Estados Unidos y, sobre todo, en cuestiones de carácter fiscal. Ahí están las «cesiones de crédito», cuarenta y tantas mil operaciones para defraudar al fisco. Esto lo cuento así, como lo estoy diciendo ahora, en el libro…

P.- Y ¿por qué lo de Estados Unidos no ha ido adelante?
R.- Eso habría que preguntárselo a Estados Unidos. Supongo, claro, que por los buenos oficios que emplea el señor Botín en estos casos. Pero, vamos, sinceramente, no lo se… Hubo, eso sí, unas sanciones muy importantes. Luego, le obligaron a irse de los Estados Unidos, en plan comercial me refiero; por ejemplo, del First Union, del que había comprado una parte muy importante. Y le obligan, primero a irse del Consejo y después a ir vendiendo las acciones…

P.- Pero ha vuelto después con la compra del 20 por ciento del Sovereign por 2.100 millones de dólares…
R.- Ya, pero yo no tengo jurisdicción en Estado Unidos…

P.- Cuando se produce la intervención de Banesto, Mario Conde se hunde psicológicamente, no reacciona, da la impresión de estar vencido, ¿quizás no se esperaba que algo así le pudiera ocurrir a él?
R.- Efectivamente, él no pensaba que eso le pudiera ocurrir. Estaba acostumbrado al éxito. Un hombre brillantísimo, adulado por unos y por otros, muy inteligente…
Me hace una extensa relación de sus meritos. Con una nueva pregunta le devuelvo a la realidad…mario-conde-doctor-honoris-causa

P.- Si, pero ante esa adversidad no reacciona. No sabe qué hacer…
R.- Esta gente, que no está acostumbrada a perder, a pasar momentos amargos, trances duros… Ahí él se hunde.

P.- ¿Qué reacción tuvieron el resto de los Consejeros cuando les comunica Conde la intervención?
R.- Yo, aquella tarde, cuando nos lo dice, estamos reunidos los administradores, vamos, los ex, y ante la información que nos facilita acerca de las conversaciones que había tenido con el Banco de España en el año 1993, en que todo estaba acordado, el saneamiento de Banesto que era puramente teórico, porque estaba muy saneado, la intervención de JP Morgan, la garantía que este banco daba de llevar todo a buen puerto…Todo esto nos lo cuenta aquella tarde; en ese momento no era cuestión de reprocharle nada. Lo que estás contando de la intervención -le dije- es una auténtica felonía por parte del Banco de España. Yo propongo, en este acto, ir todos al juzgado de guardia y presentar una denuncia por prevaricación y falsedad.

P.- ¿Cómo reaccionaron, especialmente Mario Conde?
R.- Ninguno se hizo eco de mis manifestaciones. Había un pavor enorme aquella tarde. Ya los medios de comunicación, aleccionados por el Gobierno y por el Banco de España, estaban volcándose en contra de Mario Conde, de Banesto y de todos nosotros… No paraban. Allí, si me permite, estaban todos «acojonados». Yo tenía una enorme preocupación, no soy el Cid Campeador ni mucho menos, pero me funcionaba la cabeza y ante la información que él nos estaba suministrando, entendí que lo más adecuado era ir al Juzgado de Guardia.
Me pregunta que ¿cómo reacciona Conde?, pues mire, creo que es un hombre  que tampoco ha reaccionado bien en ese momento.

P.- ¿No trató de buscar ayuda en el Presidente del Gobierno o con  José María Aznar?
R.- Si, yo creo que habló con todos ellos. No tengo datos concretos, pero creo que sí, que lo hizo. Habló con los dos. Felipe González, parece ser que le dio buenas palabras, no a dejar sin efecto la intervención, pero si a dejar sin efecto cualquier represalia, cualquier responsabilidad… A mi no me dio cuenta de esas conversaciones. Como tampoco de las conversaciones que luego tuvo con su primer abogado, Mariano Gómez de Liaño; ni de las habidas con Jesús Santaella. Tampoco supe de la reunión que éste y Conde  mantuvieron con Juan Alberto Belloc y después, los tres, con Felipe González en La Moncloa.

P.- ¿Tuvo Mario Conde alguna entrevista con el Rey?
R.- Al menos telefónicamente, sí. No obtuvo nada, sólo buenas palabras, que haría todo lo que pudiera, que eso había sido una barbaridad… Pero al Rey, el propio González, le dijo que no debería intervenir.

P.- ¿Le extraño a Mario Conde la línea que mantuvo el periódico El Mundo?
R.- Este periódico reaccionó, más o menos, como todos…

P.- Pero Conde había ayudado a financiar el periódico…
R.- Claro, claro. Cuando el señor Pedro J. tenía la fundación de «El Mundo» prácticamente fracasada, porque Juan Belloso, Consejero Delegado de Banesto se había opuesto a que el banco entrara en el capital con 300 millones de pesetas. Por eso es cuando acude a mí Pedro J. Me invita a comer en Zalacaín junto con Alfonso de Salas
Allí me dice, más o menos, mira ya nos han dicho que no, pero yo entonces no puedo fundar el periódico. Me pidió dos cosas. Primero que hiciese la gestión ante Mario Conde para ver si Banesto ponía los 300 millones; de esta forma él entendía que un río de gente haría igual, ya que Conde, era por entonces una de las figuras más eminentes de la sociedad pública española. La segunda petición fue que yo aceptase la presidencia de la editorial. Le contesté que no podía hacerlo, que era Consejero de Prensa Española, editora de «ABC» -por entonces el periódico se encontraba en mala situación-, y que yo no abandonaba el barco en aquella situación. Tenía la obligación moral de seguir…
Pero lo que si hice fue librar la batalla en Banesto para que le dieran, vamos para que suscribiera los 300 millones para la constitución de la editorial. Tuve un enfrentamiento muy fuerte con Belloso; él a todo trapo no quería que se constituyese, porque, claro, iba a ser contrario, como es lógico, al PSOE. Yo eche toda la carne en el asador, como se dice. Fue un durísimo enfrentamiento el que tuvimos. Al final, conseguí que Banesto pusiera los 300 millones…

P.- ¿Hubo también aportación de dinero «negro»…?
R.- Yo no lo se. Sinceramente, creo que no. Yo no se nada. Pero, es más, no podía ser con Belloso, que había tenido una oadolfo-suarez-y-felipe-gonzalez1posición rotunda. El ambiente no era propicio después de esa batalla…
Tras obtener la libertada condicionada anticipada por enfermedad, abandona el centro penitenciario de Alcalá Meco en septiembre de 2002.
En la actualidad espera con cierta esperanza una decisión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, al que se ha dirigido solicitando que se condene al Estado Español a anular su condena, a menos que sea posible una revisión auténtica de la causa… «Lo hice nada más caerme la sentencia del Tribunal Supremo -afirma- confirmatoria y agravatoria  de la sentencia dictada por la Audiencia Nacional».
Su abogado en este asunto es José Luis Mazón Costa, del que tuvo conocimiento a través de un dictamen del Comité de Derechos Humanos de la ONU, por el cual ese organismo declaraba que el Estado Español había vulnerado -en el caso de Cesario Gómez Vázquez, su representado-, «el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos…»

P.- ¿Quién mueve la propuesta para otorgarle a Conde el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Complutense?
R.- Es muy sencillo, resulta que, en un principio, no se lo ofrecen a él. Gustavo Villapalos -entonces Rector en la Complutense- me lo ofrece a mí. Pero, yo me consideraba, digamos, «amortizado», por decirlo de alguna forma. Mario Conde tenía un ímpetu extraordinario, estaba cambiando el banco de arriba abajo, un éxito social sin precedentes…
(Hace una pausa para contarme una anécdota muy significativa. Un amigo de Pérez Escolar, seguro que un personaje importante, en un acto público en la ciudad de Barcelona, presidido por Conde, se puso más de una vez en la interminable fila de personas que saludaban al ex banquero. Eso, sólo por estrechar su mano…)
Entonces pensé que era más adecuado que fuera Conde y así se lo transmito a Villapalos. Tuvimos los tres un almuerzo en Banesto, muy agradable. Y así fue, tal y como se lo digo…

P.- ¿Qué le costó esa gestión a Banesto?
R.- Nada. No habo absolutamente nada. Sólo un acuerdo de intenciones para hacer un Jardín Botánico en la Complutense. No hubo nada. Incluso, no se hizo ni el jardín.

P.- Aquel acto fue muy importante para Conde, de alguna forma era un reconocimiento de un sector muy importante de la sociedad. Allí estuvo reunida la flor y nata de la política, las finanzas, la cultura…
R.- Por supuesto. Ese acto estuvo presidido por el Rey de España. Por cierto, y con todos los respetos a la Reina, que es una mujer dignísima, creo que es más solemne un acto cuando lo preside sólo el Rey. Esa costumbre de ir juntos a mí nunca me ha convencido y eso que tengo una profunda admiración y un gran respeto, repito, por la Reina, que siempre ha estado en un plan magnífico en la vida pública española. Una mujer extraordinaria, que le ha salvado, digámoslo así, al Rey de algunos compromisos y de ciertas dificultades…
Pero, sin embargo, cuando el Rey preside un acto, él sólo, es como más solemne. Pero bueno…
Allí, como le digo, estaba todo el mundo. Estaba el Gobernador del Banco de España, los grandes banqueros, empresarios, el señor Polanco, dando coba a Lourdes Arroyo, la mujer de Mario Conde… Todos vestidos de etiqueta….

P.- Sin lugar a dudas, Conde era un símbolo para muchos, pero ¿le tenían, también, miedo otros?
R.- Yo creo que aquel acto fue decisivo. Este tío mueve a todo el país, debieron pensar algunos…

P.- ¿Hubo algún rechazo…?
R.- Allí estaba todo el mundo. Estaba incluso Adolfo Suárez

P.- ¿Cómo fueron las relaciones de Conde con el PSOE y con el PP antes de la intervención…?emilio-botin
R.- Yo creo que, sin que me conste de forma fehaciente, tenía una buena relación con Alfonso Guerra, y no mala con González. Sin embargo, con el PP nunca se entendió bien.

P.- Sin embargo con Jorge Verstrynge, secretario general de AP por entonces,  si la tuvo…
R.- Pero, hombre, quién era Verstrynge. Es un personaje secundario. Como se puede hablar todavía de él. Si estaba muerto ya…
(Está claro que el que fuera delfín de Manuel Fraga no es persona que goce de su admiración)

P.- Y ¿con Hernández Mancha y  Arturo García Tizón?
R.- Con Hernández Mancha tuvo una buenísima relación. Con Tizón no lo se.

P.- ¿Con Aznar…?
R.- Con Aznar nunca se entendió. Creo que Conde tenía, vamos no creo, lo se, un profundo desprecio por la figura de Aznar

P.- Quizás debido a enfrentamientos en el liderazgo
R.- No, creo que simplemente, Conde le consideraba una figura muy secundaria…

P.- Sin lugar a dudas la intervención de Banesto fue todo un espectáculo mediático…
(No me deja terminar la pregunta. Y como si ya conociera cuál iba a ser la interrogante planteada, me contesta)
R.- «El País», por ejemplo cuando la intervención, mintió de forma descarada. Por ejemplo, ellos dijeron que el hundimiento de la cotización de las acciones en Bolsa había sido debido a que las habíamos vendido nosotros, los administradores. Mentira, mentira…

(Golpea suavemente con el puño la mesa para reafirmarse en la respuesta)

P.- Cuando comenzaron los asuntos judiciales, incluso el ingreso de Conde en la cárcel, ¿mantuvieron ustedes dos algún tipo de relación?
R.- No. Creo que comenté ese asunto a la prensa, en su momento. Me refiero el error, precisamente, que se refiere a  lo de los famosos 600 millones de la operación Argentia Trust.
Un día, estamos en 1994, me llama Mario Conde a casa, me llama para que vaya a verle, lo más urgente posible, a su domicilio. Cuando llego, me encuentro con Pedro J. Ramírez y García-Abadillo, que querían lucirse periodísticamente, y por eso querían que Conde reconociera que los 600 millones fueron a parar al Partido Socialista.
Conde se expresó en unos términos tales, que yo le dije: «Mira, Mario, de aquí a la cárcel…». Me contestó sin titubeos: «no hombre, no…». Pedro J., lógicamente, se situó en la misma línea.
Tu, Mario, le dije, se los has dado -se refiere a los 600 millones- a unos señores, pero no al PSOE.
Ya, pero el destino era evitar las dificultades de la Corporación Banesto en cuanto al reconocimiento de las exenciones fiscales.
Ya, pero esto no se puede decir…
Yo, no obstante, atenué un poco sus declaraciones. Lo hice como Abogado, pero las presiones de los dos periodistas fueron brutales para obtener esas declaraciones… Era lo que estaban persiguiendo.

P.- Y ¿los 300 millones de pesetas que le entregó a Adolfo Suárez…?
(Hace una pausa, como para medir sus palabras…)
R.- Otra canallada, otra canallada del señor Suárepordomingo-y-perez-escolarz. Este señor, me ha parecido siempre una figura detestable desde el punto de vista político -se reitera en sus críticas a él de la anterior entrevista- este señor coge los 300 millones, aunque tuvo la desvergüenza de negarlo, consintiendo que condenen a Mario Conde también por esto…
¡Esta es la gran clase política española de la que tanto se habla ahora…!

P.- ¿Cómo reacciona Mario Conde ante esto…?
R.- Las reacciones de Conde yo no las entiendo. No se, debería…, desde llevarle al Juzgado de Guardia, hasta mandarle los «padrinos». Esas actitudes de resignación no las he entendido en mi vida…
En el asunto de Argentia Trust, fue la mujer de Conde, una señora formidable, la mete la querella y se descubre que se habían repartido el dinero. Salen unos cuantos nombres, Selbas, Navalón, Matías Cortés… pero, curiosamente, hay dos cheques en los que no aparece el beneficiario. Y parece que son dos personas muy importantes en la vida española. Dos personalidades extraordinariamente importantes….Yo no las conozco. ¿Por qué no persigue Conde eso?

P.- ¿Qué valor tenían esos talones?
R.- Creo que de unos 100 millones de pesetas cada uno. Y se cobraron en Estados Unidos…

P.- ¿Estaban firmados por Conde?
R.- No, yo creo que no. Los firmarían Navalón o Selbas
Conde da el dinero y luego se lo reparten. Y digo, hay dos cheques que no aparecen…No lo entiendo, porque en Estados Unidos es mucho más fácil averiguar algo así, por ejemplo, que en Suiza.

P.- ¿Tuvo Conde algún tipo de, digamos, presiones…?
R.- No lo se, pero es que es un hombre, que no se…Yo he tenido presiones de todos los órdenes y sigo exactamente igual…. Yo quiero que venga el enemigo con bandera blanca a reconocer la limpieza moral de mis actuaciones y que me indemnice de una manera muy importante voy a seguir la guerra. Hasta que eso no suceda yo voy a seguir en mi guerra.

P.- ¿Han roto Conde y usted todos los contactos?
R.- Desde la intervención de Banesto, prácticamente sí. Por cuestiones técnicas sí, por la impugnación por vía contencioso-administrativa…

P.- ¿Hay algún motivo especial?
R.- Ninguno, no ha habido ninguno. Es que no teníamos nada que decirnos. Yo llevaba mi camino y él el suyo. A él le molestó que yo montara mi propio equipo jurídico y él el suyo. Por cierto, que el mío ha sido mucho más efectivo…

P.- Y ¿con Fernando Garro?
R.- Yo, después de la intervención, fui un lobo solitario. Me di cuenta  que tenía un sentido jurídico, y perdón por la inmodestia, muy superior al de mis antiguos compañeros en el Consejo, incluyendo a Mario Conde. Yo tenía más independencia que él; más libertad… Y por tanto no estaba supeditado a nadie. Nunca he perjudicado a nadie. Ahí está mi declaración, a diferencia de la suya de la que no quedé satisfecho. No porque no me favoreciera o me dejara de favorecer, sino porque creo que no se ajustó a la realidad de los hechos. Yo desde entonces estoy rodeado de colaboradores jóvenes, con ganas de pelea…

P.- Usted denuncia en su libro dos asuntos fundamentales. Uno, que en la intervención del banco se utilizan fondos públicos y usted relata que es absolutamente innecesario. Y después de la intervención de Banesto, la concesión de algunos créditos bancarios…
R.- Hay créditos como el de Villajose-luis-mazonr Mir, Gregorio Peces-Barba, como el asunto de Castellana de Zinc, que quedan reducidos prácticamente a una peseta, que luego se recuperan y que no aparecen en la contabilidad del banco. Muy raro. Yo lo digo en el libro y es así. Yo manifiesto en mi libro eso y no le debe extrañar… En el proceso de la  intervención demuestro que no hacía falta para nada los 385.000 millones de pesetas, con lo cual mi calificación jurídica de todo eso es una «malversación de caudales públicos», que se produce por la acción combinada de los máximos rectores del Banco de España, Luis Ángel Rojo, gobernador, Miguel Martín, subgobernador, y por los máximos dirigentes del Banco Santander, a la cabeza de los cuales figura, por supuesto, Emilio Botín.
Eso lo digo en el libro, creo haberlo demostrado de una manera cierta. Y ahí hay un sustrato jurídico-penal, en mi opinión, como jurista, que someto a cualquier otra mejor fundada.
Y también me pregunta usted por la desaparición de esas cantidades ingentes de dinero que yo creía en principio que eran 285.000 millones de pesetas, pero no, no, han sido 750.000 millones de pesetas, según ha reconocido el señor Rodríguez Cantarero en una declaración prestada en el Juzgado de Alcobendas de Madrid. Todo eso lo sigo corroborando.
Mire usted ha habido una gigantesca malversación de caudales públicos con motivo de la intervención y una gigantesca  desaparición de dinero, precisamente en el Banco Español de Crédito, por 750.000 millones, por lo cual desde el punto de vista jurídico es muy fácil de calificar….

(Juan Carlos Rodríguez Cantarero renunció al cargo de secretario del Consejo de Administración de Banesto, siendo sustituido por Jaime Pérez Renovales en diciembre de 2004)

P.- A la vista de lo acontecido, ¿cómo considera la situación actual de la Justicia española…?
(Recapacita unos segundos, quizás tratando de recorrer mentalmente todo lo sucedido…)
R.- Todavía la Justicia no ha entendido este asunto, pero puede llegar a entenderlo….

P.- ¿No pudo actuar de oficio?
R.-  Aquí, el oficio…Y por qué no interviene el Banco de España, por qué no lo hace la Fiscalía Anticorrupción, o el Fiscal General del Estado. La Justicia está a resultas de lo que hagan otros que tienen que velar por la integridad de la actuación bancaria y han infringido ese deber inexcusable….

P.- ¿Cómo acepta Mario Conde la cárcel?
R.- Creo que lo ha llevado con dignidad. Ha dejado constancia de su entereza moral. Yo le vi dos veces en Alcalá Meco; le vi, como digo, con gran dignidad.

P.- ¿Cuándo ingresa usted en prisión?
R.- Pues, mire,  dicta la sentencia el Tribunal Supremo a las diez de la mañana, y el señor don Siro García, ese que dejaba escapar  a los narcotraficantes con una facilidad asombrosa, que nadie se explica todavía; siempre dice que no ha sido él, pero claro él estaba en la Sala Primera, y esta es la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional es la que dejaba escapar a los narcotraficantes, a los que el Fiscal pedía 30 años de cárcel, a los que no se les notificaba la sentencia… En fin…

P.- ¿Entre esos narcotraficantes acusados estaba, recuerdo, el famoso «El negro»?
R.- Este señor -se refiere a Siro García-, con una prisa enorme se constituye en Sala nada más recibir la sentencia del Tribunal Supremo, y prácticamente sin leerla, manda a mi casa a seis policías, a seis policías….

P.- ¿Qué día era exactamente…?
(Es evidente que los malos recuerdos afloran a su mente, pero no por ello abandona una cierta ironía)
R.- Hombre, yo soy enormemente peligroso, lo reconozco, una mezcla de Landru y de Al Capone, prototipo de un criminal… Ese día yo estaba comiendo con mi mujer y mis nietas…Ahora vemos, por ejemplo, como a Javier de la Rosa le dan cinco días para presentarse; no digamos nada al señor Prado y Colón de Carvajal, que casi le ponen escolta…

P.- O el caso de Rafael Vera, que solicita que le aplacen el ingreso en prisión, eligiendo él la fecha…
R.- Claro, estos señores que tienen unos privilegios, que yo no se de dónde salen, desde el punto de vista legal. Y, por ejemplo, a los etarras, no digamos…

P.- Entonces, ¿no tenía ningún conocimiento de ese inmediato ingreso en prisión?
R.- Absolutamente nada. Tenía conocimiento de que se había dictado la Sentencia por el Supremo; y en eaznar-y-gonzalez1se momento presento un escrito aduciendo las razones de enfermedad que testimonié en su momento….
Dos coches, con seis policías, tremendo; fue tremendo. Inmediatamente, claro, al calabozo.

P.- Un drama…
R.- Tanto mi mujer como mis nietas, que ya son mayores, están en la Universidad, reaccionaron muy bien. Lo llevaron con gran dignidad, que yo se lo agradecí muchísimo. Yo lo mismo; lo acepté, no digo con sentido del humor, pero de todo modos con buen aire. Cogí unas pertenencias personales y unos cuantos libros.
Allí en Alcalá Meco, por razones de enfermedad me enviaron a la enfermería. Nada más entrar, allí había 40 hombres que estaban comiendo. Me dirigí a ellos, me presente. Les dije que había sido condenado por el asunto Banesto: «soy un viejo abogado, el diablo sabe más por viejo que por diablo. Me ofrezco a ustedes para lo que quieran; por si les puedo ayudar…». Allí abrí un bufete, entre comillas, claro…

P.- ¿Qué tipo de gente se encontró en Alcalá Meco?
R.- Había de todo… Un día, recuerdo, Jacques Hachuel, me dijo, «Rafael es que estamos rodeados de asesinos…», a lo que yo le contesté, «de quién quieres que estemos rodeados aquí, de Premios Nobel de la Paz…»
Todas las mañanas me dedicaba a atender a aquella pobre gente. Hice, no se cuantos escritos. Tenía incluso un amanuense, que escribía muy bien y me ayudaba…

P.- ¿Humaniza de alguna forma encontrarse privado de libertad, en ese ambiente, a una persona que ha sido Juez…?
R.- Bueno, es una realidad que es dolorosa, tremenda, pero a la vez enriquecedora también… Yo les expliqué el asunto de Banesto….

P.- ¿Convivía  con ellos?
R.- Por supuesto, por supuesto… Recuerdo que me mandaron -su expresión trata de transmitirme que le trataron como a un paquete- al 12 de octubre -se refiere al hospital público-, para una comprobación de mis enfermedades. Yo propuse que se hiciera en la clínica La Luz, pero me lo denegaron. Aquello fue horrible, horrible… No quiero ahondar en la herida. Tardaron más de veinte días, que en el otro sitio lo hubieran hecho en dos o tres días. En condiciones lamentabilísimas, lamentabilísimas. Pero, bueno, ya pasó, a mi no me gusta quejarme.

P.- ¿Hubo algún tipo de reacciones de amigos suyos o del entorno de la banca?
R.- Por supuesto, tuve enromes satisfacciones de amigos. Hombre, siempre hay decepciones. Pero el apoyo moral que recibí fue extraordinario….

(Hace un hueco en su problema personal para recordar a aquellos desheredados de la fortuna que, la mayoría, siguen en Alcalá Meco…)

Continúo prestando ayuda a los antiguos compañeros, algunos de los cuales ya están fuera. Y hago lo que puedo.

P.- ¿Ha habido alguna reacción por parte de sus «enemigos»?
R.- Pues sí, siempre hay pequeñas cosas. Pero mejor no mencionarlas…

P.- ¿Se ha sentido amenazado o ha tenido amenazas reales?
R.- Las amenazas siempre se producen en estos casos. Más o menos veladas…

P.- ¿De dónde han partido…?
R.-  Pues mire si España está manejada por las mafias, comprenderá usted que tiene que partir forzosamente de las mafias, porque no cabe otra explicación.

P- ¿Cuándo estima que tendrá respuesta su escrito dirigido a la ONU?
R.- Yo creo que dentro de dos o tres meses….
Nos despedimos con un «hasta la próxima», en referencia a la posterior charla que mantendremos cuando la ONU resuelva, de acuerdo con lo estipulado en el Pacto Internacional de Derechos Sociales y Políticos…

Mientras bajo la escalera que da acceso a la calle, pienso en que si esto le ha ocurrido a este hombre, con medios, con suficientes conocimientos jurídicos y relaciones, qué nos podrá deparar la vida al resto de los mortales que carecemos de esas circunstancias…